Nacho Romero, cocinero de raza. Hijo de hosteleros. Superviviente. Pirado de los vinos. Radical con la excelencia (y el mimo al productor). Nacho se lanza a la conquista de Poblats Marítims con Kabanyal en Plaza de la Armada Española. No se corta un pelo: ni yo tampoco.
¿Cómo estás?
Estoy bien, de hecho muy bien, me encantan los retos, pero sobre todo me encanta imaginar restaurantes en mi cabeza. Es como solucionar un rompecabezas pero con una complicación añadida, el rompecabezas no tiene fichas ni nada por el estilo, primero debes de componer todas y cada una de las fichas en tu cabeza, luego debes encajarlas con todo el cariño posible y luego hacer que encima funcione.
Es difícil de explicar pero cuando todo eso encaja y lo ves funcionar, la sensación de felicidad es como un subidón comparable a muy pocas cosas. Soy un ferviente enamorado de una diosa caprichosa llamada Gastronomía.
Nacho Romero, superviviente... (siempre he pensado que eres un superviviente nato)
Para llevar 22 años en hostelería y que te siga gustando y apasionando tu trabajo (que por cierto es mucho más duro de lo que la gente concibe) tienes que ser un superviviente nato. Aparte de conseguir que sobreviva mi Kaymus (es casi como un familiar muy querido) luchando con las crisis más importantes de nuestra era (Económica 2008, coronavirus), así que sí, creo que tengo un instinto de supervivencia bien desarrollado ;)
¿Qué narices pasó con el Café Madrid?
Si de verdad te apetece saberlo, te lo contaré un día tranquilamente con una botella de Borgoña...
¿Has perdido la fe en los hoteles?
Jamás perdería la fe en los hoteles, ni en su capacidad de albergar grandes propuestas y negocios excepcionales de hostelería, son espacios con una capacidad de acercarse a un público heterogéneo increíble. Mi fe en los hoteles es más ferviente cada día, en lo que sí he perdido la fe es en los socios.
Háblanos de Kabanyal...
Kabanyal es sobre todo una barra (por Dios cómo adoro las barras, que feliz he sido en ellas), es una terraza, es un barrio, es una cocina tradicional, es una cerveza bien fresquita, es un vino viendo ponerse el sol en su terraza, es el olor del mar Mediterráneo, son unas tapas de las de toda la vida, es no tener más pretensión que poder llegar a mucha gente, en definitiva Kabanyal es un sitio donde ir a ser feliz...
Tú eres de barrio, además.
Yo soy de la Fuensanta, por eso en el Cabanyal me siento tan a gusto, porque soy muy de barrio. Además, uno de los propietarios (Tomás Marco) es del Cabanyal.
Si no tuviera margen para dar de comer bien a la gente, jamás habría aceptado el proyecto
¿Tendrás margen para darnos de comer bien?
Si no tuviera margen para dar de comer bien a la gente, jamás habría aceptado el proyecto, por muy suculento económicamente que sea un proyecto, jamás lo aceptaría si no creyera en él, y jamás creería en un proyecto donde pensara que no iba a poder dar de comer bien a la gente.
¿Qué tal con Tomás Marco y Paco Ródenas? Debes confiar mucho y hacer buen equipo tras todo el sarao...
A Tomás y Paco los conocí hace años en otro proyecto y desde el primer momento hubo química, son gente sería, respetuosa y con un bagaje excepcional en el sector de los negocios. Así que cuando vinieron a buscarme no lo dudé ni un segundo.
“Jesús, qué putas ganas tenía de tener una barra”, extiéndeme eso :)
Me encantan las barras, me crié viendo a gente como Gabi de Maipi o Jose y Migue de Rausell, pocas cosas hay que me hagan más feliz que llegar a la barra de Barbados y pedir una cerveza, del Maipi y ver el orden militar de Gabi, sé enseguida que voy a ser muy feliz.
El sector está bien jodido...
Creo que sí de verdad, pero la culpa no es de un coronavirus, las pandemias pasan, pero los restaurante franquicia y de comida pre-fabricada siguen reproduciéndose y haciéndose cada vez más parecidos a los de verdad. Eso sí que me preocupa, porque ese virus sí que ha venido para quedarse y convivir con nosotros.
no vale quejarse de la calidad del turista cuando el primero en no ofrecer calidad eres tú
Vas a a estar cerquita de La Marina y de esa nueva València que, al menos a mí, me ilusiona muchísimo. Habrá vinculaciones, claro... ¿cómo ves La Marina?
La Marina es el cambio que valencia necesita, para ese cambio de ciudad portuaria, a ciudad con vistas al mar. Espero que seamos responsables y lo tratemos con el respeto que eso merece y con locales tratando de buscar la máxima calidad posible. Dependiendo de la calidad que ofrezcamos, será la calidad del turismo que recibamos, no vale quejarse de la calidad del turista cuando el primero en no ofrecer calidad eres tú.
¿Qué va a pasar con Kaymus?
Kaymus es mi niño pequeño, y como tal lo seguiré cuidando, indiferentemente de en cuantos proyectos me embarque.
Proveedores...
Siempre digo que a las personas que más fiel le soy es a mis proveedores, seguiré comprándole el pescado y el marisco fresco a Fernando de Japofish, mi novia de verdad lo llama a él (“tu novia”), el embutido será de Enrique de Viver (aunque Enrique esté felizmente jubilado y ahora lleve la carnicería su hermana Laura) las verduras serán del Blanco, Chulvi y Mercovasa, aunque también estamos buscando algún puesto en el mercado del Cabanyal (por hacer barrio), el jamón ibérico será de Antoñito de Morató, y así podría seguir un rato, son amigos, me conocen y saben lo que quiero y eso vale mucho.
Puede leer la entrevista completa en el número de mayo de la revista Plaza.