El temor, el susto, el canguelo: El enfermo. Cualquiera puede ser el siguiente. El mayor aliado del enemigo se llama miedo.
Alejado del dolor, alejando al día de nuevo.
Medicina confiada al azar de las especies, al placer y al elemento. Alejada de farmacias, píldoras y tabletas. Una vuelta al campo, al producto fresco, a las verduras sin plástico, a las frutas escogidas, a las gambas sin polvitos. Al cochino. Al pan de tres ingredientes, a los trigos antiguos, a las semillas, a los ancestros.
Y a los vinos.
El eminente cirujano Dr. Fermín Aranda afirmaba que “el vino de Jerez constituye un poderoso tónico por entrar en su composición: alcohol (medicamento antitérmico), éter (estimulante), hierro (gran tónico) y nitrógeno, que unido a las vitaminas que contiene, hace de nuestro vino de Jerez un reconstituyente sin rival en el mundo”.
Dr. Antonio Frates Sureda (finales del siglo XIX): “El Jerez legítimo da a cada español lo que necesita: prudencia al aturdido, alegría al triste, ligereza al demasiado prudente, seguridad científica al ignorante; este vino apaga los rencores y afirma las amistades…”.
Dr. Gregorio Marañon: “A mí me duele que sean los médicos los que regateen estos privilegios del vino. Y acaso estos doctores enemigos del buen vino, son los mismos que tienen la pluma expedita para recetar las numerosas drogas, aquellas que actúan sobre el sistema nervioso de un modo semejante al alcohol; con la diferencia de que éste acaricia el cerebro y le persuade dulcemente a la acción, y aquellas medicinas le empujan a manotazos”.
Durante el XIV Congreso Internacional de Medicina celebrado en Madrid en 1903, el Dr. Nicasio Mariscal concluye: "El vino de Jerez como medicamento, constituye un excelente tónico neurasténico, estimulante eupéptico, generador de fuerza muscular y potencia psíquica, termógeno, antitérmico e hipnótico, y también nutritivo, pues es un alimento respiratorio, plástico y de los llamados de ahorro, esto es; completo, por contener, además del alcohol, azúcar, materias grasas, aceites esenciales y sales, principalmente los cloruros, los sulfatos y los fosfatos".
El vino -tal y como lo entienden y defienden estos médicos-, es algo natural que procede de la fermentación de la uva. Sencillo, sin aditivos.
Se acabaron las pequeñas bodegas y se arruinaron las que quedan. Ahora se convirtieron en vinos sin alterne, sin la chispa de la suerte.
¿Dónde están los aprendices? ¿Ya murió el aficionado?