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reunion con los técnicos

El parking de Brujas enfrenta a vecinos y comerciantes y mete a Grezzi en un atolladero

Los vecinos no quieren que se reserven plantas para rotación; los vendedores del Mercado Central, que se les dé la primera planta para asuntos de logística; y los comerciantes, que se abra a los vehículos de visitantes

30/12/2016 - 

VALENCIA. Un viejo adagio sostiene que no hace falta buscarse problemas: ellos vienen solos. Eso al menos es lo que debió pensar el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, quien vivió este jueves un episodio surrealista. A primera hora de la mañana mantuvo una reunión con representantes vecinales de Ciutat Vella y del Mercado Central y los Comerciantes del Centro Histórico a quienes de primera mano les presentó los avances del proyecto del parking de la plaza Brujas. Y aunque dicho aparcamiento toma su nombre de la ciudad belga, a la que estuvo vinculado y donde murió un valenciano ilustre, Luis Vives, parece que en realidad haya sido bautizado como tal por las meigas, caprichosas y arteras que todo lo confunden, porque lo que se encontraron el edil y los técnicos fue una pequeña ceremonia de lo absurdo.

Durante más de dos horas, unos y otros aportaron sus diferentes puntos de vista sobre cómo debe ser la operatividad en un aparcamiento que, como indicaba poco después el concejal, y todos coincidieron, “posibilitará la liberación del espacio que actualmente ocupan los coches en Ciutat Vella”. El problema, un auténtico nudo gordiano, es que las posturas que se plantearon son irreconciliables. Cada uno pide una cosa. Así lo admitía Julia Martínez, de la asociación de Comerciantes del Centro, quien reconocía que “cada uno” de los entes asistentes al encuentro tenía su propia opinión.

Siguiendo el orden cronológico, la reunión se abrió con la exposición de los arquitectos del equipo redactor, de la sociedad Urbanistas Ingenieros, que explicaron que el proceso consiste a priori en la adecuación del aparcamiento entre sus plantas -5 a -1 (siendo esta última utilizada también como vestíbulo), más el diseño de la rampa desde la calle Editor Manuel Aguilar, que tendrá un coste estimado de medio millón de euros

En este último punto, precisaron, están trabajando con la previsión de un gálibo de 3’20 metros que permita el acceso de vehículos de hasta 7’20 metros de longitud y 2’30 de anchura; o sea, que las furgonetas y vehículos de reparto podrán acceder a él fácilmente. Igualmente explicaron que, tal y como está acordado con la Generalitat, en el primer sótano del aparcamiento solo se podría disponer de espacio para entre 40 o 50 vehículos, ya que hay que reservar espacio para una posible apertura futura de la estación de Metro en el último sótano de la construcción. 

Posturas encontradas

El problema llegó a la hora de escuchar a las tres partes implicadas, porque aquello sonó como tres instrumentos diferentes. En representación del Mercado Central acudió su gerente, Cristina Oliete, quien transmitió el deseo de los vendedores (acordado en su última junta) de que se cambie el sentido de las rampas de entrada y salida del futuro aparcamiento, dejando la entrada en Barón de Cárcer.

Por este motivo pidió un rediseño de cara a que tenga tres carriles de entrada desde la plaza de San Agustín (2 para coches y uno para EMT-Taxi), y destinando para la salida la de Manuel Aguilar, que con Guillem Sorolla recibiría el tráfico de esos tres carriles. Además ha trasladado la solicitud de que se posibilite una conexión entre el nuevo aparcamiento y el existente en el sótano del Mercado Central, que se reserve espacios para el anclaje de carros de compra, y la reserva de la primera planta para las labores de logística.

Frente a esta propuesta, los representantes vecinales de la Coordinadora de Entidades de Ciutat Vella, sugirió todo lo contrario. Su representante Trini Piquer, reclamó que no se construya acceso alguno al nuevo aparcamiento en Manuel Aguilar, y que el acceso al mismo se realice por el aparcamiento de Juan de Vila-Rasa, que debería conectarse con el de Brujas. La salida sería por Barón de Cárcer, que recuperaría así un único sentido de salida hacia San Agustín. De esta manera, la entidad solicita que todo el tráfico de acceso al párking que ahora está previsto por Guillem Sorolla se traslade a Pintor Domingo y Santa Teresa, quedando Guillem Sorolla y Manuel Aguilar libres de tráfico privado.

Ninguna plaza para los visitantes 

Además, respecto a la operatividad del nuevo aparcamiento, su propuesta es que los vendedores del Mercado Central continúen operando en el aparcamiento de su sótano, accediendo a él por Maria Cristina hasta las 9 de la mañana, hora en que se debería cortar el acceso a cualquier vehículo. De ese modo, solicitan que del nuevo aparcamiento se dediquen tres plantas para vecinos, una para el servicio del Mercado Central y ninguna a rotación.

Con todos estos cambios, Martín García, también portavoz de la Coordinadora de Entidades de Ciutat Vella, comentó que los vecinos solo precisarían de un microbús eléctrico de la EMT de 25 a 35 plazas para dar servicio a todas las necesidades la zona en un itinerario interior, pudiéndose eliminar todo el resto, puesto que, literalmente, dijo que no veían inconveniente alguno en realizar transbordos. Unas peticiones que causaron sorpresa en el equipo de la Concejalía de Movilidad.

Por su parte, Julia Martínez, en representación de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, pidió que el nuevo aparcamiento tenga un uso principalmente de rotación o un doble uso residentes/rotación, y que tenga un importante espacio para la logística, de cara a eliminar en superficie las plazas de carga y descarga y mejorar el espacio público. La Asociación de Comerciantes a su vez ha discrepado de las otras dos, en cuanto que han defendido el doble sentido para Barón de Cárcer, como indica el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, pero mejorada con los cambios que puede aportar el aparcamiento gracias a la desaparición de plazas de carga y descarga y estacionamientos en superficie.

Un embrollo de difícil solución

Tal y como mandan las normas de cortesía, antes de acabar el encuentro Grezzi agradeció la participación de todos los asistentes y les aseguró que tanto la concejalía como el equipo redactor del proyecto habían tomado nota de sus peticiones, pese a ser en muchos casos, y como ya se sabía, posturas diametralmente opuestas. Poniendo buena cara al mal tiempo, les aseguró que buscaría “puntos comunes que satisfagan a las necesidades y el bienestar común de las valencianas y valencianos”.

La situación constituye un atolladero para Grezzi, que ve como tiene un nuevo frente de batalla en el que, tome la decisión que tome, tendrá a al menos una de las tres partes en contra. Pese a todo, desde Movilidad aseguraron que se intentará llegar a consensos para que la decisión final que se tome sea del agrado del mayor número de agentes sociales y, sobre todo, la más satisfactoria.

En parecidos términos se expresó Julia Martínez, una de las participantes en la reunión, quien abogó por hallar puntos de confluencia “para que todo el proyecto sirva para poner en valor la zona y dar un servicio del siglo XXI”. E igualmente recordó que una vez se ponga en marcha el parking de la Plaza de Brujas será el aparcamiento del centro histórico.

Sólo hace falta que las meigas dejen de confundir.

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