VALÈNCIA. El hostal podrá continuar operando, pese a las quejas vecinales. El Ayuntamiento de València ha dado luz verde a la comunicación ambiental de un hostal situado en la primera planta de un edificio céntrico de la ciudad, sito en la plaza de Alfonso el Magnánimo. Desde hace años, los vecinos y los propietarios e inquilinos mantienen una disputa administrativa y jurídica en el consistorio debido a la existencia de un inmueble situado en el entresuelo, entre la planta baja y la primera planta, declarada como vivienda. Una circunstancia que a priori sería incompatible -no pueden existir usos terciarios por encima de los residenciales-.
Todo empezó en el año 2015, cuando la firma Hisome Four pidió a la concejalía de Urbanismo cambiar el uso residencial de su inmueble, en la primera planta, a un uso terciario hotelero, con resultado favorable desde el consistorio. Sin embargo, diferentes vecinos del mencionado edificio advirtieron de una singularidad en la finca: había un entresuelo que acogía una vivienda y, por tanto, según la normativa urbanística, no cabía el funcionamiento ni del hostal, ni de cualquier otro uso terciario en el resto de pisos superiores, como una residencia de ancianos que también estaba operando.
La finca se construyó allá por 1945, si bien este entresuelo se instaló más tarde con el propósito de que sirviera como vivienda para la familia del chófer y portero. El curioso espacio que contiene el edificio es invisible a cualquier ojo desde la calle principal, puesto que sus ventanas únicamente dan a un callejón posterior, si bien se tiene acceso desde la escalera principal y el ascensor.
Tras la denuncia vecinal, los inspectores municipales se personaron en el edificio y constataron la existencia de la vivienda de 65 metros cuadrados, con dos dormitorios, un baño y un salón-cocina, información que ratifica el catastro. De hecho, se había solicitado la renovación de la licencia de ocupación de vivienda en 2014. Así pues, los técnicos municipales señalaron entonces, ya en 2019, que esta situación generaba "una incongruencia con el cumplimiento de la normativa" pese a que la licencia del hostal había "pasado todas las inspecciones oportunas del servicio de licencias con el resultado de apto".
Pero la batalla no acabó aquí, puesto que la resolución definitiva del servicio tardaría en llegar más de un año, tras superar las alegaciones de ambas partes. La empresa aseguraba que, pese a que el inmueble en cuestión se utilizase como vivienda, "no debería tener un uso asignado como vivienda", dado que no cumplía con las alturas mínimas exigidas por las normas de habitabilidad. Así, subraya el hostal, la renovación de la licencia de ocupación "no debería completarse de forma favorable".
Sin embargo, los vecinos insisten en que las alturas mínimas exigidas por la normativa actual no se pueden aplicar a un edificio de mediados del siglo pasado. Además subrayan que esa condición de vivienda "ha permanecido en el tiempo" desde antes que llegara el hostal, que el propietario de la casa "ya contaba con licencia de ocupación y de habitabilidad" y que desde 2014 el catastro tiene este espacio como un elemento independiente "con el mismo uso de vivienda que siempre ha tenido". Aunque ciertamente la casa no se haya usado durante mucho tiempo, lo importante, sostiene el vecindario, es que "sí se destina a vivienda en la actualidad y cuenta con las licencias que lo acreditan".
Por otro lado, el hostal aseguraba que según el planeamiento urbanístico anterior -el PEPRI del Barrio de la Seu-Xerea- la vivienda nunca podría haber sido declarada como tal porque está en la misma planta que otros usos no residenciales, algo incompatible. Lo que el propietario de la vivienda y los vecinos niegan tajantemente: "No está a la misma altura, está justo por encima. Es decir, en el entresuelo, que no es lo mismo que un bajo".
Más allá de todo eso, la firma sostiene que si la residencia geriátrica que funciona en la segunda planta obtuvo la licencia, es porque sí tenía la compatibilidad favorable, lo cual respaldaría su postura. A lo que se suma que el entresuelo en cuestión se ha estado ofertando como apartamento turístico, además de solicitar permiso este año para ejercer como tal.
En definitiva, la decisión final ha llegado en septiembre de 2020. En la resolución, los funcionarios aseguran constatado que la vivienda del entresuelo fue instalada a posteriori de la construcción del edificio, y que estas actuaciones se ejecutaron "sin la preceptiva licencia" y que a efectos urbanísticos es un elemento que no forma parte de la protección del edificio. Así pues, se admite que, en efecto, el uso residencial se está realizando en el entresuelo, pero por estrictos motivos de seguridad jurídica, dado que incluso ha habido una transmisión de la casa.
Esto es lo que argumenta el consistorio para concluir, por una parte, que no se pueden retrotraer todas las actuaciones de obra, transmisión y licencia del entresuelo. Y además, asegura que el uso terciario del hostal es legal, al igual que la actividad de residencia geriátrica que se desarrolla en la segunda planta.
Huelga recordar que en marzo entró en vigor el nuevo planeamiento urbanístico para la zona, el Plan Especial de Ciutat Vella (PEP), que restringe sobremanera el uso terciario hotelero y de vivienda turística. Especialmente en este barrio, La Xerea, donde la implantación nueva de estas actividades queda prohibida generalmente.
Sí permitirá que, en un futuro, se puedan implantar nuevas viviendas turísticas temporales -no profesionales-, siempre en edificios residenciales y mixtos, por encima de los usos no residenciales, y por debajo de viviendas. Será en un futuro porque el PEP aplaza este permiso hasta que exista una ordenanza propia de apartamentos turísticos. Así que, por ahora, los nuevos pisos turísticos 'temporales' están prohibidos en toda Ciutat Vella.