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calle libertad / OPINIÓN

Otras caras, misma pandemia y mismos errores

Foto: E. PARRA/EP
14/07/2021 - 

El sábado conocíamos el nuevo cambio de caras en el Gobierno de España. Nuevas caras, pero mismo líder y mismos socios, como un intercambio de cromos en un mismo álbum que tiene en portada las fotos de ERC y a Bildu y dentro toda una colección de atropellos al Estado de Derecho.

Una de las víctimas de este cambio de imagen es el valenciano José Luis Ábalos, hasta ahora ‘mano derecha’ del presidente y número tres del partido, que deja su cartera de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana salpicada por el Delcygate y el escándalo de las ayudas de Plus Ultra. La salida del valenciano tras la revolución de Sánchez ha desequilibrado las fuerzas en el PSPV y ha sumido a parte del partido en un alto grado de confusión respecto a algunas de las decisiones tomadas por el presidente Sánchez. Ábalos ha dejado de ser ministro, pero también secretario de Organización del partido por lo que en la Comunidad Valenciana los miembros socialistas se pelean por ver qué facción es la más sanchista. Hasta ahora lo eran los “abalistas”, pero con la caída del de Torrente y el nombramiento de Morant, valida de Puig, como nueva ministra, la cosa de ser más sanchista que Sánchez está reñida.

Y en esas está el jefe del Consell, Ximo Puig, mientras en la Comunidad Valenciana se expande la variante Delta, siguen sin tomarse medidas equilibradas, sin llegar ayudas directas y se cercenan derechos fundamentales. Señor Puig, deje de mirar a su partido, deje las cuitas internas que los valencianos le necesitan.

Diana Morant. Foto: E. PARRA/EP

Decía que cambian las caras, pero es la misma pandemia: la socialista. Ruina y miseria para la sociedad valenciana, para nuestro ocio nocturno, nuestra hostelería y nuestro turismo. Toque de queda, restricciones a la movilidad y el derecho de reunión limitado diez personas. Que sí, que está avalado por la Justicia, faltaría más, pero cuando hemos llegado hasta aquí es porque no hemos hecho bien el trabajo de antes.

Y nuestros jóvenes sin vacunar, la Comunidad Valenciana es la más rezagada - y cada semana más alejada de la media nacional en la vacunación de 30 a 39 años- en una España que tiene las cotas más bajas entre los jóvenes (8%) si comparamos con Bélgica o Francia (40%). Es tremendo todo. Vaya verano se presenta.

Con la situación actual, no es cierto que haya que elegir entre blanco (cerrar absolutamente todo para evitar contagios) y negro (no tomar ninguna medida ni precaución). En primer lugar, ni la tasa de ingresos en UCI ni de fallecimientos justifica tomar medidas tan restrictivas de derechos fundamentales, como tampoco se toman por las muertes por accidente de tráfico o por accidentes cardiovasculares.

En segundo lugar, vivimos en un país en el que la vida al aire libre, donde el riesgo de contagio es mínimo, es posible gracias a las condiciones climáticas (especialmente en verano). Lo que debemos hacer, por tanto, es fomentar el ocio al aire libre gestionado por las empresas del sector y cumpliendo con las medidas de limitación de aforo, mascarillas, etc. Es el mejor modo de evitar un descontrol en los contagios mientras mantenemos el sector del ocio nocturno a flote y ofreciendo oportunidades más allá de restringir derechos.

Foto: ALBERTO ORTEGA/EP

Decir que la restricción de derechos fundamentales como ya funcionó en el pasado es también pertinente en el presente es muy cómodo, pero no es una argumentación aceptable. El gran incremento de la incidencia asola fundamentalmente a España y Portugal, mientras que en el resto de países europeos (que tampoco tienen toques de queda) es más moderada, por lo que es cuestionable que sea la única medida idónea para atajar el incremento de casos. Si hay medidas alternativas menos gravosas para los derechos fundamentales, aunque sean más caras, deberían tomarse prioritariamente.

Como vemos, no cambia nada. Ni cambia la forma en la que El Botànic enfrenta la pandemia en una situación nueva con gran parte de población vacunada, poca ocupación hospitalaria y pocas muertes; ni tampoco cambia Sánchez, ni sus planes, ni sus socios.

El verdadero revulsivo sería que Sánchez dejara de ser presidente y que el separatismo dejara de marcar la agenda de 47 millones de españoles. El verdadero cambio que abriría la puerta a la esperanza sería que nuestro futuro lo guíen las reformas, el sentido común y la defensa de un país de españoles libres e iguales en derechos y obligaciones independientemente del territorio en el que vivan.

Somos conscientes que hay muchos españoles que ven con desazón este momento, pero como hemos dicho muchas veces, Sánchez pasará, la pandemia acabará y España se levantará.

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