A Nuria Morell, la sushichef detrás de la barra de Nozomi, la vida le cambió a los 32 años cuando su pasión por Japón y su cultura le llevaron a cambiar la abogacía por el sushi. Los movimientos delicados e hipnóticos de sus manos componen unos de los mejores nigiri de la ciudad en ese precioso refugio que abrió junto a su pareja, José Miguel Herrera, en 2015. Es la primera mujer del mundo a la que entrenó el gran maestro nipón Yuji Matsuo.

Poner Benidoleig (una pequeña localidad de la Marina Alta) en el mapa gastronómico no era tarea fácil. Pero Miquel Gilabert no dudó en quedarse en el pueblo para demostrar que no hace falta más que al producto del terreno echarle un poco de creatividad para crear un restaurante de los que deja huella –y al que merece desplazarse vivas donde vivas–.

Se ha formado al lado de los grandes. Ricard Camarena, Quique Dacosta o El Celler de Can Roca han tenido mucho que ver en cómo entiende la cocina Roseta Félix. En El Poblet conoció a Daniel Malavía, su pareja, y en 2019 abrieron Fraula, en Cirilo Amorós, desde donde defienden una cocina centrada en el producto de temporada, con el mar y la huerta como referencias. La parte dulce del menú es siempre cosa de Roseta.

Por las venas de Pepa Gil corre sangre hostelera, por lo que tuvo clara su vocación desde bien pronto. De la hotelería pasó a la hostelería. Y de los eventos y los catering a montar dos restaurantes junto a Óscar Casasnovas, su socio y también pareja. Primero fue el mítico bar Congo que después de un tiempo cerrado, decidieron recuperar para alegría del barrio –y de toda la ciudad–, y luego Ultramarinos Huerta. Pepa, desde bambalinas, es una de las piezas fundamentales del éxito de ambos locales. 

Ayelet Reiss estudiaba psicología en su Tel Aviv natal y trabajaba en hostelería. Llegó a España junto a su pareja, Ronen, con el objetivo de montar un hostel pero se hartaron de probar hummus y falafel de dudosa calidad y decidieron que Valencia merecía probar la gastronomía tradicional de Oriente Medio. Kukla fue el resultado de todo aquello, y aunque su sueño sigue siendo abrir un lugar en mitad de la naturaleza con un restaurante y talleres, por ahora, su restaurante se ha convertido en una de las opciones más interesantes del barrio de El Carmen. 

La sonrisa que te recibe al adentrarte en ese refugio llamado Bar X es la de Alicia López. Lleva trabajando junto a Ricard Camarena cinco años –antes desde la barra de Central bar–, y la pasión por su trabajo sigue intacta, y advertimos, es contagiosa. Una excelente profesional de la sala que hace que la experiencia en este bar roce la excelencia. 

Formó parte del núcleo duro de Ricard Camarena durante años formando parte de Canalla Bistró y Habitual, pero su rostro –y su sonrisa perenne– forman parte de Gallina Negra desde sus inicios. Aunque fue en 2021 cuando se incorporó de manera presencial al restaurante que ella y Javier Núñez gestaron juntos. Su calidez en la sala y sus recomendaciones con los vinos redondean la experiencia en el restaurante que mañana sábado 29 de abril ofrecerá su último servicio en la calle Roteros antes de murdarse al Cabanyal. 

Puede que la recuerden de Habitual o de su paso por Gallina Negra donde irradiaba la misma luz que ahora emana en la sala de Raro, el restaurante que abrió junto a Sergio Rozas e Ibai Bengoechea hace unos meses.  Allí la cocina sorprende, pero la sala cobija y ella es la responsable. Su propuesta de vinos, asunto en el que se ha especializado, es "rara" y maravillosa. 

A Ana Botella el amor por la hostelería le viene de serie. Su familia regenta un restaurante en Callosa d'en Sarrià desde hace 60 años (Casa Marcos). Vivió en Bélgica y en Londres donde desempeñó un puesto de responsabilidad en Streetxo, pero la tierra le tiraba. Con 23 años fue reclutada por Quique Dacosta para realizar la labor de jefa de Sala de El Poblet. Cinco años después continúa al frente de una de las salas más acogedoras y elegantes de la ciudad. 

La distancia más corta (en línea recta) entre España y Filipinas es de 11.909 km. Hace 17 años que Nanay Quemades los recorrió, dejando el archipiélago para instalarse en Valencia. Nanay, desde la cocina, fue una de las responsables del éxito de El Garatge. Hace dos años dio el salto y montó su propio proyecto, Punk-o Punk-o (son los puestos de comida callejera de su Cebú natal). Desde esa esquina de Ruzafa ha conquistado la ciudad con sus platos tradicionales filipinos.