El sumiller Nicola Sacchetta nos guía por los distintos continentes para aventurarnos entre referencias únicas. Aquí va el mapa del tesoro, repleto de consejos prácticos y tintado de amor por el vino, porque sin amor nada tiene sentido
VALÈNCIA. Con todos ustedes, Nicola Sacchetta, apasionado del vino. Antes observador de murciélagos y enamorado de las mariposas. Ingeniero de Montes y cajero de McDonald's. En definitiva, pirata de los mares, correcaminos de la vida, cuyos senderos son misteriosos. Este italiano de Rávena llegó a València con una beca Leonardo, pero se quedó en la ciudad por un enamoramiento y fue aceptando distintos trabajos. Cuando conoció a Mario, también ravenatte y propietario de L'Alquimista, terminó haciendo pasta y sirviendo el vino. Con esta bebida tiene una relación especial. "No sé cómo de bueno es que el vino y yo seamos tan sinceros el uno con el otro, pero de momento nuestra relación funciona. Yo estoy satisfecho y él, espero que también", asegura. Ha confeccionado una selección prodigiosa para Anyora, la bodega de Román en el Cabanyal, donde es el maestro de ceremonias. También asesora a algún que otro restaurante y va fermentando su propia empresa: Vinoteka Natural.
Corrían tiempos de confinamiento y todos estábamos necesitados de aliento. Ese aliento que a veces se encuentra al descorchar una botella. A través de la Agenda Hedonista, que se publica los lunes de cada semana, y que fue especialmente bonita durante la cuarentena, habíamos realizado un recorrido por las diferentes Denominaciones de Origen de España. Y sin embargo, atrapados como estábamos, queríamos seguir viajando, cuanto más lejos mejor -el vino tiene mucho de viaje-. Nicola se ofreció a guiarnos, a portar la brújula, a ser nuestro sherpa en la travesía por el resto de países. Lo que al principio se planteó como una ruta europea, pasando por Francia, Italia o Alemania, terminó por convertirse en una auténtica aventura intercontinental, incluyendo América, África o Asia. Fuimos seleccionando las referencias más interesantes y -no habría tenido sentido de otro modo- señalando donde se podían pedir a domicilio. Qué maravilla descubrir bodegas, viñedos y uvas.
Fue un trabajo tan delicioso, y requirió de tanto esmero, que no merece caer en el olvido. Le debemos un artículo, una guía, que sirva de mapa para llegar a los confines del vino, más cuando no sepamos qué rumbo debe poner el barco. Con consejos prácticos y pinceladas de amor. Porque el amor de Sacchetta por el vino viene de largo, casi de la infancia, cuando veía las botellas posadas sobre la mesa de casa. "Mi padre no es un entendido, pero es un apasionado y siempre comíamos con vino", recuerda. Las copas también tintinean en sus memorias de juventud. "Empecé a estudiar en el Instituto Agrario y la Universidad de Florencia, donde algunas asignaturas son compartidas entre Ingeniería y Enología. Muchos de mis amigos eran de esta rama y nos íbamos a visitar bodegas los fines de semana", cuenta. De ahí, a la beca Leonardo, el estudio de los murciélagos y el viaje a València, donde ya es uno de los sumilleres más reconocidos. Quizá el que más sabe de vinos naturales.
¿Cómo aprende uno a ser sumiller, Nicola? "Hay que beber mucho, catar mucho, estudiar mucho. Todo a la vez, o ignorante te quedas", responde. En su caso, completó un curso de Gestión de Bodega en la Federación de Hostelería de València y otro de Sumiller en el CdT de Valencia, donde ahora es profesor. No ha dejado de viajar, visitar bodegas, asistir a ferias. "También me formé como guía ambiental y aprendí algo de comunicación, no mucho, pero he creado mi método para llegar a la gente y emocionarla o interesarla por el vino", añade. Su recuerdo más potente ligado a la gastronomía es el primer maridaje bien acertado que probó, "una comida de 8 con un vino de 8, que dio un resultado de 10", tal y como nos contó en otra entrevista. También hace hincapié en que los cocineros aprendan sobre vino o, al menos, estén bien asesorados. Así que, sí, le queda trabajo de divulgación por hacer, en las cocinas y en las barras. Mientras tanto, se viene de viaje con nosotros. Soltamos amarras.
Este viaje virtual arranca en el país europeo que, quizá por una cuestión de romanticismo, solemos identificar con el vino. Hablamos de Francia, pero también nos detendremos en Alemania, Austria, Hungría e Italia. Las bodegas siguen el orden en el que deberíamos visitarlas si atendiésemos A ESTE MAPA y se indican los precios de las botellas, así como las webs donde se pueden adquirir con envíos a toda España.
Cuando habíamos dado el viaje por terminado, llega Nicola Sacchetta y nos saca un pasaje trasatlántico. Desembarcamos en América del Norte. No mucha gente sabe que en este continente se están produciendo buenas referencias de vino, desde Canadá, a la Costa Oeste de Estados Unidos. Y si descendemos hacia el Sur, todavía es más fácil encontrarse joyas. Seguramente hayas oído hablar de la calidad de los vinos de Chile, Uruguay y Argentina.
¡STOP!
Hagamos UN ALTO EN EL CAMINO y aprovechemos para beber... ¿Agua? ¡No! Si eres de los que quiere aprender acerca del vino, pero no termina de lanzarse porque le da vergüenza pedir, o no confía en acertar con su elección, aquí vienen unas cuantas frases de Sacchetta que te serán de utilidad.
No solemos pensarlo, pero en África también se elaboran vinos desde tiempos coloniales, tanto en los territorios del Norte, como en el caso más popular de Sudáfrica, que es ya el séptimo país productor del mundo. Las particularidades del clima y la geología imprimen un sabor muy característico en sus uvas que conviene desgranar región a región. Suerte que contamos con un experto en la materia.
Apuramos la última copa junto a Sacchetta en un lugar inesperado. El vino es una bebida tan poderosa que ya se está produciendo en tierras remotas, donde la viticultura ha llegado más tarde. Hablamos de Asia, pero sobre todo de Oceanía, con Nueva Zelanda y Australia como pilares. Hay referencias curiosas en esta última etapa, con la que despedimos nuestra travesía por la vid, que fue (MUY) bonita mientras duró. Ya lo dijimos: no es el momento de beber más, sino mejor. De descorchar en casa. De ayudar al sector. De viajar sin viajar.