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lavado de cara a las MEDIANERAS

València prolonga la avenida Blasco Ibáñez con seis grandes murales de 'street art'

7/06/2017 - 

VALÈNCIA. Habitualmente la proliferación de obras de arte urbano en una barriada no responde a un ritmo controlado, sino que salpica los muros sin compás, y siempre va de espaldas a la institución. Ahora olviden todo esto. El Ayuntamiento de València quiere lavar la cara del Cabanyal a través de una ejecución programada de grandes murales en medianeras de edificios municipales, seis intervenciones artísticas que llevarán a cabo a lo largo de este año con un coste aproximado de 18.000 euros de la mano de la concejalía de Gestión de Patrimonio Municipal, liderada por la edil María Oliver. Es el catedrático de la Universitat Politècnica de València (UPV) y profesor de pintura mural desde 1989, Juan Bautista Peiró, también responsable del festival de arte urbano POLINIZA DOS, quien organizará un programa de 'street art' que busca crear una microruta desde el límite de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar en una prolongación ficcionada a golpe de rodillo y spray. 

"El objetivo fundamental es resignificar lo que ahora se ve como algo abandonado, ver que con pocos pero adecuados ingredientes se le puede dar un sentido muy distinto a lo que se tiene", explica Peiró. Es probable que si han paseado por el barrio en las últimas semanas ya hayan dado cuenta de la operación, pues se han ejecutado dos de los seis grandes murales previstos para este ejercicio, un proyecto que no se descarta continuar en 2018 con nuevas intervenciones. El primero de ellos, de la mano del argentino Bosoletti, es un trabajo que hace uso de la figura humana como manera de dar vida a un espacio abandonado, un mural que funciona como un negativo fotográfico que puede ser revelado por los viandantes con su teléfono móvil y un filtro. 

"Me parece muy importante esa diferencia entre imagen y realidad, o representación y presentación. Por un lado, sobre todo la parte de las cabezas, los pelos y pechos, están las zonas tratadas como imagen al revés, pero después hay una parte muy material, los chorretones de pintura de las primeras capas o esas figuras cortadas que remiten a la estatua griega y al concepto de ruina y belleza clásica", indica el catedrático de la UPV. Por su parta, la firma de Hyuro no es ajena a los muros de València, cuyos característicos trazos han dado vida al segundo de los seis murales planeados para 2017. También en este caso apuesta por figuras humanas, tres mujeres que remiten a las tres Gracias clásicas pero ataviadas como amas de casa y presentando una tarta con la forma de la casa que sirve de soporte para el mural. 

Es precisamente la "feliz" casualidad lo que ha hecho que esta ruta se convierta en una prolongación artística de la avenida Blasco Ibáñez, pues la medianera seleccionada por Hyuro se ubica en el extremo de la vía, a la que continúan otros espacios que han formado un camino alternativo al mar. Es el italiano Guido Bisagni, que firma con el nombre 108, el tercer artista urbano que generará una obra en una de las medianeras de edificios de propiedad municipal del Cabanyal. Recién llegado a España, hoy iniciará la ejecución de una obra que, confiesa, todavía no sabe "cuál será el resultado", aunque el espacio que ocupará no deja de ser "similar" a otros muros intervenidos por él en todo el mundo, "lugares abandonados que esperan una rehabilitación", indica. 

Foto: KIKE TABERNER.

"Todavía no estoy seguro de lo que quiero hacer, pero eso es también parte de mi trabajo. Mi estilo es abstracto, está muy conectado con las vanguardias así que este mural seguirá estando centrado en la forma y usaré el blanco y el negro en él. No me gusta decidir el proyecto con meses de antelación cuando estoy a 2.000 kilómetros de distancia, porque no conozco el lugar y no sé que sensaciones me va a dar", explica el artista italiano. Bisagni pasará los próximos días en el Cabanyal ejecutando una pieza que se situará justo al lado de la de Hyuro, dos artistas bien distintos pero que a su manera tratan de integrar la realidad de la barriada en sus piezas. 

"Este proyecto tiene un sentido muy concreto. En la universidad, con POLINIZA, lo que planteamos eran formas de enfrentarse al graffiti, al post-graffiti... de una manera en la que nuestra principal guía era que hubieran diversidad de lenguajes y calidad en ellos. Aquí evidentemente hay un contexto e intencionalidad muy concreta. Se entiende que van a ser murales más o menos efímeros, que esta zona se va a regenerar, que se vana pintar las casas, algunas se tirarán o restaurarán", recalca Juan Bautista Peiró. Precisamente desde el consistorio apuntan a que el trabajo de la mano del Centro de Investigación de Arte y Entorno de la UPV es lo que dará una, "no la única", medida para mejorar la estética de las "degradadas" fachadas de los inmuebles de la zona. 

Sobre cuestiones de estética, reconoce el catedrático que espera que esta actuación programada de murales no derive en algo similar a un barrio del Carmen que considera que ha devenido en un "totum revolutum" del arte urbano. "Hay cosas que pueden tener mucho interés pero al final se acaba convirtiendo en ruido visual", afirma. "No quiero que nadie venga a hacer un decorado maravilloso pero aislado y que al lado siga estando lo mismo. Me interesa una poética relacionada con el dibujo, en el que el soporte se respeta al máximo. Lo que se hace no debe ser un maquillaje, sino que tiene que dialogar con lo que ya hay. Se puede releer sin hacer grandes estridencias, ni sobresaltos".

Foto: KIKE TABERBER.

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