VIENEN DÍAS DE OLAS

Comer cerca del mar: 20 paraísos en el litoral de Valencia

Hagamos un viaje por la costa, desde Camp de Morvedre hasta la Safor, en busca de lugares donde ser felices

26/07/2019 - 

VALÈNCIA. Decía Jesús Terrés que lo contrario a la enfermedad no es la salud; es el mar. Que todo es más fácil frente a las olas. Vienen días de sentarse a contemplar el horizonte mientras las horas se mueren sin prisa. Se nos ha colado el verano en el alma, y ahora estamos empapados. Como no hay toalla a la vista, solo queda rendirse a la fuerza de la naturaleza, quitarse el remordimiento por no tener obligaciones y sentarse en la orilla.

A ser posible, con una botella de vino.  Descorchar, y luego brindar.

El mar es salud, sí; y el mar también es Valencia. Vivimos en una provincia bañada por la luz, que se refleja contra el agua del Mediterráneo, y lo deja todo claro, cristalino, para aquellos que saben mirar. Hay pocos placeres comparables a comer en el litoral. Desde Camp de Morvedre hasta la Safor, las oportunidades de hacer buena mesa en un bonito paisaje son inconmensurables, y resulta que llevamos tiempo desaprovechándolas.

Hay que cambiar eso, y de ahí esta guía costera. En realidad, es un mapa del tesoro

Lo más al Norte

Camp de Morvedre: Arrels / Don PiqueCasa Ruiz

Si vamos de arriba hacia abajo, vamos de Arrels hacia el resto. La casa de Vicky Sevilla en Sagunto, capital de la comarca de Camp de Morvedre, es una joya en el Norte. Se basa en la identidad y en el territorio. Por el espacio -en el centro histórico del municipio, dentro de un palacio del siglo XVI-, pero sobre todo por los fogones, donde se potencia el producto de la zona. Pese a su talento, la joven cocinera no es nada pretenciosa, y cuando le pedimos que recomiende otro restaurante, señala hacia el escenario rival de Puerto de Sagunto. Ahí está Don Pique, que prepara tapas de toda la vida, no acepta reservas y siempre tiene cola en la puerta. "Es un sitio tradicional, con su vitrina de pescado fresco. Muy rico", afirma.

Y puestos a escalar la provincia, otra secreto a voces. En L'Almardà, que es una de las playas más bonitas de Valencia, situada a continuación de Canet d'En Berenguer, hay un sitio poco conocido y con gran encanto. Se trata de un chiringuito donde las tapas no dicen mucho, pero el cuscús lo cambia todo. El restaurante está regentado por una familia árabe que prepara platos típicos por encargo en cazuelas muy generosas. Anota: Casa Ruiz.

Y ahora, la huerta

Horta Nord: Ca PepicoNapicolVida

Pocos enclaves de Valencia son tan prolíficos en su gastronomía como l'Horta Nord, cuyo paisaje es un lienzo campestre, y de ahí tanta riqueza. En Meliana se cultiva de todo, desde cebollas a sandías, pasando por alcachofas y cítricos, que llegan a la mesa de los bares. Ahí está Ca Pepico, con cuatro décadas de historia, sirviendo verduras ecológicas y arroces escandalosos. También es uno de los sitios donde mejor se bebe de la provincia, con más de 500 referencias de vino. Y muy cerca queda Napicol, casi una epifanía. Ana y Chemo se han dejado guiar por la luz del Barrio de Roca para poner en marcha un proyecto muy especial, dentro de una alquería y con una terraza donde apetece estar. Honestidad; guiso y mano.

La juncia, que es la planta de la chufa, salpica el horizonte aquí y allá. Gana protagonismo en Alboraia, que además es la meca de la horchata. Vamos a hacer una parada, esta vez para beber. Habrá que adentrarse entre los campos, para llegar a una alquería de 1180, con animales de huerta y venta directa de verdura. Se trata de Vida. Horchatería distinta, en un entorno para disfrutar en familia, donde también dispensan fartons y cocas caseras.

Esa Valencia Marítima

València Capital: Casa CarmelaAnyoraLa AldeanaCasa MontañaEl Mesó

València, la capital, la que lleva acento, tiene dos playas. La primera es La Malva-rosa, que limita con la Patacona de Alboraia, donde hay una hilera de chiringuitos y bares para comer. Entre las trampas para turistas, es posible dar con sorpresas, incluso con un templo tan vivo como Casa Carmela. Tiene fama de preparar la mejor paella de València, y lo sea o no, es una visita imprescindible para sus amantes. Una casa familiar, donde conservan la receta de la bisabuela de Toni Novo, preparada con buen fondo y sobre leña de naranjo.

En la segunda playa, Las Arenas-El Cabanyal, justo antes de llegar al Puerto y La Marina de València, el escenario cambia. Porque sí, porque los Poblados Marítimos son la esencia de la ciudad, porque hablan de lo que fuimos y seremos. Un nido de recetas tradicionales, de pescadores, como esa titaina gloriosa de Casa Montaña. Es la bodega más emblemática de todas, la que ha marcado el ritmo del barrio, que ahora se ve agitado por otros espacios más nuevos, pero respetuosos con las raíces. Por ejemplo, Anyora, donde beber es un lujo y la carta se reboza en la casquería; o La Aldeana 1927, con oferta de almuerzos y bondades de cuchara. Podríamos seguir, pero mejor caminar hacia más abajo, hasta el barrio de Nazaret. Haz una parada en la terraza de El Mesó. Pide ahumados, salazones y quesos.

Arroces del Sur 

Pobles del SudLlar Román, La Ferrera, L'EstablimentCasa Carmina

El último distrito de València, el número 19, es Poblados del Sur. También el más extenso. Aún sin el título de comarca, abarca hasta ocho pedanías, con muy pocos hombres y mucha naturaleza. Esa Dehesa de El Saler, y de repente L'Albufera atardeciendo. Los restaurantes de la zona se esmeran por cocinar el arroz que crece en sus aguas, son los centinelas de una herencia que pasa de padres a hijos, y que ha dado identidad a Valencia en el mundo entero. Se preparan buenas paellas en Pinedo, ya sea en establecimientos tradicionales como el afamado Llar Román, o haciendo alarde de juventud en La Ferrera. En la terraza de este restaurante, con vistas relajadas al mar, también se puede degustar otros platos clásicos adaptados por Chabe Soler, como el esgarraet de pimiento y bacalao, o el sepionet sucio.

Si hay una cuna del arroz, no obstante, es El Palmar. En esta pedanía conviven hasta 32 arrocerías, y todas sirven su paella. Vamos a destacar la de L'Establiment, por los detalles, por el mimo. Tiene el fondo, tiene el ahumado, y sobre todo, tiene la mano de las maestras arroceras que se han criado junto a las aguas de la laguna. Pero si queremos acercarnos a la costa, a El Saler, entonces Casa Carmina. Abrió como bar de comidas en 1988, y las hijas de los fundadores siguen al frente, Maria José en la cocina y Carmen en la sala. Calamar de playa, clotxinas o gamba de Dénia para empezar; luego paella valenciana o fideuà.

Que se note el pescado

Ribera Baixa: Ca ArturPicanterra 

Hay arroz, sí, pero también mar. La Ribera Baixa cuenta con la influencia de las comarcas hermanas, por lo que la paella tiene protagonismo, pero también pesa la identidad costera y se trabaja mucho el producto marinero. La capital es Sueca, que concentra restaurantes como Ca Artur, donde puedes empezar por la sepia de lonja y pedir al centro un buen arròs del senyoret. Luego está Cullera, famosa por sus playas y la afluencia de veraneantes. Para alejarse del bullicio, busca el restaurante Picanterra. Un escenario único, frente a L’Estany, donde se puede disfrutar de una comida tranquila y sosegada, con platos del recetario valenciano y algunos toques vanguardistas. Mucho guiso, arroz y pescado.

Prestigio en La Safor

La Safor: Casa Sanchís La TulipaEl ParpallóCasa Manolo

Mar Soler, de 2 estaciones, es de La Marxuquera, y además lo siente mucho. Por eso le preguntamos por sus lugares preferidos para comer, no solo en la pedanía, sino en toda la comarca de La Safor. Empieza por Gandia, que para eso es la capital, y por un bar de los honestos, que suelen ser los buenos: "Casa Sanchís La Tulipa. Sirven ensaladillas, figatells, aspencat, coques, sang amb ceba... Muchos platos típicos y bien cocinados", arranca. En la playa del municipio también señala el Stop Bar, "con gran calidad en tellines, gambetes, salaures...". Pero como dijo Macarena Escrivà, La Safor es mucho más que Gandia, y Soler secunda la moción: nos habla de Glòriamar en Piles, Kiko Port en Oliva y para quien quiera arroz, El Parpalló, en La Drova. "En una casa preciosa, con piscina y al lado del Mondúber".

Ahora bien, no se puede hablar de gastronomía en La Safor sin mencionar Casa Manolo, con una Estrella Michelin. En la playa de Daimuz, casi metido en la arena, como si de un chiringuito se tratara. Nada más lejos de la realidad: aquí hay cocina de las altas. Y es la de Manuel Alonso, que es un chef equilibrado y personal, pero ciertamente hijo de la tierra que le vio nacer. Esa a la que le está devolviendo el regalo, en forma de prestigio, porque resulta que teníamos una gastronomía costera única, y no estábamos hablando de ello.

No volverá a pasar. Comer cerca del mar... 

Menuda suerte la nuestra.