VALÈNCIA. El Tagomago Fest Vol.5 sigue calentando los motores de su quinta edición y hoy hará público el cartel de este año, que corre a cargo del diseñador Luis Demano. La asociación Sistemes Verlag ya tiene todo a punto para que el fin de semana del 21, 22 y 23 de junio la música experimental tome La Mutant (viernes y sábado) y el Centre del Carme (domingo): entre otros, actuarán Lydia Lunch y Marc Hurtado interpretando a Suicide, James Chance y su saxo, acompañado de Manlio Maresca de Die Contortions, Orfeón Gagarin, Gaf y la estrella de la muerte, Harald Grosskopf, Tercer Sol o Adriana Petit, entre otros. Una selección musical que viene desde el underground local y llega a los pioneros de la electrónica internacional.
Hace un año, se preguntaba Eugenio Viñas en un artículo para Culturplaza si este es el gran festival de música electrónica que necesita València. Si duda, es una de las citas más consolidadas del panorama local, que sin renunciar a la experimentación y el riesgo, ha sabido atraer a un público más que notable al espacio de La Mutant, siendo una de las citas más imprescindibles de este año (de hecho, este año, sus impulsores ampliaban su colaboración con el espacio a través de Dissabte Negre). Este año, la gran novedad es la ampliación del festival al domingo, con una jornada de actuaciones gratuitas que añadirá al Centre del Carme como sede paralela de la cita musical.
Cuenta el propio Luis Demano que el cartel se trata de un homenaje al pionero de la música electrónica Luigi Russolo, pintor, poeta y uno de los pocos futuristas de convicciones antifascistas del círculo liderado por Marinetti que se vio obligado a refugiarse en París tras la llegada al poder de Mussolini.
Sin ninguna formación previa en el ámbito musical, Russolo construyó sus propias máquinas de generar ruido, los intonarumori, junto al también pintor Ugo Piatti. Uno de los primeros artilugios construídos por la pareja fue el gracidatore (El Rascador), pero crearon otros muchos "con segurentes nombres" como el Gluglulador, el Silbador, el Crepitador o el Ronroneador. Su propósito era completar una formación orquestal "que celebrara la capacidad tecnológica del ser humano, íntimamente ligada a los conceptos de progreso y futuro que marcarían para siempre a la iconografía de la música electrónica", cuenta el responsable del cartel.