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RGB Arquitectos, el estudio valenciano en el que el cliente se convierte en la inspiración del proyecto

Foto: EDUARDO MANZANA
4/04/2021 - 

VALÈNCIA. Quizá una de las cosas que más asuste a un arquitecto es el papel en blanco, esa posibilidad infinita de poder plasmar miles de ideas sin ni siquiera saber cómo empezar o cómo definir el sello del estudio en el proyecto a realizar. Miedos que frenan la puesta en marcha de la creatividad, pero que no suponen un problema para Ramón Gandía y José Agustín Valls, dos arquitectos valencianos que tienen claro que su impulso e inspiración para proyectar es el cliente. Es por este motivo que sus proyectos no cuentan con elementos en común al ser personalizados para cada persona, lo que hace que el estudio que fundaron hace once años bajo el nombre de RGB Arquitectos presente una "personalidad singular y propia" donde el sello que los define radica en la relación con el cliente.

Así lo explican a Valencia Plaza ambos arquitectos, quienes se conocieron durante sus años de estudio en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia. De esta manera, detallan que en verdad la sociedad se remonta al 2006, año en el que decidieron formalizar las colaboraciones que realizaban entre los dos y desarrollar la idea a partir de un trabajo en conjunto. Una labor que les permitió comenzar a concebirse como estudio y tener "la sensación de tener un proyecto común entre manos" desde 2010, cuando empezaron a contar con un nombre y unos medios propios.

No obstante, durante todos estos años los dos valencianos siempre han tenido claro que el hilo conductor de sus proyectos es el cliente. Es por ello que los espacios que crean no están hechos a fin de autopromocionarse, sino que atienden a los aspectos requeridos tras "ponerse en la piel" de los solicitantes. "Te das cuenta de la importancia del cliente cuando no tienes ni padrino, ni correligionarios, ni gente que te encargue nada, por lo que cuando por fin consigues uno le das mucho valor. Un día nos preguntaron que cuál era la diferencia entre una casa y otra y nosotros respondimos: 'tú'", subrayan los fundadores.

José Agustín Valls y Ramón Gandía. Foto: EDUARDO MANZANA

Por esta razón, no pueden evitar mostrar una sonrisa cuando comentan algunos de sus proyectos, siendo uno de los que recuerdan con especial cariño el de la casa de Miramar. En concreto, esta vivienda fue la primera que realizaron y la que les enseñó, recién salidos de la carrera, a ser conscientes de la responsabilidad que conlleva este tipo de trabajo.  

Sin embargo, más allá de su aprendizaje, lo que más les marcó de ese momento fueron las palabras de agradecimiento de la clienta por haberle conseguido la casa que quería. De esta forma, otro de los proyectos que también rememoran -alejado del ámbito de la vivienda- es el de la clínica de fecundación in vitro de la calle Santa Rosa en València, ya que sienten que gracias a este han podido crear un ambiente que puede ayudar a muchas personas en una decisión tan importante como es la de querer tener un hijo o una hija. "Tanto un proyecto como el otro nos ha ayudado mucho a creer en nosotros mismos, al igual que el resto de los que hemos realizado", matizan Gandía y Valls.

Un equipo formado por profesionales independientes

Este trato cercano con los clientes les ha hecho optar por un estudio pequeño conformado por seis arquitectos a fin de poder ofrecer una mayor calidad, debido a que consideran que "la arquitectura no se puede franquiciar ante la búsqueda del cliente de un sello personal". 

Una idea que lleva a los dos fundadores a resaltar el "ambiente de cooperación y confianza" que se respira en el despacho, donde toda idea es compartida por el equipo al tratarse de un espacio abierto en el que pasan muchas horas. Así pues, comentan que ninguno de los miembros cuenta "con expectativas de cara al futuro", puesto que van trabajando al día compartiendo diferentes puntos de vista que amplían las posibilidades de los proyectos.

José Agustín Valls y Ramón Gandía. Foto: EDUARDO MANZANA

"Siempre ponemos el ejemplo de que nosotros empezamos a jugar en campos de tierra y, a veces, hemos podido jugar algún partido de Champions muy bonito. Pero, si tuviéramos que volver a jugar en un campo de tierra, volveríamos sin dudarlo, ya que para nosotros la ilusión es estar y seguir formándose", expresan ambos arquitectos.

Del mismo modo, explican que el estudio no se basa únicamente en ellos seis, sino que cuentan a su alrededor con varios colaboradores relacionados con el sector, como, por ejemplo, ingenieros o arquitectos técnicos. De esta manera, establecen "un equipo mucho más amplio formado por profesionales independientes en donde se fomenta la libertad individual de cada uno en la toma de decisiones".

De hecho, al contar también con artistas plásticos, narran que pudieron realizar una réplica del Guernica de Pablo Picasso a petición de una clienta, el cual contaba además con un certificado por parte del Museo de Arte Reina Sofía. Un ejemplo de colaboración mediante el que muestran que entre todos "forman parte de un proyecto común".

La mayoría de clientes son extranjeros 

Por lo que respecta al tipo de cliente, Gandía y Valls sostienen que desde 2012 hasta el año pasado el 90% de los clientes eran extranjeros que en su país ya se habían hecho entre una o tres viviendas y que buscaban tener otra en España. Un perfil que "tiene las ideas muy claras" y que cuenta ya con un conocimiento básico respecto a hacerse una casa.

Casa Onoreta, uno de los proyectos de RGB Arquitectos. Foto: MAYTE PIERA

Así pues, el estudio cuenta actualmente con varios proyectos en Barcelona, aunque también se encuentran muy presentes en toda la Comunitat Valenciana, sobre todo en la costa alicantina. Ante esta presencia a nivel nacional, subrayan que han tenido oportunidades de salir al extranjero, pero que han preferido consolidar el despacho y la relación con sus clientes a tratar de aventurarse en otros países como China o Noruega. 

En cuanto al número de proyectos que llevan realizados hasta el momento, los dos valencianos comentan que, aunque saben que la cifra es elevada tras más de diez años de trayectoria, no desean conocerla con exactitud porque lo que les importa es saber que responden ante los clientes y que existe una sostenibilidad a la hora de afrontarlos. 

Además, si se les pregunta respecto a su proyecto soñado, responden que no piden grandes trabajos o algo en específico, sino que "todo lo que venga es bienvenido". Esta concepción del futuro refleja el espíritu de "dejarse llevar" del estudio en el que se vive la profesión día a día a fin de trabajar para el cliente y seguir formándose. Una experiencia de la que Ramón destaca el proceso de sacar el reto frente a un papel en blanco y la satisfacción de ver el espacio finalizado, mientras que José resalta que disfruta del momento en el que se consigue la licencia de obra al saber que se puede construir.

José Agustín Valls. Foto: EDUARDO MANZANA

Por otro lado, entre sus objetivos para este año se encuentran afianzar la página web del estudio -que abrió a principios de marzo- y mantener y reforzar las colaboraciones bajo el propósito de crear un equipo más allá de las seis personas que conforman RGB Arquitectos. Asimismo, buscan dar un paso más en los proyectos con nuevas propuestas y, sobre todo, realizar una arquitectura sostenible sin necesidad de hacer marketing sobre ello. "Nosotros lo hemos querido hacer desde siempre y una vivienda es sostenible si la orientas bien, si las ventilaciones las tienes en cuenta, si calculas bien todas las instalaciones... No hace falta ponerle la etiqueta", matizan los valencianos.

El foco de los proyectos se traslada a València

Sin embargo, la crisis sanitaria no ha pasado desapercibida para el estudio al igual que ha pasado con miles de empresas. Debido a esta, Gandía y Valls explican que se ha observado que los trámites van más lentos, a la vez que como estudio han tenido que paralizar varios proyectos -sobre todo por la costa de Alicante- a causa de que el cliente extranjero no ha podido venir a España a causa de las restricciones de movilidad.

No obstante, estas paralizaciones se han visto compensadas con el incremento de la actividad en la zona de València, en la que se encuentran trabajando la mayor parte del tiempo a causa de ver que existe "una auténtica locura por hacerse una casa". "Es verdad que a raíz de la pandemia hemos cambiado un poco el perfil, pero el volumen de trabajo sigue siendo el mismo", dicen los arquitectos.

José Agustín Valls y Ramón Gandía. Foto: EDUARDO MANZANA

A su vez, destacan que les gustaría que las nuevas tecnologías impulsadas por la situación actual -como las videoconferencias o el poder subir un proyecto directamente a una página web sin tener que imprimirlo y llevarlo al ayuntamiento- se pudieran mantener cuando pase la pandemia, puesto que valoran que "ahorra mucho tiempo que se podría estar dedicando a mejorar el trabajo aunque sea un poco".

Con todo, y con referentes como el catalán Enric Miralles o el portugués Álvaro Siza, Ramón y José expresan sentirse "muy bien tratados" tanto por toda la gente con la que colaboran como por los clientes de los que buscan retroalimentación para poder sacar adelante un buen proyecto. "Al final muchas veces somos como actores y nos tenemos que transformar en el cliente para conocer su situación y hacer la vivienda lo mejor posible. Nosotros tenemos clarísimo que no vamos a vivir en las casas en las que trabajamos, de modo que nos gusta que queden lo mejor posible, es decir, lo más habitable para quienes nos la han solicitado", concluyen ambos.

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