VALÈNCIA. Tras el desolador paso de la Dana por València, cientos de trabajos han cobrado un nuevo significado. Los agricultores han transformado sus tractores en grúas, los cocineros han pasado de cocinar para cincuenta comensales a hacerlo para cien… En los oficios culturales, los restauradores se han convertido en los ángeles de la guarda de los objetos, en aquellos capaces de volver a dar vida a fotografías, películas y demás objetos con alto valor sentimental.
También se han convertido en expertos, paso a paso, para reaccionar correctamente contra el barro y el agua, dos de los grandes enemigos de los instrumentos musicales. Cientos de estos se han visto afectados por las inundaciones, principalmente los instrumentos grandes que son los que se quedan en las primeras plantas de los locales de ensayos de locales como el de Sedajazz: pianos, violas, timbales y demás instrumentos de gran formato viven ahora un paso por “restauración” para volver a sonar. Algo que no sería posible sin restauradores que, con su experiencia e intuición, han sabido reaccionar a tiempo para intentar salvar los instrumentos musicales de los locales de la FSMCV (Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana) y otros como Sedajazz.
Desde dentro de Sedajazz Juan Tamarit, encargado de comunicación, gestión y profesor de piano, explica que los instrumentos que en su caso han perdido desde pianos hasta equipos de sonido e instrumentos electrónicos “más costosos de reparar”. Ya han tenido que tirar varios pianos verticales y de momento están intentando reparar los instrumentos de metal gracias a la ayuda de restauradores voluntarios: “Se ofrecen a repararlos gratuitamente porque la restauración ocupa un tiempo y un espacio no les podemos dedicar ahora a los instrumentos”, apunta Tamarit.
Aprendiendo a reaccionar sobre la marcha, ya que nunca se han visto en una situación similar, van trabajando con lo que tienen y de momento están intentando reubicar las clases en otros centros para seguir con el proyecto de Sedajazz sin paralizarse por completo: “Ahora mismo no nos podemos enfrentar a la compra de todo el material nuevo, pero podemos intentar mantener la normalidad con los músicos que vienen con sus propios instrumentos. Estamos siguiendo con eso e intentando apañarnos de alguna manera, lo importante es que la gente que tenga su instrumento que venga y resistir como podamos”, destaca.
Desde la FSMCV cuentan con la inestimable ayuda de restauradores voluntarios como Vicent Laudet, uno de los técnicos de la Asociación de técnicos reparadores de instrumentos musicales de España. Ahora mismo su estrategia de actuación con los instrumentos que reciben es salvaguardarlos y hacer que el tiempo consiga que “se deshinchen de agua” mientras limpian los primeros rastros de suciedad: “Primero hay que quitar los restos de barro simplemente con agua y jabón y luego esperar a que se seque de forma natural, bajo ningún concepto hay que aplicar calor directamente porque eso supone un cambio brusco en la madera. Luego se le pone una capa de aceite de almendra amarga que mantiene el instrumento”.
Laudet apunta que este aceite es un material común entre los músicos, y que es recomendable que los particulares limpien y lo apliquen de forma intuitiva para poder salvar los instrumentos. En el caso de elementos más pequeños como muelles oxidados o boquillas hinchadas Laudet explica que lo que se hace es una sustitución normal, algo de lo que muchas veces se encargan los propios músicos: “Nosotros podemos ayudar desde la restauración con instrumentos más grandes o complicados pero es recomendable que los músicos intenten limpiar sus instrumentos con sus medios antes de perder la esperanza por completo”.
Por su parte, desde el Consolat de Mar de Benaguasil se ofrecen a estudiar el estado de los instrumentos musicales de cuerda, viento y percusión afectados en València y “si se pueden salvar, repararlos”, una colaboración con las bandas valencianas en la que buscan sacar brillo a la música en un momento tan triste. Enrique Bondia, encargado de uno de los equipos de restauración, explica que las categorías de viento y madera son las que peor responden al barro y el agua y que, de momento, lo que tienen que hacer es guardar los instrumentos afectados y “esperar” para ver si son reparables o no: “Depende del instrumento, sería necesario desmontarlo o directamente trabajar con el cuerpo entero. Lo ideal sería limpiar con un paño y con agua, en el caso del metal, y ver qué partes están para reparar. Después se puede aplicar una capa de aceite para las maderas, aunque depende del tipo de instrumento del que estemos hablando”, apunta.
Tanto Bondia como Laudet coinciden en que el instrumento más afectado y más difícil a reparar es el piano, ya que una vez se ven afectados los filamentos del interior resulta muy complicado sustituirlos porque si se echan a perder existe el riesgo de que cambie la sonoridad. Al igual que con el resto de instrumentos, lo más recomendable en esta primera fase es “esperar” a que se sequen, aunque en este caso pueden demorarse de cuatro a cinco meses.
Tras esta espera llega el reto de la restauración, uno de los más complejos por los materiales que combina este instrumento al tener elementos de cuerda, metal y madera: “Es un instrumento en el que se juntan casi todos los materiales, hay madera y hay filamentos que mueven las teclas. En el caso de los instrumentos de metal, al tener solo boquillas de madera se sustituyen y se soluciona, pero el piano es todo un reto a la hora de trabajar”.
Laudet apunta señala también que es uno de los instrumentos más costosos de sustituir, aunque a pesar de la complejidad del trabajo “por su interior y sus combinaciones que salen muy mal paradas por el agua” no hay que perder la esperanza: “Tenemos que mirar bien el enganche de las teclas, los filtros, los corchos y el resto de piezas aunque lo crucial en la primera fase es, siempre, esperar”.
Tal y como apunta Bondia hace un llamado a los propios músicos para el mantenimiento de sus instrumentos: “Los músicos tienen ciertos conocimientos sobre como mantener sus instrumentos. Es recomendable que intenten operar en casa con intuición y sin miedo, más o menos saben lo que tienen que hacer. Muchas partes se pueden sustituir y las superficies metálicas se pueden limpiar con relativa facilidad”. Igualmente, ambos restauradores explican que para instrumentos más grandes “o complejos” es importante acudir a ellos para operar, y de nuevo hacen un llamado a recuperarlos siempre que esté en su mano.
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