Vino, claro, que es verano
Pues sí, pues claro que vino. Que ya llegó el verano y su fruta. Calor caluroso, soles felices y playas desiertas. Porque así las imaginamos y así son. Con su chiringuito, claro. Ese en el que ponerse un poquito a la sombra, curar quemazones y lucir palmito. O esos bares de pueblo en los que refugiarse con amigos entre chata y chato, entre tapita y tapito. Que es lo que toca, hedonistas, refrescarse por fuera y por dentro de color gazpachoso asalmonado, que es clarete, no rosado.