VALÈNCIA. (EFE) La Comunitat Valenciana es la cuarta autonomía española con más menores en centros tutelados, con un total de 1.487, lo que la sitúan por detrás de Cataluña (4.246), Andalucía (2.309) y Madrid (1.498).
Casi 17.000 menores viven en España tutelados en centros, que deberían ser un entorno seguro y afectivo para crecer y sanar el daño de las experiencias de desprotección que arrastran, pero los recientes casos de abusos o explotación sexual de menores tuteladas en varias comunidades ponen en cuestión este sistema.
Son niños que han sufrido maltrato por abandono o negligencia en sus cuidados, abusos generalmente del entorno familiar u otras circunstancias que les impiden su pleno desarrollo, por lo que las administraciones se hacen cargo de su tutela mientras se soluciona la situación de riesgo y el menor pueda volver con su familia, si es lo mejor para él.
"Vemos que llegan cada vez más al sistema de protección niños más dañados, o porque la medida se ha puesto tarde o porque el maltrato y abuso que han sufrido ha sido crónico y grave", explica a Efe la especialista de políticas de infancia de Unicef Almudena Olaguibel, quien recuerda la importancia de trabajar más en prevención y junto a las familias para evitar las situaciones que provocan las separaciones.
Alguno de ellos son adolescentes con problemas de adicciones a sustancias e incluso que ejercen violencia, añade. "Son perfiles muy diversos y complejos, por eso su atención debe ser más individualizada dentro de los centros porque algunos tienen serios problemas de salud mental".
Para Save the Children, el sistema además de garantizar entornos seguros tiene que elaborar protocolos de prevención y detección temprana de esas situaciones como prevé la ley, reclama Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de la organización.
Los expertos coinciden en la necesidad de evaluar las circunstancias de cada niño y de acortar al máximo la estancia en la medida protectora, garantizando el contacto con la familia de origen.
Con ese objetivo, apuntan, se debería caminar hacia centros más pequeños con un ambiente más cercano a una convivencia familiar, aunque las necesidades de acogida, sobre todo ante la llegada de niños migrantes, hace que los grandes centros sigan siendo la medida de acogida más rápida.
¿Por qué un niño llega a vivir en un centro?
Son las comunidades autónomas las que determinan que un menor se encuentra en desamparo, a través de una comisión de tutela. También los progenitores pueden renunciar de forma temporal a la guarda de un hijo por circunstancias graves y por un plazo máximo de dos años.
Los tutelados pueden pasar a vivir en un centro de menores o bien en acogimiento familiar (ya sea con miembros de su propia familia o con otra).
En 2020, el número de menores atendidos por el sistema público de protección a la infancia era de 49.171 -50.272 el año anterior-, según los últimos datos actualizados por el Observatorio de la Infancia del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
El total de acogimientos residenciales es de 16.991, mientras que 18.892 menores viven en familias.
Menores fugados de los centros
"En los centros, los niños deben llevar una vida lo más normalizada posible, deben ir al colegio o al instituto, compartir ocio con sus amigos o ir a un cumpleaños cuando son más pequeños", explica a Efe Teresa Molina, directora de Infancia de Aldeas Infantiles.
Pero a veces, algunos niños sienten la necesidad de volver a su entorno, de estar con sus amigos del barrio en el que han vivido y se fugan. "Es una situación muy dura para ellos, al dolor que han vivido por la retirada de la tutela, se une el trauma de que les arrancan de su entorno, no entienden por qué les sacan de allí, piensan que han hecho algo malo", señala la experta de Unicef.
"El niño necesita que alguien se vincule con él, establecer un vínculo estable, y poco ayuda la rotación de los profesionales y los diferentes turnos de trabajo", añade.
Recuerda que la medida de protección debe estar dirigida a que los niños vuelvan al entorno familiar y por tanto el acogimiento debe ser una solución temporal. "Los datos señalan que apenas un 11 % vuelve con sus familias, la mayoría salen del recurso porque cumplen los 18 años", lamenta.
Sobre los casos de abusos y explotación sexual de niñas tuteladas que se investigan en Madrid, Baleares y la Comunitat Valenciana, la experta destaca que detrás de cada niño hay situaciones dramáticas. "La Policía hace su papel investigando, las comunidades el suyo denunciando, pero esos niños no necesitan responsabilidades compartimentadas; estamos viendo que cada uno tiene su parcela de actuación y llega a hasta donde llega".
"Un padre o una madre recorre las calles para coger a ese niño que no ha vuelto a casa y meterle en el coche; los profesionales de los centros pueden ser estupendos, pero no hay nadie que diga que ese menor es responsabilidad mía", asevera.
La responsable de Aldeas Infantiles indica que "los profesionales trabajan mucho para que esas situaciones de fugas no se produzcan y para que el niño encuentre ese entorno de cariño y afecto que necesita" e insiste en la importancia de acoger en hogares o pequeños núcleos de convivencia de 6 u 8 niños bajo la supervisión de un grupo de profesionales, como gestiona su entidad.
Datos de centros por CCAA
Cataluña es la comunidad autónoma con mayor número de menores en centros tutelados (4.246), con el 24,99 % de todos los acogimientos residenciales a nivel nacional.
Le siguen Andalucía (2.309), Madrid (1.498), Comunitat Valenciana (1.487), País Vasco (1.338), Galicia (890), Melilla (796), Canarias (749), Castilla y León (513), Ceuta (475), Castilla-La Mancha (475), Murcia (431), Baleares (416), Asturias (356), Aragón (256), Extremadura (251), Navarra (227), Cantabria (180) y La Rioja (98).
La mayoría de menores de edad en acogimiento residencial son varones -11.325 y 5.666 chicas- y están en el grupo de edad comprendido entre 15 y 17 años.