La colección de documentos del autor de Cañas y barro sale hoy a subasta en Madrid
VALÈNCIA. La colección del material inédito que perteneció a Vicente Blasco Ibáñez ha despertado interés en Madrid entre instituciones relacionadas con la cultura y las artes, así como coleccionistas y particulares quienes, pausadamente, se han acercado a Durán, Arte y Subastas a ver los documentos que se exponen desde el pasado lunes 17 de mayo, para ser conocidos, examinados y valorados y que posiblemente los puedan adquirir este miércoles 26 en que se realizará la subasta, informó Cristina Boza González, catalogadora de libros y manuscritos de la casa de subastas.
Mientras, desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de València, no ha querido responder ni pronunciarse a la pregunta de si “¿el Ayuntamiento participará en la subasta?”, lo cual deja abierta la posibilidad de hacerlo o no, luego de que un equipo técnico se desplazó en días pasados a la casa madrileña para conocer de primera mano los documentos y plantearse una posible adquisición que se ajuste al proceso que implica para el Consistorio adquirir un material de esta índole, que además representa un desembolso económico importante. La discrección del Ayuntamiento se entiende, ya que temen que si se muestran dispuestos a pujar, el precio pueda subir.
El lote ha sido declarado inexportable por el Ministerio de Cultura
La puja será presencial a partir de las 17:00 horas en su sede de la Calle Goya, o bien, registrándose en la plataforma live bidding, a través de su web, para seguir la subasta en streaming desde un ordenador, teléfono móvil o tablet y pujar directamente, luego de que hace días se anunció la colección bajo el nombre de “Vicente Blasco Ibáñez. Archivo personal”, con el lote número 350 y cuyo precio de salida partirá de 20,000 euros.
Por encima de este título, la casa de subastas ha colocado el mensaje de “Este lote ha sido declarado inexportable por el Ministerio de Cultura”, dado que, según informó Boza González, el mismo Ministerio contactó con la empresa para solicitar esa aclaración, dado que se trata de un material perteneciente a la historia literaria del país.
Esta es la primera vez que Arte y Durán subasta un lote tan amplio y variado del escritor valenciano y que, casualmente, aunque fuera de la colección, ofrece en esta puja un ejemplar de Mare Nostrum, obra que Blasco publicó en 1918 y que esta ocasión se trata de un libro en italiano, editado en 1924.
Por su parte, Pilar Madaleno Noguera, miembro de la familia propietaria de la colección Blasco Ibáñez, manifestó su deseo de que si hay alguien realmente interesado en los documentos del novelista valenciano, todavía está a tiempo para inscribirse y pujar con miras de adquirirlos, “pero si no hay nadie interesado no pasa nada, nosotros nos lo guardamos y ya está; sin ningún problema”, expresó. Por temas de trabajo, tanto ella como su familia no se trasladarán a Madrid a presencia la subasta, por lo que la verá en streaming.
Entre las piezas a subasta figura el homenaje del escritor al músico Federico Chueca. Son 21 cuartillas. No tienen título ni fecha. Fueron escritas de su puño y letra y, por el membrete de Cortes Valencianas que se observa en el reverso del papel, quizá las escribió mientras asistía al Congreso, como diputado que era.
Es una semblanza escrita por el Blasco Ibáñez sobre Chueca, uno de los máximos representantes del género chico –un subgénero de la zarzuela– fallecido el 20 de junio de 1908 y cuyo texto probablemente lo redactó uno o dos días posteriores al fallecimiento del gran compositor madrileño. Es probable que se publicara como artículo en alguno de los periódicos en los que el novelista colaboraba, o incluso en su mismo diario El Pueblo.
En los primeros párrafos, Blasco afirma que el compositor tenía una gran semejanza fisonómica con Balzac: «un moreno con ojos agudos y observadores que, poco a poco, iban semejándose en la manera adiposa y creciente de sus abultados carrillos», incluso le encuentra un gran parecido en el bigote y la mosca que ambos llevaban.
no hay datos concretos de una relación de amistad entre ambos, salvo que en su obra Oriente, habla de la popularidad universal del músico madrileño
«Chueca acaba de morir a los sesenta y tantos años y Madrid ha rendido a su rojo honores casi nacionales. Desde el rey hasta el presidente de la más insignificante sociedad, todos han tomado parte en este luto popular», menciona en las primeras líneas del artículo.
El texto en general se ha mantenido en buen estado, aunque faltan algunas cuartillas y aun cuando hay correcciones hechas por el mismo Blasco, es legible la mayor parte de la semblanza.
Quizá Blasco hizo escribió sobre Chueca, dada la importancia del compositor, ya que no hay datos concretos de una relación de amistad entre ambos, salvo que en su obra Oriente, habla de la popularidad universal del músico madrileño. Cabe recordar, además, que el ilustre novelista tenía buen gusto por la música y su músico predilecto era Wagner. En sus novelas como cuentos, ésta es de singular relieve.
Chueca, al ser autor de piezas que han trascendido con el tiempo, como La canción de la Lola, Vivitos y coleando, La Gran Vía (compuesta con el músico Joaquín Valverde), El año pasado por agua y muchísimas obras más de un repertorio cuya producción rebasaba los cien títulos, bien valía la pena que Blasco le rindiera homenaje de la forma como solo él sabía hacerlo, con un escrito de su puño y letra, en el cual no dudó en dejar asentado que la vida del artista fue de “lo más simple”, pues apenas salió de Madrid para presentar los estrenos de sus obras en provincias del país.
La gran afición que tenía el maestro Chueca por la fiesta taurina la destaca el novelista al mencionar que «en cuarenta años no hubo corrida de toros en la plaza de Madrid, sin la que dejase de asistir el maestro Chueca». De hecho tenía su asiento fijo en el “circo” –cabe recordar que a Blasco no le gustaban los toros– y tal era su agrado por estos, que compuso dos obras para el arte taurino.
Se identificaba con Chueca en su ideología republicana, pese a que la monarquía le había concedido grandes honores
Blasco escribió la semblanza cuando ya vivía en Madrid, debido a su carrera política de diputado, por eso estaba más al tanto de los acontecimientos de la ciudad, sin embargo, ese mismo año en que fallece Chueca, el autor abandona la política activa, lleva una vida más mundana de reuniones literarias, ópera y teatro y publica su libro Sangre y arena.
Se identificaba con Chueca en su ideología republicana, pese a que la monarquía le había concedido grandes honores como un gran representante de la música español, pero aun así, el novelista fue categórico en su escrito al mencionar que nunca fue un político en plena actividad, pero amaba la democracia.
«Don Federico era musicalmente el más mundial de todos los españoles. Ni Cajal, con sus grandes descubrimientos científicos, ni los pintores y escritores de España que gozan de renombre en el extranjero, pueden compararse con el músico de la capa azul y andares de majo. Vivía como un tranquilo burgués en lo más alto de la calle de Alcalá, cerca de la Plaza de Toros; los tenderos de las inmediaciones le saludaban con respetuosa familiaridad; se tuteaba con todo amigo al que había visto unas cuantas veces en el café, y aunque tal vez no conocía su nombre, a pesar de esta sencilla existencia su fama era tan mundial como la de los más grandes maestros, pues su música ha dado la vuelta al mundo».
En su reconocimiento a la figura del artista, el también periodista y político, dejó claro que para él no era un músico completo porque durante muchos años existió el binomio Chueca-Valverde, dos grandes maestros que componían y firmaban juntos las obras.
«Valverde, de una gran cultura musical, instrumentaba y ponía en orden la música dándole relieve con sabios retoques. Chueca aportaba lo que vulgarmente se designa con el nombre de inspiración. Él era quien inventaba la música con toda la fogosidad de un talento libre. Impetuoso e inimitable».
Al igual que otros escritos encontrados, que registran un faltante importante de hojas, esta no es a excepción; sin embargo hay secuencia en la lectura y finalmente se comprende la mayor parte del artículo. De esta manera, Blasco rindió tributo a un gran compositor español, pero no dudó en expresar su manera de pensar sobre el mismo.