El nuevo gerente de la Renfe sudafricana denuncia que se manipularon los pliegos para que resultase elegida la propuesta de Swifambo, que concurría al proceso con las locomotoras valencianas, demasiado altas para la red del país
VALENCIA. Los nuevos gestores de la empresa pública de transporte ferroviario Prasa -la equivalente a Renfe en Sudáfrica- quieren el reembolso de los 2.650 millones de rands (alrededor de 150 millones de euros) abonados hasta la fecha para la renovación del material rodante del país, un contrato suscrito con la firma local Swifambo Rail Leasing que a su vez encargó la fabricación de las locomotoras a la industria valenciana Vossloh España -ahora Stadler Rail Valencia-.
Así lo ha solicitado el nuevo presidente de Prasa, Popo Molefe, que ha denunciado ante el Tribunal Supremo de Johannesburgo un sinfín de irregularidades que se habrían cometido en la empresa pública durante la gestión de Lucky Montana.
Entre ellas se encuentra la presunta manipulación del proceso de licitación de las locomotoras, sobre las que Prasa denuncia que exceden la altura requerida y no son aptas para la infraestructura ferroviaria sudafricana. Por ello la firma pública pretende devolver a Stadler Rail Valencia los 13 vehículos ya recibidos a cambio de recuperar la mencionada cantidad desembolsada de 2.650 millones de rands -153,8 millones de euros al cambio actual-, tal y como recogen los diarios locales Sunday Times y Express News.
Los planes de Molefe pasan por anular la totalidad del contrato, por el que se adjudicó a Vossloh España la fabricación de 70 locomotoras por un total de 250 millones de euros -cantidades ampliables en ambos casos-. El dirigente, en una declaración jurada, expuso que la oferta habría sido manipulada desde el principio para favorecer a Swifambo en el proceso de licitación.
En primer lugar, según la versión del responsable, la alianza de Vossloh con la empresa de leasing Swifambo -que carecía de experiencia en el sector ferroviario- no se materializó hasta después de la adjudicación, circunstancia que probaría el fraude en el proceso, puesto que la firma de leasing "se basaba únicamente en la experiencia y en las capacidades técnicas de Vossloh para cumplir con sus obligaciones".
Respecto a la altura de las locomotoras, el nuevo presidente de Prasa explica que en un principio Prasa concurrió al proceso con otro modelo de máquina, la Euro3000, que sí cumplía con las especificaciones de la red de Sudáfrica. No obstante, la que finalmente sería fabricada para Sudáfrica fue el siguiente modelo de la gama: la Euro4000, en su versión adaptada para la nación y denominada Afro4000. La envergadura de estas locomotoras, sin embargo, no deja espacio suficiente entre la catenaria y la máquina, según la firma pública.
Molefe achaca este error al entonces ingeniero jefe de Prasa Daniel Mtimkulu, a quien se acusa en la nación de mentir sobre su titulación académica y que, junto a Montana, también está siendo investigado por la Dirección de Investigación Criminal de Sudáfrica (DPCI). El nuevo presidente de la firma pública acusa al exdirigente de haber incluido en los pliegos de la licitación de las locomotoras "especificaciones cuyo único propósito era proporcionar una ventaja a Swifambo", puesto que coincidían, a veces de forma exacta, con las características de las locomotoras de Vossloh.
En el comunicado emitido en 2013 por la industria valenciana no se especificó el modelo de locomotora que finalmente sería vendido a Sudáfrica, si bien sí se especificaba que se trataría de 70 máquinas por alrededor de 250 millones de euros.
Mientras prosigue la vía judicial en Tribunal Supremo de Johannesburgo, Stadler Rail Valencia ha optado por la cautela y ha suspendido, al menos de forma temporal, la producción de la locomotora Afro4000 , tal y como informó este diario. Según detallan fuentes conocedoras de la situación en la planta valenciana, del total de 70 locomotoras se habrían fabricado sólo 20, de las que alrededor de 7 se conservan terminadas en las instalaciones de Albuixech.
Las 50 máquinas restantes son las que, al menos por el momento, no se están fabricando, circunstancia que ha hecho saltar las alarmas en la industria por tratarse del pedido más importante que tiene en cartera.
No obstante, la mercantil presidida por Íñigo Parra en absoluto renuncia a que las firmas sudafricanas cumplan con el compromiso adquirido. Se trata -al parecer- de una medida preventiva para evitar sucesos como el que ocurrió con la sociedad pública española Feve, con la que Stadler Rail Valencia tiene abierto un litigio por un contrato de 28 tranvías para León que la entidad suspendió cuando las máquinas ya habían comenzado a fabricarse. La empresa valenciana reclama por este agravio una indemnización de 47 millones.
El importante contratiempo en Sudáfrica tiene lugar justo tras la formalización el pasado mes de enero del traspaso de la propiedad de Vossloh España a la suiza Stadler Rail AG. Preguntado al respecto, el presidente del grupo Peter Spuhler, se limitó a responder que "existen garantías" para cubrir "los riesgos que siempre existen cuando se adquiere una compañía". La planta valenciana prefiere no pronunciarse sobre esta cuestión y remite a las citadas declaraciones realizadas por Spuhler en enero.