Hace unas semanas vi la versión actual de ‘Los últimos de Filipinas’ y no paraba de pensar en la enorme diferencia entre aquellos jóvenes soldados que resistieron lo indecible luchando por su país y la sociedad actual donde esa actitud heroica es casi inexistente.
La aclamada serie televisiva danesa ha sido tomada como ejemplo por muchos de nuestros próceres para visualizar la suerte de pactos que estos días hemos vivido con los ayuntamientos, y ahora con autonomías y gobierno central. Y no solo eso, también es una simulación de cómo sería un gobierno de coalición o de cooperación,-Pablo Iglesias dixit-
Elecciones municipales, autonómicas y europeas el domingo y el lunes empieza el futuro. ¿Habrá victoria socialista? ¿Mantendrá el PP sus feudos? ¿Ciudadanos superará a los populares? ¿Cuál será el papel de Vox? ¿Acertarán el CIS y las encuestas? ¿Cuándo será la investidura de Pedro Sánchez? ¿Lo logrará o volveremos a votar? ¿Entrará en el Gobierno Unidas Podemos?
Pedro Sánchez tiene incapacidad matemática para poder gobernar con holgura aunque lo intenta. Los números podrían darle pero en determinadas circunstancias necesita aliados de todo tipo y condición. Su primer envite es la constitución de las mesas de Congreso y Senado y los independentistas le han roto los esquemas
Hay días en que vale la pena apearse del tren de nuestras rutinas. Porque todo acaba cansando, incluso las personas que nos hicieron felices. Cumplida cierta edad, la vida sigue un guion previsible del que no cabe escapar. De eso va, al parecer, la madurez
Ha empezado de verdad el juicio del procés con las declaraciones de los testigos responsables políticos del Estado. Las testificales de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro, Artur Mas, Iñigo Urkullu y compañía dan la dimensión política de lo ocurrido en Cataluña. Pero también la jurídica con la impecable e implacable actuación del juez Manuel Marchena
La imagen que se ha hecho viral estos días es sencillamente impecable. El rey de España mira con elegancia y seriedad a un presidente catalán que parece interesado por la conversación de su acompañante. La imagen, como dicen de las encuestas, es sólo una foto fija de un instante, pero goza de un potente significado
La semana tiene como epicentro dos plazas que distan unos pocos metros y que se encuentran en el corazón de la capital de España. De la concentración del pasado domingo, éxito para unos y pinchazo para otros, al Tribunal Supremo, sede de la Justicia en España que estos días juzga a los políticos catalanes
Hay quien lo tiene per se, otros lo adquieren con el tiempo y si están en el poder se les supone y algunos ni con el poder ni con afeites, ni con ningún sortilegio llegan a ser carismáticos. En política se tiene o no se tiene. Si es así, no es que todo fluya por añadidura, hay que perseverar y trabajar para mantenerlo. Lo de dormirse en los laureles no vale
No pierdan más el tiempo y reclamemos a nuestros dirigentes que resuelvan nuestros verdaderos problemas y no nos tomen por tontos o ignorantes, pues no lo somos
Lo de jugar a sacar partido de fotos más o menos efectistas puede traer una rentabilidad momentánea que en un suspiro puede venirse abajo. El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez juega con las pocas cartas que le quedan. Pero corre el riesgo de apostar todo a la misma. Cataluña es un problema de difícil solución y una foto y un Consejo de Ministros en Barcelona no lo resuelven.
España chapotea en la mediocridad. Las clases dirigentes, llamadas a dar ejemplo, no están a la altura del momento histórico. Sólo existe una mínima esperanza para un cambio de rumbo, y pasa por la aparición de unas élites seleccionadas entre lo mejor de nuestros adolescentes y jóvenes
Si hace unos años nos hubieran contado la situación que se iba a vivir en la segunda década del siglo XX muy pocos habrían dado crédito. Es más, quienes se hubieran atrevido a anticipar la deriva a donde podía llevarnos el nacionalismo catalán, habría sido tachados de agoreros y apocalípticos.
Quim Torra se suma al teatro de la escena política. Su toma de posesión o no como nuevo President de Cataluña se ha hecho prácticamente en la clandestinidad, de manera minimalista para no ofender al “legítimo” Carles Puigdemont que como el gran hermano que todo lo ve, guarda las esencias desde Berlín.