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en el Conservatori Superior de Dansa de València

Danza para derribar barreras

El Conservatori Superior de Dansa de València ofrece, de forma pionera en España, un grado especializado en la Danza Social como formación específica en la especialidad de Pedagogía de la Danza

11/07/2022 - 

VALÈNCIA. El baile es un lenguaje, un sentimiento y una expresión que eleva al cuerpo donde el pensamiento no alcanza. Un fenómeno de masas y una forma de reivindicar y por encima de todo se trata una disciplina en la que es necesario derribar barreras, para dar cabida para todo tipo de perfiles. Decía Maya Angelou, poetisa, música y activista que todo el universo tiene ritmo, y que “todo baila”, una realidad que toma forma en el Conservatori Superior de Dansa de València, que cuenta con una formación pionera en España y específica en la Pedagogía de la Danza: La danza social. Este grado pretende formar a expertos para mejorar la sociedad y trabajar con los más vulnerables, huyendo del virtuosismo y la competición.

La enseñanza busca huir de el tratamiento de todos los perfiles por igual, comprendiendo las necesidades de los seres individuales. Con este método se pretende acercar el grado a todos los perfiles que buscan formarse en una línea más especializada, sin necesidad de combinar cursos de pedagogía, psicología y danza, comprendiéndolos todos en uno. ¿El resultado? Una forma de enseñar danza para con la que se puede impactar de forma positiva en: la salud mental, la calidad de vida y por supuesto las capacidades físicas y motoras de los usuarios.

Foto: CSDV

Fase de exploración

Para que el baile rompa las barreras se amplía el relato con nuevos movimientos, que se centran en la formación como base clave. Esta rama profesional busca formar a los especialistas en tres ámbitos: social, educativo y de bienestar. Para ello se hace una suma entre la coreografía y la interpretación junto a la pedagogía de la danza, "lecciones" que ahora encuentran su alianza en las aulas del Conservatori. La docente Alicia Herrero, bailarina, coreógrafa y coordinadora del Itinerario de Danza Social, Educativa y de Bienestar del centro, comenzó a comprender la necesidad de la fusión de la pedagogía con la danza en Inglaterra. En el extranjero se sintió inspirada por métodos y enseñanzas referentes en los que la pedagogía se fusionaba con la danza: “Esta combinación supone ampliar el concepto y visión de cualquier artista”, aclara, "al final permite reagrupar todas las enseñanzas en un grado más concreto y con ello nos acerca a la profesionalización". 

Cuando Herrero volvió a España tuvo la necesidad imperiosa de hacer realidad su deseo de trasladar la danza a espacios educativos y de acercarla a los colectivos con diversidad: “En la mezcla de proyecto educativo y social tuve una transición profesional. Quise acercar el proyecto a València, para trabajar con todo tipo de colectivos aquí”. Desde 2016 lo que busca es una labor aplicable para todo tipo de perfiles: desde bebés a personas de la tercera edad, pasando por programas para menores tutelados y trabajando también con personas que se encuentren en un un programa de protección de violencia de género, por ejemplo: "Son personas que, tal vez, nunca lleguen a subirse en público a un escenario, pero ello no quita que puedan contar con el desarrollo de actividades regulares en las que el cuerpo y su desarrollo forme parte del programa".

Fase de composición

El boom de esta disciplina surge gracias a la madurez (gracias al paso del tiempo) de los estudios superiores por lo que no es raro que aparezca este grado de forma tan tardía, o al menos así lo comprende la docente: “Los estudios superiores necesitan un periodo de madurez y necesitan también ir creciendo conforme crece la profesión”, aclara, “afortunadamente vivimos en un momento en el que esto está en auge, la danza social se convierte en una salida profesional emergente en respuesta a la necesidad de la sociedad que  nos rodea”. Una respuesta rítmica y cognitiva que basa su desarrollo en la terapia humanista, atendiendo a las necesidades de cada individuo.

En el grado se busca, principalmente, ampliar las capacidades pedagógicas, artísticas y creativas de los profesionales de la danza, gracias a la formación: “Buscamos contextos no solo artísticos, si una compañía de danza quiere elaborar proyectos educativos podrá emplear estos profesionales, va más allá de la creación de espectáculos exclusivos es llevar a cabo programas de intervención", sentencia Herrero. El movimiento cognitivo es clave para conducir el cuerpo a posteriori, y se demuestra que se puede hacer danza en cualquier estado, sin importar el físico, la edad u otros factores. Desde la enseñanza se busca que los docentes comprendan y vean a los individuos, y generen un movimiento en ellos que trasciende más allá de lo físico. 

Foto: CSDV

Coreografía, bailemos

Así pues la danza cognitiva sube a la pista al individuo y también su mente. La fusión de la pedagogía con la danza permite que la enseñanza sea la que dicta el compás. Andrea Ríos, experta en esta disciplina y ex alumna de Herrero, contempla este grado desde sus dos especialidades: el baile y la psicología. Defiende que la danza como terapia ayuda con un “poder psicoterapéutico” al que la practica, sin importar los perfiles: “Al final se comprende una forma de actuar con rigurosidad den escuelas y comunidades, desde el contexto social”, aclara la bailarina, "es una fusión, ya no hay que escoger solo “pedagogía” porque no hay alternativa. La especialización permite no solo que nos profesionalicemos, sino a que aprendamos a pactar itinerarios más rigurosos y específicos”.

Junto a Herrero la bailarina Ríos encuentra en el grado un anexo entre las dos grandes pasiones de su vida, que bien tienen que ver con el movimiento del cuerpo y la mente: “Llevo desde los 16 años trabajando con la danza de manera vocacional con diferentes grupos"; aclara, "este grado es una forma de descubrir que las estrategias que yo hacía intuitivamente sí que existe y el hecho de que haya una carrera específica de esto demuestra que hay un perfil que demuestra interés en desarrollar esta labor". 

Últimos compases: ¿Cuál es la clave del grado?

Andrea Ríos: "No solo bailan los que van a dedicarse a ello, el itinerario reivindica la labor del bailarín que trabaja desde el contexto social”

Alicia Herrero: “No se trabaja únicamente con la gente para bailar, en este caso el arte es un fin y no solo un medio”.

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