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World press photo 2015

¿Periodismo ciudadano o banalización de la realidad? La clave está en el contexto

El vídeo ganador en la categoría de cortos de la prestigiosa convocatoria reabre el debate sobre el valor de la información generada por personas ajenas a la profesión periodística

18/12/2015 - 

VALENCIA. “No puedo respirar”. Es la frase que repitió hasta once veces Eric Garner antes de perder la vida a manos de la policía de Nueva York en julio de 2014. Unas palabras que dieron la vuelta al mundo hasta convertirse en un lema contra la violencia racial y los abusos policiales en Estados Unidos. El brutal forcejeo fue recogido en vídeo por Ramsey Orta, amigo de Garner presente en la escena de los hechos, quien dejó para la posteridad un perturbador testimonio de lo ocurrido. Tomando como base el material de Orta, el periodista del semanario Time Paul Moakley elaboró la pieza Behind the Video of Eric Garner’s Deadly Confrontation With New York Police, que se ha alzado con el primer premio en la sección de cortometrajes de la última convocatoria de World Press Photo.

La obra de Moakley utiliza las imágenes grabadas por Orta con su móvil y las complementa con una entrevista al joven de 22 años que presenció el homicidio. Según este testigo directo, la policía interceptó a Garner después de que éste hubiera detenido una pelea acusándole de vender cigarros sin licencia. En medio de una discusión en la que Garner afirmaba no haber hecho nada, uno de los oficiales lo agarró por el cuello tumbándolo bocabajo con la ayuda de otros agentes y provocando la muerte de este ciudadano de 43 años, padre de seis hijos, que sufría problemas respiratorios.

El vídeo publicado por Time concluye con otra grabación de Orta, realizada una semana antes de la muerte de Garner, en la que se puede ver a un policía agrediendo a otro ciudadano negro con su porra en el mismo lugar de State Island ante el estupor de los vecinos. En la entrevista, Orta asegura haber sido acosado por la policía desde que sus vídeos se hicieron públicos. Aun así, el joven anima a toda la ciudadanía a perder el miedo y grabar las agresiones policiales, ya que este tipo de vídeos sirven de blindaje contra la impunidad. Sus actos de valentía no fueran en vano: Daniel Pantaleo, el oficial que bloqueó a Garner, fue suspendido y se inició una investigación policial en la que los vídeos de Orta fueron determinantes.

El cineasta Bob Sacha, miembro del jurado de World Press Photo que ha otorgado el premio a la pieza de Moakley, destaca el valor de las imágenes registradas por Orta con su teléfono. “Lo interesante es que ves literalmente el altercado intercalado con una hermosa entrevista a Ramsey en su casa en la que describe lo que vio”, explica el experto. Sacha afirma que el vídeo de Orta se dota así de un “envoltorio periodístico” que encierra el potencial de la grabación original, una prueba visual que permite al público observar directamente lo ocurrido y sacar sus propias conclusiones.

El reconocimiento de este vídeo por parte de una organización tan prestigiosa como World Press Photo reabre el debate sobre el llamado “periodismo ciudadano”, es decir, los contenidos informativos generados por personas ajenas a la profesión periodística. Pablo Brezo, director de World Press Photo Valencia, opina que “un ciudadano de a pie que graba un acontecimiento no está haciendo periodismo, sino ejerciendo activamente sus derechos y sus obligaciones. Es lo normal si ves un suceso injusto o que debe ser conocido y más ahora que todo el mundo lleva un teléfono móvil y puede documentarlo en directo”.

Brezo considera que, para cumplir los requisitos mínimos del periodismo, este ejercicio ciudadano debe ser complementado por el trabajo de un profesional. “El paso que tiene que dar el ciudadano es ofrecer el contenido a un periodista que lo ponga en contexto de una manera deontológica”, afirma el fotógrafo, quien considera que esta función debería corresponder a unos medios de comunicación que en la mayoría de ocasiones no tienen los recursos suficientes para llevarla a cabo. “Time llama al chico, lo entrevista y una vez tiene el contenido contextualizado, lo pone en valor. Pero este tipo de práctica es excepcional, pocas veces un medio cuenta con el tiempo necesario para realizar ejercicios tan largos”.

La frecuente omisión de este paso tiene como consecuencia, según Brezo, la deslegitimación de los contenidos generados por ciudadanos, puestos en duda y condenados al mal uso dada la carencia de las “coordenadas geográficas, políticas y sociales” que aportaría un periodista. Además, el fotógrafo se muestra crítico con el modelo de consumo habitual de este tipo de contenidos, poniendo como ejemplo el portal Liveleak, en el que cualquier usuario puede subir sus videos sobre acontecimientos de actualidad.

En dicha página, los contenidos sobre los conflictos en Ucrania o en Siria se encuentran al mismo nivel que el entretenimiento. “Hay vídeos de increíble valor periodístico, pero son vistos como pornografía o puro pasatiempo, funcionan como objetos de consumo ajenos a todo tipo de valores”, explica Brezo, quien apunta que muchos de los medios de comunicación convencionales funcionan con la misma lógica. Entonces, ¿cómo pedir a la ciudadanía que confíe en unas estructuras que muchas veces no hacen más que vampirizar los contenidos y perpetuar los malos vicios? “Cuando organizamos World Press Photo esperamos que le presten atención al mensaje tanto los ciudadanos como los medios de comunicación”, explica el director del proyecto en Valencia.

De la misma manera que el vídeo grabado por Orta arrojó luz sobre la muerte de Eric Garner, en un contexto más cercano encontramos testigos ciudadanos similares en casos como los de Ester Quintana –a quien el disparo de balas de goma por parte de los Mossos d'Esquadra en una manifestación le hizo perder un ojo– o Juan Andrés Benítez –víctima de un homicidio llevado a cabo por el mismo cuerpo policial–. Los vídeos que sirvieron para esclarecer estos hechos serían ahora constitutivos de delito debido a la denominada “Ley Mordaza”. ¿Cómo explicar al joven Orta que el acto de valentía al que anima a sumarse a toda la ciudadanía –grabar los abusos policiales– está prohibido en nuestro país?

Al respecto de esta cuestión, Brezo considera que “es inexplicable, casi como prohibir caminar por la calle”. El fotógrafo considera que este tipo de restricciones son “una barbaridad, resulta vergonzoso que en el resto del mundo vayan en un sentido y aquí vayamos hacia el sentido contrario. No solo está prohibido grabar este tipo de contenidos, sino también publicarlos o distribuirlos. Es un reglamento muy difícil de eludir”. Mientras estas limitaciones de los derechos ciudadanos siguen vigentes en nuestro país, la llegada de la exposición anual de World Press Photo a Valencia, que se producirá entre febrero y marzo de 2016, nos demuestra que el simple hecho de dar testimonio de algunas injusticias es el arma más efectiva contra la impunidad y los abusos de poder.

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