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Pros y contras de la fusión entre Bankia y CaixaBank, así lo ven seis financieros

25/09/2020 - 

De izquierda a derecha arriba: Isabel Giménez (FEBF), Lourdes Martí (Aznar Patrimonio) y Marisa Mazo (GVC Gaesco). Debajo siguiendo el mismo orden: René Bauch (gCapital), Juan Miguel Damià (Tressis) y Fernando Ibáñez (Ética Patrimonios)

VALÈNCIA. Los equipos de CaixaBank y Bankia ya están trabajando en la operación de la integración de la segunda en la primera, que se prevé esté materializada en el primer trimestre de 2021. Una operación que es la de mayor calado bancario que ha vivido la 'city' valenciana y que fue presentada el pasado viernes como "una oportunidad única de crear valor". Así lo manifestaron ante inversores y analistas José Ignacio Goirigolzarri, que será el nuevo presidente de la entidad resultante, y Gonzalo Gortázar, que ostentará el cargo de consejero delegado con plenos poderes.

Este diario se ha puesto en contacto con seis reputados financieros para conocer sus impresione al respecto de esta operación para ofrecer una pluralidad de opiniones. A todos se les planteó las mismas cuestiones como la valoración de la misma, el impacto que va a tener en la Comunitat Valenciana y si finalmente se devolverán las ayudas públicas recibidas por BKIA. A continuación sus respuestas:

Lourdes Martí, asesora en Aznar Patrimonio


-¿Cómo valora la operación?
-Hace muchos años que he dejado de valorar las grandes operaciones entre los bancos españoles, por la falta de credibilidad que contiene el mensaje de una fusión como la que en estos días se está produciendo: reducción de costes, búsqueda de sinergias... Mensajes que a priori suenan como música con perfecta armonía si solo pensamos en esa búsqueda de complementar los negocios de empresas y consumo (CaixaBank) y con la de crédito hipotecario (Bankia), sí como de crecer hasta el infinito y más allá en el área de seguros; negocio que parece ser las dos entidades desarrollan con bases bastantes consolidadas. Si la reducción de costes, que fundamentalmente se va a producir por el cierre de oficinas e integración de servicios centrales entre otros, ¿en qué lugar quedan los empleados? Si la búsqueda de sinergias va a suponer una menor oportunidad de diversificación y competitividad de negocio para los clientes, ¿qué valor se le está dando al cliente? Si además añadimos que en esta fusión aparece en escena el sector público afectando a tres grandes comunidades como son la valenciana, Madrid y Cataluña con distintas marcas gobernantes, todo me hace pensar que hay demasiados intereses con distintos fines.

-¿Qué impacto va a tener en la Comunitat Valenciana?
-Quizá el único punto que tengo claro puede ser positivo para nuestra comunidad es que se mantenga la sede social, que no operativa, en València, y que ello sirva para conseguir una mayor cohesión territorial entre las tres comunidades implicadas.

-¿Se devolverán las ayudas por el rescate de Bankia?
-Si como se espera de esta fusión es conseguir una entidad con mayor solidez dentro del sistema bancario, lo que puede producir un aumento del valor de las acciones y una mayor rentabilidad por el negocio, podríamos esperar que esto ayudara a devolver las ayudas al Estado. Pero entre toda la información publicada por las dos entidades poco han confirmado a este respecto. Por lo que tendremos que esperar para ver cómo se resuelve este asunto. Quizá esta sea la fusión que marque la diferencia entre las otras tantas vividas y la que nos ayude a recuperar la credibilidad de la banca y de los gobernantes. La esperanza, nunca se pierde.

Isabel Giménez, directora general de la FEBF

-¿Cómo valora la operación?
-La operación es positiva para sus accionistas y para la sociedad española desde el punto de vista económico-financiero. Es urgente seguir con la consolidación bancaria en la Eurozona, habida cuenta de que con los tipos de interés tan bajos los márgenes se ven reducidos, generando bajos retornos del capital en el sector. Las dos vías de aumentar el atractivo de las entidades financieras cotizadas son las fusiones y el recorte de costes. La rentabilidad de la banca española está en mínimos históricos -siendo la mitad de la rentabilidad media de la banca europea- con un ROE medio previsto para las entidades españolas en 2020 del 2,2% y en 2021 del 2,6% frente al 6,1% obtenido en 2019. La situación actual con tipos de interés muy reducidos y recesión derivada de la crisis de la covid-19 ha afectado a los clientes de las entidades financieras (economías domésticas y pymes), perjudicando al valor de sus balances, y por ende, a sus cotizaciones. La fusión CaixaBank-Bankia ha animado las cotizaciones y reducirá costes, con el cierre previsto de 1.400 oficinas y entre 5.000-8.000 trabajadores menos, aligerando sus balances a mayor velocidad. Las sinergias calculadas son del orden de los 770 millones de euros anuales, con mejora de ingresos en torno a los 290 millones. En la presentación de la fusión se habló de como el ahorro de gastos alcanzará su plenitud a partir del año 2023, y los mayores ingresos a partir de 2025.

-¿Qué impacto va a tener en la Comunitat Valenciana?
-La fusión tendrá un efecto positivo para la plaza financiera valenciana al contar con la sede de la principal entidad financiera española por volumen de activos en España con 587.000 millones de euros. Ahora bien, conviene recordar que CaixaBank y Bankia son un modelo de banca con red presencial y elevado número de oficinas, de manera que la reducción de presencia física puede afectar a su cartera de clientes (banca minorista y pymes). Existen coincidencias en su cartera crediticia, de manera que algunas pymes deberán buscar otro proveedor bancario si quieren mantener la diversificación financiera.

-¿Se devolverán las ayudas recibidas por el rescate de Bankia?
-Para recuperar los 24.000 millones de euros inyectados por el Estado en Bankia, el grupo resultante tendría que multiplicar por once su valor actual en bolsa, que ya recoge la prima del 30% que asumirá la primera (CaixaBank) por absorber la segunda (Bankia). Ahora, por separado, la capitalización de ambos grupos suma algo más de 16.000 millones de euros, de los que 4.200 millones corresponden a la entidad rescatada en 2012. Una cantidad que está muy lejos de los 175.000 millones euros que tendría que alcanzar el conglomerado resultante para que el FROB recuperara todo el apoyo otorgado en su día. De momento, la cotización de Bankia y el canje en la fusión permitirán recuperar al FROB -principal accionista con el 61,78% del capital- parte del dinero invertido en su rescate. La absorción supone una ventaja añadida para el FROB, al ver reducida la presión del BCE para reducir su participación en Bankia -que vencía teóricamente en diciembre de 2021- al dejar de ser el principal accionista de la entidad resultante con un 14%. Los accionistas de ambas entidades confían en los dividendos -cancelados en este ejercicio por el BCE-, pero que cuando vuelvan a repartirse generarán una rentabilidad que siempre se agradece. La presencia en el accionariado de la Fundación Bancaria La Caixa es un modelo de rendición de cuentas y gobierno corporativo. La importancia estratégica de sus proyectos sociales es garantía de la vuelta al reparto del dividendo para mantener sus programas de cohesión social. Independientemente de esta operación, y a la hora de estimar la devolución de las ayudas a los rescates bancarios, se tiene que valorar la gestión realizada a lo largo de todos estos años desde la SAREB, ya que la gestión de los vehículos de transformación de activos tóxicos transferidos desde las entidades financieras, las AMCs -comúnmente conocidas como 'bancos malos'- afecta directamente a la recuperación de las pérdidas incurridas por el Estado en las reestructuraciones bancarias.

René Bauch, cofundador de la EAF gCapital Wealth Management


-¿Cómo valora la operación?
-Viendo la tendencia de concentración de entidades bancarias dentro de Europa desde la crisis financiera, deberíamos primero preguntarnos por qué se realiza esta fusión por absorción; además del sentido de esta operación y sobre todo la alta rapidez con la que se está realizando. Por separado, estas dos entidades ya presentaban pocas perspectivas de negocio, y con el futuro cada vez más incierto acentuado por la segunda oleada de la pandemia hay una creciente necesidad de buscar sinergias y economías de escala. Es conveniente tener un 'campeón nacional' ante la competencia de grandes operadores internacionales. Incluso para hacer frente a la amenaza de las FANG (Facebook, Amazon, Netflix y Google) quienes están obteniendo fichas bancarias para Europa. A pesar de los avances que podrían ser generados hay un claro 'canto de cisne': el fin de la banca tradicional tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Cabe recordar que España ha sido -y sigue siendo- un país muy bancarizado. El peligro de monopolio por colusión aumenta, dado que el número de entidades financieras grandes se reduce a tres como son Banco Santander, BBVA y CaixaBank.

-¿Qué impacto va a tener en la Comunitat Valenciana?
-Entre las dos entidades fusionadas suman más de 6.500 oficinas y 50.000 empleados. Sin embargo, el Banco Santander cuenta con 3.000 oficinas y 20.000 trabajadores en todo el territorio español. Asimismo, BBVA tiene 2.500 oficinas y 20.000 empleados. Esto nos induce a pensar que la fusión bancaria inevitablemente traerá un adelgazamiento de la red de oficinas y, por ende, de su número de empleados. La digitalización permite a los clientes acudir cada vez menos a las sucursales bancarias y, además, tanto CaixaBank como Bankia son bancos nacidos de múltiples fusiones anteriores con importante reducciones de oficina y personal. Es por eso que cada uno de estos bancos ha heredado redes muy pobladas en las regiones donde las antiguas cajas de ahorros tenían mayor presencia. Y justamente la Comunitat Valenciana y Canarias son las regiones con mayor presencia de sucursales, que pueden ser objeto de cierre como consecuencia de la fusión por absorción. Otras regiones como Galicia o Aragón tienen un exposición mucho menor por estar dominadas por entidades más pequeñas como Abanca o Ibercaja respectivamente. En cuanto a la decisión tomada de fijar la sede de la nueva entidad resultante en València existe el peligro de una mayor reducción de sucursales bancarias en la Comunitat frente a otras regiones.

-¿Se devolverán las ayudas recibidas por el rescate de Bankia?
-Las decisiones tomadas durante la crisis financiera implicaron un problema futuro en cuanto a la recuperación del capital inyectado por el Estado en BFA, matriz de Bankia de 22.000 millones de euros. Como dato a tener en cuenta decir que desde el año 2012 solo se han devuelto 2.500 millones de euros. El valor bursátil de la participación del Estado en BFA el día antes del anuncio de la fusión era ligeramente inferior a 2.000 millones de euros. De ahí que me pregunte: ¿De cuánto debería ser el dividendo de la nueva entidad donde el Estado participaría con un 16% aproximadmente del capital para devolver los 17.500 millones restantes?

Fernando Ibáñez, director general de Ética Patrimonios

-¿Cómo valora la operación?
-Esta fusión ha sorprendido mucho a la opinión pública, pero en el caso de Bankia ya sabíamos que antes o después el Estado tenía que dar una solución a su irregular participación consecuencia del rescate. Las únicas dudas eran su compañero de viaje y la foto final de la eventual fusión, incluyendo el valor de la participación del Estado. Todavía falta por definir el futuro de otras antiguas cajas de ahorros -como Unicaja o Ibercaja-, que puede pasar por nuevas fusiones o salidas a bolsa, por lo que la concentración bancaria en España no ha terminado todavía. Es un proceso normal en un sector acosado por la creciente regulación y la caída de márgenes, pues incrementar el tamaño de los bancos supone acceder a economías de escala. El Banco de España está animando este proceso para evitar riesgos y contar con entidades más resilientes; mientras el Gobierno ha aprovechado la atracción mediática de la pandemia para afrontar una operación no exenta de polémica tanto en lo económico como en lo político. La parte negativa es que vamos a tener un panorama bancario muy reducido y concentrado, con menos alternativas para particulares y empresas, y un riesgo claro de oligopolio tácito. Por otra parte, entidades más grandes pueden ser más viables, pero también suponen un riesgo sistémico para nuestra economía.

-¿Qué impacto va a tener en la Comunitat Valenciana?
-Poco a poco vamos conociendo más detalles, por lo que ya podemos dibujar algunas conclusiones. La reducción de oferta de productos y servicios bancarios va a tener un impacto importante en las empresas valencianas, que además pueden ver mermado el riesgo conjunto concedido por las entidades que se fusionan, limitando su acceso a la financiación en un entorno próximo muy complicado económicamente. Por otro lado, esta fusión va a impulsar drásticamente la reducción de oficinas ya iniciada después de la anterior crisis, con su efecto sobre los clientes y el sector inmobiliario. Todo esto empuja todavía más a la banca online pero, por otra parte, significa el despido de muchos empleados en condiciones menos favorables que hace unos años. A un nivel más 'romántico', supone el fin definitivo de los restos de Bancaja-ya muy reducidos en la creación de Bankia-, y el adiós de una generación de banqueros y bancarios valencianos que impulsaron el crecimiento de nuestra comunidad durante décadas, con sus luces y sus sombras.

-¿Se devolverán las ayudas recibidas por el rescate de Bankia?
-En la estructura actual de la operación, la recuperación de la inversión del Estado es mínima. Mucho nos tememos que asistiremos de nuevo a una 'democratización' de las pérdidas entre todos los contribuyentes, por una mala gestión en la que no participaron y en la que no se han depurado todas las responsabilidades. Con estas operaciones, es difícil que los ciudadanos recuperemos la confianza en las entidades financieras, que siguen viéndose como las principales culpables de la anterior crisis y, además, asistidas por el Gobierno cuando tienen dificultades.

Juan Miguel Damià, socio director de Tressis

-¿Cómo valora la operación?
-Desde un punto de vista estrictamente de negocio, la operación tiene todo el sentido del mundo, más aun en el actual escenario de la economía española. Se va a crear la mayor entidad por activos gestionados en territorio nacional, y se van a generar unas sinergias que van a permitir ahorrar costes y mejorar la rentabilidad de los accionistas. Desde un punto de vista más social, habrá que ver cómo se gestiona esa reducción de costes vía cierre de oficinas y despidos de empleados en las zonas en las que mayor solapamiento haya. Como consumidores, la concentración del sector reduce el abanico de oferta a nuestro alcance en servicios como la financiación, pero lo normal será que veamos otras operaciones similares en los próximos meses.

-¿Qué impacto va a tener en la Comunitat Valenciana?
-Ambas entidades tienen mucha ascendencia sobre nuestra tierra porque integraron en su momento a Bancaja y Banco de Valencia. Por ello, quizás las duplicidades sean también mayores aquí que en otros sitios. La razón social del nuevo banco seguiremos teniéndola aquí como sucede actualmente con la de Bankia y CaixaBank aunque eso no significa que los órganos de decisión también lo estén, tal y como ocurre hoy en día.

-¿Se devolverán las ayudas recibidas por el rescate de Bankia?
-Después de los años que han pasado ya desde entonces, parece difícil que se consigan devolver todas las ayudas aunque desde luego gracias a esta operación habrá mayor probabilidad de que se devuelva una mayor parte de ellas. La creación de una entidad más grande y más rentable generará mayores expectativas de que la participación del Estado tenga más valor. Y al mismo tiempo le permitirá poder ir deshaciendo posiciones sin injerir demasiado en el mercado porque no es lo mismo ir desprendiéndose del 15% de una cotizada que del 60%.

Marisa Mazo, subdirectora de Análisis de GVC Gaesco

-¿Cómo valora la operación?
-La fusión de CaixaBank-Bankia es positiva desde el punto de vista de beneficio por acción y de rentabilidad sobre los recursos propios. De hecho, según nuestros cálculos, el beneficio por acción estimado de CaixaBank será en 2022 un 30% superior al que se estimaba previamente. Con tipos de interés negativos durante un periodo muy largo y un incremento de las pérdidas por deterioro de activos, las entidades financieras tienen que actuar sobre los costes operativos para mantener su rentabilidad. Y las fusiones domésticas permiten realizar importantes sinergias de costes por el solapamiento de redes y funciones. De hecho, el equipo gestor ha estimado una reducción de gastos de 770 millones de euros para 2023, lo que equivale al 42% de los gastos operativos de Bankia.

-¿Qué impacto va a tener en la Comunitat Valenciana?
-Tanto Caixabank como Bankia tenían su domicilio social en Valencia y la nueva entidad lo mantendrá en esta localidad. Por otro lado, la entidad combinada tiene un 32% de cuota de oficinas bancarias en España. Esta cuota es del 50% en Castellón, del 30% en Alicante y del 46% en València, por lo que esperamos una mayor realización de sinergias de costes en València y Castellón que en otras provincias del territorio nacional.

-¿Se devolverán las ayudas recibidas por el rescate de Bankia?
-A nuestro juicio, a corto plazo no se devolverá la totalidad de los importes utilizados en el rescate BFA-Bankia. Además, hay que tener en cuenta que BMN también obtuvo ayuda estatal por lo que habría que sumar ambas cantidades. El total de ayudas fue de unos 24.000 millones de euros. Por el momento, el FROB ha recibido unos 1.180 millones en forma de dividendos y unos 2.200 millones por las colocaciones de acciones llevadas a cabo en 2014 y 2018. Por tanto, el saldo pendiente es de unos 20.700 millones. El valor de la participación del FROB en el nuevo CaixaBank -en la que tendrá un 16%- es de unos 2.500 millones a los precios actuales. Al ritmo de unos 150 millones en dividendos anuales a partir de 2022 podría tardar en recuperar el importe más de un siglo. Sin embargo, este importe hay que confrontarlo con el coste que hubiera supuesto dejar caer Bankia. Los depósitos garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) ascendían a unos 66.000 millones de euros y los no garantizados a unos 60.000 millones, por lo que el FGD tendría que haber hecho frente al primer importe y los depositantes con saldos mayores a 100.000 euros hubieran perdido la segunda cantidad. El rescate penalizó a los accionistas de la entidad -como no podría ser de otro modo- convirtiéndose el Estado en el mayor accionista y benefició a los ahorradores, impidiendo pérdidas multimillonarias.

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