VALÈNCIA. La voz de Sole Giménez es una de las caras sonoras más reconocibles desde finales de los 80 en España. Un hecho que nos hace también poner en valor las cualidades musicales que, de alguna forma, surgieron de forma natural en la manera de expresarse de esta compositora y cantante. Nacida en París, crecida en Yecla y vivida en València, ciudad base desde la cual ha desarrollado su profesión, a Sole, todavía, se le adscribe a los 23 años de carrera junto a Presuntos Implicados. Sin embargo, la singladura en solitario de su música acaba de superar la década y en este 2017 presenta un nuevo disco-libro de canciones y textos originales, que en lo musical cuenta con duetos gracias a algunos de sus mejores compañeros de viaje.
Los hombres sensibles, que es el título del álbum, recoge de manera elegante algunas ideas pop que no han dejado de influirse por el latin jazz, el soul e incluso el funk por el que ha transitado durante esta amplia carrera. El disco también supone una excusa inmejorable para hablar con ella de su música, de la industria que tanto ha cambiado y de su visión sobre la cultura en distintos estratos, ahora que también es miembro del Consell Valencià de Cultura, órgano asesor de la Generalitat Valenciana. También es necesario dejar sonar su nuevo disco con 15 canciones con colaboraciones de Víctor Manuel, Dani Martín, Pedro Guerra, Antonio Carmona, Teo Cardalda, Carlos Goñi, Mikel Erentxun, David de María, David San José, Edgar Oceransky, Chabuco o los también valencianos Melomans con los que cierra el álbum.
Naufragios, obsesiones infantiles y criaturas marinas se dan cita en Ballenas invisibles (Barlin), el ensayo en el que Paula Díaz Altozano aborda la fascinación por los grandes cetáceos a lo largo de los siglos
