El discreto Alberto, bendecido como presidente en las encuestas, se quita la careta. Empieza a desvelar sus cartas. No le hace ascos al aborto ni al feminismo. Va de laico y moderno. Su PP será la cara B del PSOE.
En sus manos estamos, don Alberto. Guste más o menos, sólo usted tiene la llave para acabar con la pesadilla de este Gobierno aterrador. Pero recuerde a Virgilio: la fortuna sólo favorece a los osados.
Acusa al presidente de preparar un escenario en el que podría dar el "autogolpe" de Castillo en Perú y no ser detenido ni juzgado
Cerca de cumplir siete años escribiendo una columna todas las semanas en esta casa, siempre siendo fiel a mi forma de ver y entender la vida. En un momento particular de la crisis global que vivimos, voy a ser tremendamente honesto.
La victoria electoral de un señorito malagueño ha inundado el país de centristas sobrevenidos. Allá donde vayas hay un moderado dándote la tabarra con el renacer de la derechina. Según un guion conocido, el Sistema da el visto bueno al regreso de los viejos e inofensivos conservadores al poder