Informes del ministerio de Cultura y Hacienda apoyan la obra paralizada por el Ayuntamiento de Valencia y defienden que otra solución sería más lesiva
VALENCIA. Las obras de nunca acabar. El 23 de octubre de 2015 el Ayuntamiento de Valencia revocó parte de la licencia de obras del Palau del Temple. La rehabilitación del antiguo convento, cuyo proyecto se autorizó en 2009 y quedó paralizado en 2013 al hallar restos arqueológicos, volvía a quedar en entredicho, cuando apenas hacía unos meses que se habían retomado los trabajos. Aunque la decisión del gobierno municipal no afecta a la restauración del monumento, sí paraliza la construcción de los sobreelevados de las edificaciones, actuaciones que "no se ajustan a la normativa vigente ni la que contempla el plan de especial protección del entorno del Palacio del Temple", anunciaron en octubre el primer teniente de alcalde, Joan Calabuig, y el concejal delegado de Urbanismo, Vicent Sarriá.
La cuenta atrás sigue en marcha en el histórico inmueble, actual sede de delegación de Gobierno, pues, aunque las obras no han sido paralizadas en su totalidad, sólo queda un mes y medio para llegar al punto conflictivo, la construcción que ha levantado la polvareda entre unos y otros. Con la guerra en fase de alegaciones, delegación cuenta con más de un as en la manga. Así las cosas, la redacción de Cultur Plaza ha podido acceder a dos informes emitidos por los ministerios de Hacienda y Administraciones Públicas y Educación, Cultura y Deporte que apoyan la ejecución del proyecto de rehabilitación redactado por delegación.
La Dirección General de Bellas Artes refleja que la construcción de un inmueble anexo donde se ubicarían los ascensores para facilitar el acceso de personas con movilidad reducida y algunos elementos de servicio, como maquinaría de sistema de climatización, libera de su instalación en el edificio histórico, siendo una solución menos lesiva respecto a su conservación.
El Temple está configurado por dos unidades diferenciadas, por un parte la iglesia y el claustro de planta cuadrangular y por otro se añade de forma desviada un ala de dependencias menores que recae a la calle de Los Maestres. Es esta última edificación la que cuenta de un extremo con cuatro alturas y de otro dos niveles, hecho que se quiere corregir para ganar en espacio y acoger el desarrollo de las actividades administrativas que actualmente están repartidas en otros lugares, como la sede eventual de la calle Colón.
De igual forma, el informe de Bellas Artes señala la configuración constructiva y decorativa claramente menor con respecto al resto de espacios, de mayor valor, y destaca que la elevación de dos nuevas plantas en el cuerpo de menor altura se integrarían con resto del conjunto aportando continuidad.
Por su parte, desde la Dirección General de Coordinación de la Administración Periférica del Estado, dependiente del ministerio de Hacienda, indican que la no ejecución del inmueble para servicios obligaría a realizar importantes modificaciones con respecto al proyecto en marcha, aprobado cuando el socialista Ricardo Peralta era delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana. Entre ellos, forzaría la reubicación de los elevadores para personas con discapacidad física, obra que resulta, según el informe, de gran dificultad debido al grosor de los muros del claustro, que no permiten demoliciones sin grave peligro para la estabilidad del edificio.
Todavía en fase de alegaciones, aunque se espera el proceso se resuelva en apenas unas semanas, es la justificación del Ayuntamiento de Valencia otro de los puntos calientes del recurso. Aunque el consistorio se apoya en el Plan Especial de Protección de los Entornos de los Bienes de Interés Cultural, éste fue aprobado el 31 de octubre de 2015, unos días después de que se revocara parte de la licencia, el 23 de octubre.
La paralización, además, supondría que servicios como Abogacía del Estado, actualmente ubicados en un edificio de la calle Colón propiedad del ministerio de Hacienda, no podría reubicarse en el Temple.
Fue el pasado mes de octubre cuando el concejal Vicent Sarriá explicó que el Ayuntamiento había concedido en 2009 una licencia de obras solicitada por la Delegación de Gobierno para la rehabilitación y reforma del Palau del Temple, siendo en julio, tras las intervenciones arqueológicas, que detectaron "que los sobreelevados no se adecuaban a la normativa que protege a un bien patrimonial”.
Apenas unas semanas antes, el 30 de agosto, el delegado de gobierno, Juan Carlos Moragues, anunció que en octubre de 2016 estarían finiquitadas las obras. El proyecto, que se retomó en julio, cuenta con una inversión estatal de 7,7 millones de euros. En 2012 comenzaron los trabajos de rehabilitación integral del edificio que fueron paralizados en 2013 por la aparición de los hallazgos arqueológicos. Así, un informe del Instituto del Patrimonio Cultural de España señaló la importancia de las estructuras arqueológicas halladas, su necesidad de conservación y la de modificar el proyecto inicial.
Los trabajos consisten en la consolidación estructural del edificio, forjados y pilares; así como la recuperación del diseño original. Estas obras aumentarán los espacios de uso administrativo y recuperaran su estado, mediante la eliminación de todos los añadidos realizados a lo largo de los años. Además se prevé una pasarela que conecte los dos cuerpos para permitir las visitas a las ruinas.
Conocido como el Temple por haber pertenecido a la Orden Templaria, el conjunto fue construido en 1770 en sustitución del anterior monasterio, derruido tras un terremoto. El Palau fue declarado Monumento Artístico nacional en 1978, siendo considerado uno de los mejores ejemplos de Arquitectura Académica de la España de Carlos III, quien ordenó su construcción, y el único de estilo neoclásico que se conserva en Valencia.
Los Arcos de Alpuente es considerado Yacimiento Arqueológico y declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento