El Consejo de Ministros aprueba este lunes el borrador de la ley que fija cuatro categorías en función de la sensibilidad de la información
Se avecina año electoral y los políticos se aprestan a descansar sus mentes. Pedro Sánchez se va ,-cree-, con los deberes hechos aunque con la rémora de la condena a José Antonio Griñán y Manuel Chaves. Alberto Núñez Feijóo se siente reconfortado por las encuestas. En Unidas Podemos sigue el desconcierto con su liderazgo, en Vox están descolocados por su estancamiento y Ciudadanos bastante tiene con gestionar su futuro
El bucle electoral ya está a pleno rendimiento. O eso nos quiere transmitir Pedro Sánchez que sin duda está semana ha vuelto a ser el amo de la pista. Ha cesado, dimitido o como quieran venderlo, a diestra y siniestra. Y se vuelve a reinventar con nuevos cortafuegos que veremos si le son efectivos o llegan tarde porque la economía aprieta y de qué manera.
El Debate del Estado de la Nación se celebra la próxima semana, después de siete años. Pedro Sánchez no encontró o no quiso encontrar momento para celebrarlo. En esta ocasión la situación política y económica no es muy halagüeña. Tenemos división “aparente” en el Gobierno de coalición, malos datos económicos que auguran un futuro negativo y una guerra y una pandemia activas.
Cerca de cumplir siete años escribiendo una columna todas las semanas en esta casa, siempre siendo fiel a mi forma de ver y entender la vida. En un momento particular de la crisis global que vivimos, voy a ser tremendamente honesto.
Cada verano es peor que el anterior. Es la estación plebeya del año. Parece que el calor lo justifica todo, incluida la mala educación de quienes no saben vestir como toca. En un tiempo de descamisados y horteras, la elegancia cobra mayor valor
Sin solución de continuidad vamos de Andalucía, al recibo de la luz para extenderle la alfombra roja al presidente de EEUU. Mr. Biden se aviene a la foto con un cariacontecido Pedro Sánchez que intentará sacar lustre a la cumbre de la OTAN en un momento delicado para la política internacional y para coger aire tras el fiasco electoral andaluz. Y Mónica Oltra ya no está o eso parece.
En España no tenemos mucha experiencia, pero poco a poco el modelo de la coalición se instala por la fragmentación del voto. Hasta ahora el resultado ha sido desigual. Tenemos al Gobierno nacional unido por el pegamento del poder pero con muchas disputas internas, en las autonomías hay distintos modelos. Contamos con el Botànic, en Castilla y León PP y Vox, en Andalucía, a expensas del domingo, PP y Ciudadanos, y en los ayuntamientos hay todo tipo de coaliciones
¿Quedará algo en pie cuando echemos a Atila Sánchez? A lomos de su caballo Isidoro, el presidente galopa por todo el país destruyendo lo que encuentra a su paso. Pero el animal, exhausto de tanta correría, es inocente. Hay que crear un fondo para rescatarlo del jinete pálido
Llueve a mares literal y metafóricamente. Los partidos tradicionales son los protagonistas absolutos de casos de corrupción ocurridos hace años, pero tampoco hace siglos. Las dos caras de la misma moneda, o mejor, de la misma política, o quizá de una forma de entender la política.
Cautivo y desarmado ha quedado el elector que alguna vez votó al Pepé. ¡Qué espectáculo el protagonizado por la derecha finolis! No hay quien nos defienda de la tiranía amable que dirige el país. Se impone el exilio interior o la Resistencia en estos tiempos recios
Algo se mueve en la política nacional. Cientos de miles de votantes del PSOE, desengañados del Gobierno calamidad, se pasan a las derechas. Es un movimiento del que apenas se habla, lento pero continuo, como una lluvia fina que acabará en una riada de votos. Son los rojos que han cambiado de bando
El silencio de UGT y CCOO es atronador en nuestro peor momento histórico desde la muerte de Franco. El país ha entrado en barrena, con un deterioro alarmante de las condiciones de vida, y ellos siguen calladitos. Ahora pretenden engañarnos con la nueva reforma laboral. No cabe mayor sumisión al Gobierno de los ricos y de la extrema pobreza
Avisa que Sánchez está "obligado" a hacer cumplir ese fallo y si no lo hace puede incurrir en prevaricación