VALÈNCIA. La antigua sede de Correos de València, sita en la céntrica plaza del Ayuntamiento, fue adquirida a finales del pasado año por la Generalitat Valenciana para reconvertirla en Palau de les Comunicacions. Desde entonces, ha venido realizando diferentes actos vinculados con el sector de la comunicación, así como recepciones en Fallas a la hora de la mascletà, aunque el evento más importante fue la celebración del 40 aniversario del Estatut, celebrado el pasado 1 de junio y presidido por Ximo Puig. Ahora bien, lo ha estado haciendo sin licencia para su funcionamiento.
Así, según diferentes fuentes consultadas por Valencia Plaza, no consta en el Ayuntamiento de València solicitud alguna de la Generalitat Valenciana de una licencia para el funcionamiento del edificio. Fuentes de Presidencia de la Generalitat, que administra el inmueble, admiten la falta de licencia de actividad, pero señalan que tampoco la tenía cuando se adquirió a Correos: "El edificio nunca ha tenido licencia, ha funcionado siempre como está funcionando ahora", aseguran.
No van mal encaminados en la Administración autonómica valenciana. El expediente de licencia del edificio de Correos data de 2001, poco antes de iniciarse su última reforma integral. Al año siguiente, el Ayuntamiento le concedió la licencia de actividad para el "servicio de correos y telégrafos", pero no permitía su funcionamiento hasta que la empresa pública no subsanara diferentes deficiencias técnicas en el proyecto. Algo que no se habría producido.
En 2011 los servicios municipales insistían aún en que la actividad estaba en funcionamiento sin el visto bueno de la administración local, vulnerando de ese modo diferentes normativas. Incluso amenazaban con precintar el edificio por la irregularidad, dado que las deficiencias afectaban a su seguridad. A pesar de ello, la empresa pública estatal no habría corregido las deficiencias, pues desde 2014 no se han registrado nuevos movimientos en el expediente municipal.
No obstante, aunque Correos hubiese obtenido la licencia para prestar el servicio de correos y telégrafos, cabe la duda de si esa licencia valdría para la nueva actividad que se desarrolla en el edificio con la actual propietaria, la Generalitat, que es la celebración de eventos, en algunos casos con centenares de personas. Una actividad para la que la propia Ley de la Generalitat de espectáculos públicos, actividades recreativas y establecimientos públicos exige requisitos de seguridad específicos.
Así, a finales de 2021, la Generalitat Valenciana suscribió la compra del enclave, que costó a las arcas públicas 23,9 millones de euros. Durante Fallas se hizo servir como palco privilegiado con catering desde donde ver las mascletaes para altos cargos, entidades falleras y de fiestas de diferentes lugares de la Comunitat Valenciana, asociaciones, medios de comunicación, entidades empresariales y deportivas y colegios profesionales, entre otros colectivos de la sociedad civil.
El resto del tiempo, se ha empleado como recinto para eventos del sector de la comunicación. Son ejemplos de ello los Premios Ortega y Gasset organizados por El País, la presentación de la edición en papel de La Vanguardia, ambos con presencia e intervención de Puig. Además, acogió el acto del 40 aniversario del Estatut, y este lunes, sin ir más lejos, un encuentro de la Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana (ADCV), que Presidencia aprovechó para convocar a la prensa con el fin de que Puig explicara desde allí la situación sanitaria en relación con la covid.
Aunque en la Administración valenciana admiten la falta de licencia, la enmarcan en un contexto de laxitud y permisividad con los edificios públicos en la ciudad de València: "La gran mayoría de edificios públicos de València funcionan sin licencia", aseguran.
Conscientes de la irregularidad, en Presidencia insisten en que se "va a subsanar". "Hace varias semanas, se decidió iniciar un procedimiento para subsanarlo", concretan. En el Ayuntamiento no han recibido nada aún. Con todo, en Presidencia puntualizan que los actos realizados no han estado exentos de medidas de seguridad: "Cuando se abrió para las mascletaes se hizo lo necesario para garantizar la seguridad; hubo reuniones responsables de seguridad y se hizo un plan de evacuación".
La adquisición del edificio por parte de la Generalitat, pilotada desde Presidencia, todavía no ha cristalizado en un plan detallado sobre su funcionamiento en un futuro a medio plazo. Y eso que ya han pasado seis meses desde entonces. Lo cual motivó las críticas de la oposición. Por ejemplo, la secretaria general del PPCV, María José Català, criticó el "dineral" invertido con el objetivo de "ver bien las mascletaes".
Hay que recordar también que, para hacer frente al desembolso que suponía la compra del edificio, el Gobierno valenciano aprobó sacar parte del dinero de partidas presupuestarias ajenas, de la Conselleria de Educación y de la de Vivienda. Concretamente, dinero sobrante de líneas para el plan de construcción de colegios Edificant, y de otra referida a las ayudas a ayuntamientos para la compra y mejora de viviendas.
Una información, publicada por Valencia Plaza, que también levantó polvareda entre los populares, cuyo presidente, Carlos Mazón, criticó duramente la falta de concreción de la Generalitat sobre "qué usos se le va a dar al inmueble de Correos más allá de ser el balcón fallero de la Generalitat, organizar 'saraos' de autobombo y montar catering para los amigos".
Incluso socios de Gobierno de Puig, Unides Podem, ha cuestionado el proceso de compra de la antigua sede de Correos. De hecho, una de sus diputadas valencianas, Estefania Blanes, junto a la responsable de política municipal de Esquerra Unida, Néfer Vives, señalaron la "opacidad" de procesos de venta de edificios de Correos como el de València.