El muestrario español de bocadillos de carne está lleno de joyitas. Pero un buen bocadillo de pastrami te puede cambiar la vida
En su versión más popular y tradicional, es un emparedado basto, excesivo por definición, cuyo elemento central es una carne de vacuno -normalmente la falda de la ternera- que adquiere dimensiones celestiales tras ser sometida a todo tipo de barrabasadas. Curada en salmuera varios días; embadurnada con todo tipo de especias y pimienta; expuesta a temperaturas infernales, y cocida por último a baja temperatura durante cerca de 30 horas. Es una lenta tortura, la del pastrami. Y aunque no es un proceso sofisticado, no todos los cocineros lo ejecutan con éxito. Os aseguramos que el que nos trae a casa el equipo del bar Tonyina, a través de su línea de delivery San Pastrami, merece estar en este “top” de Guía Hedonista.
La carta es escueta -¡gracias!-: consta de nueve emparedados de inspiración viajera -Kioto, Buenos Aires, Pekín, Bangkok, Francia, Italia- y dos postres riquísimos. Estos sándwiches y bocadillos son versiones libres, incluso libérrimas, del pastrami mítico Katz’s de Nueva York. Conviene en todo caso evitar comparaciones y apreciar lo que tenemos entre las manos: emparedados contundentes, elaborados con cariño y buen equilibrio entre sus ingredientes. Para una primera vez, recomendamos el Muerde Times Square, con la combinación clásica de pastrami jugoso con mostaza, col y pepinillos encurtidos. Son bocadillos, pero no es comida rápida.
Cada día uno hasta que pruebes sus nueve bocadillos.