descubrimos sinestesia

¿A qué saben los colores? Lo nuevo de Kiko Moya en Madrid

El de Concentaina se pone al frente de la propuesta gastronómica del último restaurante interactivo de la capital. 

| 26/01/2024 | 4 min, 32 seg

La gastronomía, muchas veces, no solo se atañe a una mesa con mantel y cubiertos. La mayoría de veces, transciende estos conceptos para convertirse en algo más. En una forma de poner sobre la mesa el trabajo de un productor, la creatividad de un chef, el mimo de un viticultor... Comer no es solo comer. Y gracias al cielo que entendemos así esto que tanto nos gusta. Vale que no todo tiene porque ser trascendental y que podemos disfrutar lo mismo de un plato de bravas, que de la última creación de un 3 estrellas Michelin.

Y otras tantas ocasiones, se puede comer con los cinco sentidos, pero explotándolos a tope, con un mundo de sensaciones que hacen de esa experiencia algo más que comer en un restaurante. Y así es la nueva aventura en la que anda metido nuestro querido Kiko Moya. El chef al frente del exitoso L'Escaleta, en la Montaña Mágica de Concentaina, ha llegado a Madrid. Pero lo ha hecho en un concepto muy diferente al que nos tiene acostumbrados, con un restaurante interactivo.

Y entendamos interactivo como suena y como es. Una combinación de tecnología multisensorial, que ha unido alta gastronomía para dar forma a Sinestesia, un restaurante de gastronomía inmersiva. Por supuesto y antes de que nos echéis a los leones, no es algo para todo el público, porque este formato a muchos apasiona y a otros tanto no gusta. Pero démosle un voto de confianza, porque el rato que se pasa allí dentro, tiene sorpresa, diversión y sobre todo, buena cocina aseguradas.

Abierto hace apenas un mes y de mano de dos alicantinos, se han rodeado de talento. El de Kiko a los fogones, el de Carmen González que ya ejerció de sumiller en Madrid en Zalacaín y aquí está a cargo de los vinos, de los huertos de Florestibles, ubicados en la terreta... Vamos, que saben lo que hacen. Y más allá del show, la experiencia vale la pena.


Sinestesia nace para dar respuesta a una pregunta, ¿a qué saben los colores? Y así, en un viaje multisensorial a través de un mundo cromático, se le va dilucidando a qué sabe cada uno. Ha abierto en el centro comercial Caleido, un espacio que viene a revitalizar la zona norte de la capital, justo a los pies de la quinta torre, la que responde al mismo nombre. Y allí, entre propuestas como Grosso Napoletano, Honest Greens o Five Guys, está este lugar. Y no es fácil de encontrar, porque ni siquiera tiene un letrero fuera, pero unos neones a la entrada lo hacen inconfundible.

La idea es que, en cada servicio de comida y cena, 16 personas se alejen del mundo exterior, para sentarse juntos en una mesa y vivir una experiencia. Son siete platos, que se van sirviendo en siete momentos concretos, con sus colores correspondientes. Se tarifa a 270 euros el menú con maridaje y a 190 sin el mismo, pero conviene vivirlo con el mismo, porque incluso los vinos seleccionados por Carmen, hacen un juego visual acompañando a los colores.

No es cuestión de desvelar todo lo que allí dentro acontece, pero sí algunas pinceladas. ¿Qué hay tras la oscuridad? La luz y con ella el color. En Sinestesia hay emoción, juego, estímulos físicos y audiovisuales. Acompañados por una sugerente voz que narra todo, que por cierto es la del actor que dobla a estrellas como DiCaprio, Johnny Depp o Jim Carrey. Estaremos durante más de dos horas, metidos en un viaje a través de los colores.


Y todo comienza con cóctel con un sugerente cartel de bébeme, como si se tratase de los brebajes que va encontrando Alicia en el País de las Maravillas. El violeta es el primero, perdidos en un bosque imaginario, mientras disfrutamos de un salmorejo de remolacha. El azul y el mar y puede que hasta un buzo aparezcan. Y con ellos la soberbia fideuà translúcida con quisquillas.

¿Y el verde? ¿A qué sabe? Pues si nos ponemos a pensarlo, a verdura y quizás hasta a una flor mágica que sorprende. Con el amarillo, quizás seamos los últimos habitantes de la tierra que han conservado un grano mágico y como no podía ser de otra forma, ese es el arroz y el famoso arroz al cuadrado sello de Kiko Moya, hecho en llauna y tantas veces imitado. Hay naranja, un viaje en tren y también rojo y una pieza de wagyu. ¿Al final? El arcoiris, todo mezclado, como si fuese la paleta de un artista y con él, un postre trampantojo, tan fino que cuando se mete en boca, se convierte en una mousse.


Y te das cuenta de que sí, la cuestión primera, se puede traducir a un cúmulo de sensaciones, texturas y platos, lo que pueden evocarnos los colores. Hay mucha sorpresa, un juego en el que participan todos los sentidos. Y solo por tener el sello de uno de los grandes cocineros de la Comunitat Valenciana y poder probar su cocina en Madrid, hay que ir a conocerlo.

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