VALÈNCIA. La guerra entre Rusia y Ucrania también se libra más allá del terreno físico, con sus consecuencias para la economía. Valencia Plaza contactó con Enric Montesa, miembro de la Comisión de Economía Digital y Nuevas Tecnologías del Colegio de Economistas de Valencia (COEV), para abordar cómo y en qué magnitud una ciberguerra podría afectar a los estados y sus tejidos empresariales dado que, pese a estar acostumbrados al entorno virtual, usualmente los ciudadanos “no saben muy bien que significa que una nación está atacando a otra en el terreno digital”.
En los últimos años, el mundo ha experimentado la globalización, un fenómeno que, en boca del economista, da pie a que las grandes corporaciones puedan tener la producción “completamente focalizada” en aspectos como la estrategia de precios, la estrategia fiscal y también, por otra parte, la de intentar “desmantelar” el poder de negociación de los sindicatos. Muchas de ellas son funcionales a través de "redes industriales", diferenciadas del Internet convencional.
En este contexto, se ha normalizado que la producción de bienes como los smartphones sea colaborativa entre 42 países: “Suiza produce una serie de elementos, Corea del Sur igual... Y, curiosamente, el montaje es en China”. Los bloqueos de las cadenas de suministros, bien sean por un ciberataque o por cualquier otro medio, paralizarían la llegada o uso de productos que hoy entendemos como bienes de “gran necesidad”.
En un hipotético mundo “sin gasolina” y, por ende, “sin coches”, el escenario sería el de una sociedad "enfrentándose a un colapso civilizatorio”, al igual que pasaría con otros elementos como "fertilizantes, gas, agua o el propio internet". Vivimos, pues, en una sociedad "tan sofisticada e hipertecnológica, tan interconectada y sistémica" que, al final, acaba siendo “muy poco resiliente”.
Para Montesa, la ciberguerra es un “sálvese quien pueda”, algo “tremendo” y que equiparó a cuando, en la guerra de Yugoslavia, se tumbaban los tendidos eléctricos “por donde iban todos los datos”. Estos ataques, transportados a la actualidad, constituirían “una cuestión de defensa y orden público”. Empresas "como Ford Almussafes" se verían “desconectadas de todo” al producirse ofensivas contra el tráfico de datos, al igual que pasaría con otros entes, como los sistemas bancarios.
Un bloqueo de los sistemas de pago, que los proveedores no acepten el pago en dólares, o la exclusión del proveedor del sistema SWIFT estarían provocando ese bloqueo en las cadenas de suministros. “Todos los proveedores son mantenidos, les proporcionan de todo; incluso la planta de montaje hace el control de calidad, está todo automatizado. Las comunicaciones públicas son vitales, no sólo las físicas, para las mercancías y la solicitud de pedidos”.
Uno de los ejemplos más claros citado por el propio Montesa para ilustrar esa "revolución" y "dependencia" de la tecnología fue el de la caja registradora, una herramienta usada en negocios como los supermercados que permite monitorizar, gracias también al código de barras, el stock que abandona la tienda, qué producto es y cuántas unidades: “Los gerentes dejaron de comprar lo que creían que vendían y pasaron a comprar lo que sabían que vendían".
La geopolítica juega un papel claro en esta cuestión y el economista rescató una de las teorías más sonadas para comprender la situación actual tras más de un mes de invasión rusa. Se trata de la Teoría del Heartland que, en resumidas cuentas, apunta que, quien dominase cierta área del mundo – el Heartland o 'región cardial' -, obtendría el control global. Si bien antaño estas zonas concretas serían exclusivamente puntos marítimos como el canal de Suez, la evolución tecnológica ha posibilitado que el ciberespacio constituya una pieza más del rompecabezas: “Quien controle el ciberespacio, controla el mundo cibernético; quien controle el mundo cibernético, controlará el mundo”.
Y, para fomentar el interés por la ciberseguridad y tener este flanco cubierto, Montesa destacó la iniciativa Cyber Polygon, un encuentro anual de los representantes de varios estados y de empresas punteras donde se realizan simulacros de ciberataques a escala mundial, es decir, simulacros de un mundo que súbitamente se encuentra desconectado de la red. Se trata de “dar carta blanca” a “fastidiarse mutuamente” con el fin de detectar debilidades en los sistemas de red. Un entrenamiento para defender ese Heartland.
'Blockchain' es una tecnología que va sumando adeptos con el paso del tiempo y que podría evitar el riesgo de la pérdida del flujo de datos de estados y empresas. Cabe destacar que existen dos tipos, públicas y permisionadas – privadas -, con diferencias sustanciales en su operatividad desde dentro, pero con la premisa común de ser redes descentralizadas y con la posibilidad de crear puntos de conexión o nodos en diferentes partes del planeta.
Montesa también es divulgador de esta tecnología y reconoce que los estados que quisieran llevar a cabo ataques contra bases de datos tendrían “difícil taparle la cara” a ‘blockchain’. Se trata de una red “muy resiliente” en la que sí, un gobierno podría limitar o prohibir el minado de nuevos bloques, pero no alterar el volumen de datos que los ya existentes contienen. “Por encima de los países, de las guerras y de todo siempre habrá un nodo que mantendrá una copia de la base de datos”.