VALÈNCIA. El textil valenciano no se rinde. Pese a los contratiempos que está encontrando en el camino hacia su reconversión, su transformación para suministrar material sanitario es ya una realidad. Compra de maquinaria, homologación de tejidos y adaptación de sus líneas de fabricación son algunos de los movimientos que varias compañías ya han acometido para conseguir una producción local y minimizar la dependencia con el mercado exterior. Una consistente red empresarial que ya se ha erigido como un potente clúster sanitario del textil 'made in Valencia' y cuya primera incursión fue la confección de mascarillas quirúrgicas ante la escasa oferta, ahora han dado un nuevo salto hacia un nuevo modelo de este producto y la producción de batas sanitarias.
Y es que la decisión del Gobierno de fijar un precio máximo en las mascarillas quirurgícas puso en jaque esta iniciativa, promovida por Cotoblau, Rapife, Marie Claire, Funcotex y Euromoda, con la colaboración del IVACE, pero a la que ya se han sumado un centenar de firmas. El coste de producción de su producto no rentaba a 0,96 céntimos la unidad como regulaba el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Las cuentas no salían. Unos esfuerzos casi truncados. Pero como el ave fénix, estos empresarios valencianos dieron un cambio de rumbo a su estrategia inicial tirando de plan B para centrarse en las mascarillas higiénicas reutilizables, aunque manteniendo las otras para la Generalitat Valenciana con quienes tienen firmado un acuerdo de comercialización.
Todo el potencial se había centrado en la confección de mascarillas quirúrgicas homologadas por el Instituto Tecnológico del Textil de la Comunitat (Aitex) y con licencia otorgada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Un clúster sólido que, de acuerdo con las previsiones de la Generalitat Valenciana, permitirá en su arranque fabricar 500.000 mascarillas al mes, una producción que podría llegar a ser de hasta siete millones mensuales dentro de dos o tres meses.
“Nuestro producto no es un trozo de tela, sino las Rolls-Royce de las mascarillas con cinco capas, tres dobladillos, corte por ultrasonidos, auditorias, homologación y licencias”, explicaba a Valencia Plaza el presidente de Ateval y dueño de Cotoblau, Càndid Penalba. La inversión en maquinaria también ha sido importante, especialmente en un momento en el los precios se han triplicado ante la carrera desesperada de países y compañías para conseguir material sanitario y herramientas con las que poder afrontar la crisis.
"La regulación de los precios tuvo un efecto bastante devastador en los ánimos del clúster sanitario valenciano. Nos quedamos preocupados. Hemos hecho importantes inversiones para conseguir transformar las compañías y fijaron un precio a coste de producción en China cuando ni los salarios ni los impuestos son como allí", lamenta el empresario.
Ahora, las fábricas están produciendo a pleno rendimiento este nuevo modelo de mascarillas, unas 200.000 unidades diarias, que también están homologadas y con certificado de la AEMPS. Ya han empezado a distribuir entre cadenas de parafarmacia, empresas o comercios mayoristas que suministran a farmacias. Aunque no han tenido que rediseñar sus planes de producción, confían en que no haya nuevos sobresaltos. De hecho, todavía están recibiendo la maquinaria que adquirieron hace meses para afrontar esta transformación, pero que llega "a cuentagotas". "Estamos rogando a Dios que no regulen ahora el precio de estas mascarillas. Ya hemos tenido que repensar la estrategia y buscar otro tipo de mascarilla. Sería catastrófico para todos los que nos hemos reconvertido y hemos destinado recursos propios para lograrlo", subraya el empresario.
Pero el clúster del textil valenciano va más allá. La falta de Equipos de Protección Individual (EPI) en los centros sanitarios también ha llevado a las compañía a aprovechar su tecnología y know how a lanzarse a la elaboración de batas sanitarias de dos tipos: de un solo uso y reutilizables. Ya se ha conseguido la homologado por Aitex para tres tipos de tejidos diferentes con el objetivo de disponer de mayores posibilidades de confección.
"Yo fabricaba un tejido para fundas de colchón de hospitales y pensé que ese material podía servir para batas porque protege totalmente al sanitaria. Los resultados de las pruebas fueron excelentes y recibí la homologación de Aitex. Ahora solo falta el último paso para que la Agencia del Medicamento nos conceda el certificado que acredite el producto", explica el presidente de Cotoblau que ya confecciona unas 5.000 batas diarias para hospitales de toda España.
Muchas de estas compañías están radicadas en la zona de la Vall d'Albaida convirtiendo a Ontinyent en el epicentro del sueño. Precisamente este pasado jueves, el alcalde de la ciudad, Jorge Rodríguez, y el presidente de Ateval, Càndid Penalba, presentaban un plan dotado con 300.000 euros y financiado por el consistorio ontinyentí del que podrán beneficiarse cientos de empresas para reorientar su producción, con un beneficio doble: mantener puestos de trabajo y reducir la dependencia de otros países de materiales como mascarillas, batas, equipo de protección o elementos de desinfección de materiales y personas.
Para ello, se ha creado la marca Tèxtil Ontinyent con la que no sólo se pretende aglutinar a las empresas radicadas a Ontinyent, sino que quiere convertirse en un sello distintivo frente a la avalancha de textil de otras latitudes y de menor calidad.