VALÈNCIA (EP). El empresario navarro Benito Jiménez, Premio Jaume I al Emprendedor, ha destacado la apuesta por "conectar lo local y lo global" y su papel a la hora de "transformar sociedades".
Así lo ha señalado el presidente, fundador y CEO de Congelados de Navarra SAU, en declaraciones a Europa Press tras conocer que se le ha concedido el prestigioso galardón.
El jurado ha valorado, entre otras cuestiones, su trayectoria empresarial, que "comenzó en una multinacional para lanzarse a crear su propia empresa de producción de verduras congeladas con el objetivo claro de que su trabajo le hiciera feliz y poder estar en Navarra, su tierra".
Jiménez ha expresado su satisfacción y convencimiento de que la distinción reconoce la decisión que tomó en su día, "sin más pretensión", afirma, que estar en su tierra y cerca de su familia poder ganarse la vida. También lo interpreta como un espaldarazo a la labor que realiza todo su equipo y a su familia.
En la actualidad, exporta productos a cera de 90 países de todo el mundo y está feliz de que sus iniciativas sean "transformadoras de las zonas en las que se instalan", cambiando la agricultura, los servicios o el empleo de esas áreas. "Estamos haciendo globales productos locales, trasladando la producción local a restaurantes de Nueva York o la India", ha apostillado.
Respecto al impacto de la crisis covid en el emprendedurismo, Jiménez ha considerado que para algunos será "un acicate", aunque "hay gente que se va a quedar por el camino y eso es muy trágico".
En su opinión, la enseñanza que se extrae de la pandemia para el futuro es la siguiente: "Estad atentos porque pueden pasar cosas imprevisibles".
Benito Jiménez es ingeniero agrónomo, MBA del IESE y presidente de Congelados de Navarra, una de las compañías líderes de Europa en la fabricación de verduras congeladas. Actualmente, dispone de cinco plantas de producción en España y una en Alemania, que además cuenta con delegaciones comerciales en Reino Unido y Estados Unidos.
Su ritmo de crecimiento ha sido constante y le ha llevado a cerrar en 2020 con una facturación de 225 millones euros y una producción de 240K toneladas de verduras distribuidas por todo el mundo (exporta más del 60% de su producción). Emplea de manera directa a 757 personas y más de 2.000 empleos indirectos.
Por su parte, el investigador Fernando Valladares Ros, reconocido con el premio Jaume I a la Protección del Medio Ambiente, ha pedido "recordar lo vulnerables que hemos sido" en la pandemia del coronavirus y "lo importante que es estar rodeado de un ecosistema saludable" para "no caer en errores del pasado", así como tampoco "repetirnos en las salidas históricas de las crisis", "que siempre han sido algo atolondradas y aceleradas".
En declaraciones a Europa Press, este doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de investigación del CSIC, donde dirige el grupo de Ecología y Cambio Global en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, se ha mostrado un poco "sobrepasado" y sorprendido, aunque también "ilusionado".
"Uno siempre piensa que su ciencia es interesante pero que fuera de su círculo de especialistas no tiene tanta repercusión. Me da un poco de pudor recibir un premio tan importante haciendo algo que muchas veces decimos en broma que lo haríamos gratis porque estamos encantados de la ciuda con nuestra investigación", ha comentado, antes de añadir: "Al final es verdad que aunque no esté estudiando la vida en marte o salvando personas, contribuimos para crear un mundo mejor".
Sobre su trabajo, ha explicado que él y su equipo en estos años han abarcado "cosas más sencillas y concretas, como la respuesta de las plantas a estrés ambiental", para ir después "escalando en complejidad" hasta abordar "el impacto de la actividad humana en los ecosistemas", "siempre volviendo a los orígenes de las plantas, la biodiversidad, la contaminación, el cambio climático". Todo ello analizando ambientes mediterráneos pero colaborando con otros investigadores para "entender la generalidad".
Preguntado sobre si después ha aumentado la sensibilización de las personas respecto a la protección del medio ambiente, ha señalado que "totalmente" y que, aunque "quizás la conciencia ha tardado tiempo en llegar, ya está aquí". Se ha referido al momento en que expuso su tesis doctoral en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992) que dio origen a los principales convenios de lucha contra el cambio climático, para señalar: "Lamento que hayamos tardado 30 años en concienciarnos, pero nunca es tarde, estamos a tiempo de hacer muchas cosas".
En ese sentido, ha llamado a "ponernos de acuerdo y acelerar un poco lo que no hemos podido hacer con la calma, sensatez y madurez con la que contábamos hace décadas". En alusión a la agenda 2020, ha afirmado que "tenemos una década más para hacer bien las cosas" y "aplicar el conocimiento científico a los ecosistemas", todo ello para "hacer un mundo más sano y una humanidad más feliz, que se nos está olvidando que ese es el objetivo".