Uno de los locales con más alma de la ciudad vuelve a abrir sus puertas tras la jubilación hace unos meses de Fernando Ramírez, el hombre que, probablemente, más secretos guarde de la hostelería valenciana.
La cabeza de toro, sus gin tónics, y vinos, el amarillo de sus paredes, su cocina sencilla e improvisada con productos de calidad. Con un punto de clandestinidad y la certeza de que a partir de cierta hora, siempre te ibas a encontrar a algún hostelero conocido. Así era el Saxo, el local que regentó Fernando Ramírez Mantecón durante casi 40 años y que, con su carisma, le dio una personalidad única.
Muchos lloraron su cierre hace unos meses cuando Fernando cerró por jubilación. Por aquel entonces no se sabía qué iba a pasar con el local, aunque ya le rondaban varias novias. Hoy el Saxo reabre de manos de Luca Bernasconi, el hostelero que más sabe de vinos de la ciudad y que está detrás de proyectos como Le bar de Vins o Le Bulc y en el pasado Rodamon o Entreblat.
"En un principio el traspaso se lo quedó un cliente habitual del Saxo y su idea era convertirlo en algo privado, pero cuando empezó la reforma se dio cuenta que tenía más sentido abrirlo al público y mantener la esencia del local", explica Luca Bernusconi. En ese momento a Luca no le cuadró porque llevaba varios proyectos entre manos, pero meses después otro de los parroquianos del Saxo, José Manuel Herraiz, volvió con la idea y esta vez sí que decidió meterse en el proyecto. Paco Senís, su socio en Le bar de vins, también forma parte del mismo.
Su idea es continuar con lo que ya había. "No queremos complicaciones. Cuatro cosas de picar y eso sí, habrá más vino", añade. El local ha sido reformado pero la cabeza de toro no desaparece ni un horario que permitirá a los hosteleros cenar a horas tardías cuando caben el servicio. Las paredes amarillas, eso sí, desaparecen. "Por suerte", ríe Bernasconi.