El cóctel es discurso
El estado de la coctelería en València es deplorable. La culpa la tienen los empresarios. Por suerte, los hay temerarios
El estado de la coctelería en València es deplorable. La culpa la tienen los empresarios. Por suerte, los hay temerarios
Aterrizamos en una isla y un campo de fútbol nos sirve de pista, que la mar está a la vista. La más alta, porque hoy izamos velas. Subimos a un barco, al de bodegas bien llenas de vino. Que los zares nos esperan dispuestos a meternos un gol, el de beberse nuestras botellas más preciosas. Las que irán madurando acaloradas mientras el reloj dice tictac. Echamos un último ojo a sus escarpadas costas y emprendemos la aventura. Esto es Madeira.
Maduritesseo maduritismo, tanto da que da lo mismo. Hoy toca hacer un canto a la virtuosa madurez vinosa y aunque por la cabeza de pelos rojos no pasa madurar, sin que sirva de precedente nos revestimos de chica madura
Buenos días, tardes o noches y saludos cordiales. Es igual y bien está. Porque hoy, entre horquillas, chuflos y copa en mano nos sentamos en el sofá, ima cavea de la pelu. De sky rojo barbero, faltaría más.
¿Qué es el cava? dices, mientras clavas en mi pupila tu pupila azul como el mar.¡Qué es el cava! ¿Y tú me lo preguntas? El cava... eres tú.
Entre los efluvios de un Crepúsculo del Amor, nos preguntamos si la ciudad debería ser más hawaiana o si hemos alcanzado el éxtasis de sombrillas de papel sobre el cóctel
¿Te has preguntado de dónde proviene esa bebida que cada día viertes en tu taza? ¿Y te has cuestionado si podría ser mejor?
La vida es un cuento, hedonistas. Para bien y para mal y desde aquí siempre para mejor. Eso es así y así lo contamos: contando un cuento… que érase que se era una tierra valenciana de nombre Els Alforins.
Ya lo dijo un tal Ovidio: “Saepe creat molles aspera spina rosas". Y nosotros, que no pasamos del rosa rosae, lo corroboramos. Que una rosa es una rosa y dos rosas, dos son (chimpón). Que lo bello no quita lo pinchudo y ni lo más precioso salva del dolor.
Algunas semanas hace que nos despedimos con una reina de corazones y la promesa de un pronto retorno. Ha tardado un poquito, vale, pero es que el tiempo vuela cual cerdo jabalín y nos deja ahí, pasmados, con cara de vaca que ve trenes pasar. Pero no hay dolor, porque hoy volvemos con un as de picas y una pica en Flandes.
La Borgoña no es una señora. Para nada. La Borgoña es un lugar, un destino, un sueño. Realidad y, seguramente, algo de fantasía. La que hace que aquellos que pisan sus suelos se enamoren para siempre. Ya no hay vuelta atrás
A veces nos hemos aburrido. Un poquito, pero sí, lo confesamos. Cuando los ojillos se cruzaban con esas cartas de consabido y resabido listado de vinos de las más manidas zonas del país. Pero el hastío no podía durar, porque ya es bien sabido, somos hedonistas
En València se come bastante bien pero ha llegado en momento de admitir esa otra cara no tan amable de la moneda: en pocas ciudades de España se bebe peor
Jugar, a eso vamos hoy, que a juguetones no nos supera nadie. ¿Que a qué? Pues al tenis. Sí, hedonistas, pero no os asustéis, que no nos vamos a cansar una pizca. Muy al contrario, nos quedaremos con ganas de más.
Oli, holísticos hedonistas. Esta semana venimos dispuestos a subir una colina. Y quién sabe, igual terminamos bajando una montaña con carita de precioso Hugh Grant en sus mejores y contemporáneos años. Paradojas de la vida
Lo sabéis de sobra. Nos encanta mucho viajar. Como sea y a donde sea. Disfrutando siempre copa en mano, claro, que por algo somos hedonistas. Hoy nos vamos lejos. Muy lejos
Momentos que son un regalo. Vinos que son un regalo. Regalos que vienen y se irán. Como los Reyes Magos y sus camellos que hace unos días nos visitaron
Que sí. Han llegado y funfunfun. Las no sabemos si bien o mal llamadas. Las fiestas ya están aquí. Esas navidades en las que, por supuesto, y las vivamos como las vivamos, encontraremos un momento para celebrar
Hoy vamos a meternos en un buen lío. O en un lío de los buenos, todo depende de cómo se mire. De la mano de uno de los más grandes, eso sí. Del maestro Pitu Roca. Porque la selección de vinos la ha hecho él.
Hoy vamos a hacer unos cuántos kilómetros, lo advertimos. Si queremos explicaciones se las pedimos a la revoltosa culpable. Una uva hedonista y diferente que no puede estarse quieta: la sauvignon blanc