VALÈNCIA. Los mercados intentan deshacerse de la tendencia bajista, pero se topan con piedras en el camino por el temor a la inflación y el consecuente incremento de medidas indeseables. Además, de la duda sobre qué escenario energético se encontrarán los países del hemisferio norte -en especial Europa de cara al invierno-, se complica hacer un pronóstico económico que se desvelará en función de la fuerza del vacío que producen los bloqueos actuales. La falta de soluciones alternativas y el coste de estas juegan un rol determinante en esta cuestión.
Ante un escenario tan inestable que también se ve reflejado en la bolsa, existen unas pautas básicas -llamémoslo el ABC del inversor-, que cabe recordar a estas alturas para que esté adecuadamente preparado y mentalizado para los próximos meses.
Lo primero es entender que los mercados financieros se mueven por ciclos como la coyuntura. Por lo tanto, la esperanza de que suban a partir del momento que pongo a trabajar un dinero es algo ilusorio. Para hacer crecer unos ahorros invertidos en bolsa uno debe tener claro que solo se consigue a largo plazo, por regla general. Esa imaginación de hacerse rico en poco tiempo pertenece más al mundo cinematográfico que al mundo real. No digo que no sea posible, pero me consta que este hecho suele deberse más a un golpe de suerte que por conocimiento de la materia en sí. Evidentemente que con valores o activos de elevada volatilidad diaria -donde uno está dispuesto a apostar por todo o nada- todo es posible. Sin embargo, existen entornos más apropiados para este tipo de apuestas como por ejemplo el casino, las casas de apuestas...
Otra pauta que se debe incluir de manera imprescindible en el ABC del inversor es la diversificación de activos y divisas. Al aplicarlo de una manera coherente ayuda a contener el impacto en las carteras de inversión, debido a que no todos los activos tienden a tener el mismo comportamiento en un entorno bajista. En la misma línea de la diversificación, uno debe preguntarse también qué parte del capital invertido puede asumir una menor liquidez y un plazo de inversión mayor. Estas alternativas suelen recoger con menor fuerza los movimientos al no disponer de cotizaciones diarias. A simple vista, por lo tanto, pueden parecer activos menos volátiles y servir como contrapeso en los movimientos bajistas.
Luego está la estrategia de detectar iniciativas nuevas que saben adaptarse a un mundo en constante movimiento. La búsqueda de los activos ganadores del mañana cobra el peso más importante de una adecuada selección de cartera. Las cotizadas que ayudan a transformar a la tierra en un lugar más sostenible, fuentes energéticas del futuro, proyectos que promueven la transformación digital horizontal en todos los sectores de la economía global son solo algunas ideas que van alineadas con el mundo futuro.
Al mismo tiempo, el inversor no debe subestimar las emociones a la hora de invertir porque son malos acompañantes. En este sentido, la estrategia que hayamos decidido seguir para invertir tiene que adaptarse a nuestras necesidades y deseos: tolerancia al riesgo, creencias acerca de las inversiones y expectativas. Necesitamos estar cómodos con lo que elegimos y entenderlo. Como bien dice el dicho: la salud de nuestras inversiones depende de las buenas o malas elecciones que hagamos al principio.
Como último punto, destacaría la psicología humana que también marca tendencias en los mercados financieros. Diversos estudios han demostrado que la existencia de factores psicológicos influye en el comportamiento del inversor, generando burbujas especulativas o grandes crisis de pánico en las bolsas, avalando la teoría de que ni los inversores individuales, ni los mercados son completamente racionales. Es por ello que muchas veces los mercados tienden a sobrereaccionar ante noticias que aparentemente no parecen tan demoledoras. Como consecuencia los activos buenos también se ven arrastrados por los movimientos de masa y no se salvan. Pero en ese momento no debo temer por estos activos en cartera, ya que el mercado -tras un exceso de reacción- tiende a ponerse de nuevo en el valor justo y los buenos valores serán los primeros en rebotar con fuerza.
Christian Dürr es socio director de ETICA Patrimonios EAF