Ojalá Raúl Aleixandre encuentre aquí su espacio y su casa —al fin. La verdad: me gustó más su apabullante arranque (aquel verano del 2014) que las últimas veces, en concreto son cuatro comidas este año. Todo está bien pero de Raúl siempre hay que esperar más; ¿que por qué? porque puede.
Entonces había producto (productazo), sensibilidad, talento y actitud. Yo creo en él. De la última mesa recuerdo las ortiguillas, los buñuelos, la gamba de Dénia y el maravilloso rossetjat de fideos frente al mar y esta nueva Valencia que tanto nos ilusiona.