cebiches y piscos

Dalima abre en la Gran Vía: el nuevo jaleo peruano de Calduch y Goachet

El otoño de València se calienta desde los vientos de Lima. Una cebichería para matar el antojito. 

| 30/09/2022 | 2 min, 32 seg

Novedades en la plaza local. Desde hace unos días en la Gran Vía ha irrumpido el color con sabor a Lima, en el emplazamiento de Gran Vía Marqués del Túria 58. Un peruano consagrado, claro, al cebiche y que es deudor de la nueva era de espacios pop que dan continuidad, como en una segunda fase, a la estrategia país con la que Perú logró colarse en gran parte de las metrópolis gracias a su cocina. De cuando Gastón Acurio y Martín Morales demostraron que la gastronomía puede (intentar) cambiar un país ante el mundo. 

Dalima es también una aventura múltiple. (¿En Perú cómo se dice ‘comboi’?). La de Javier Calduch que, por primera vez, se adentra en la hostelería, procedente del negocio inmobiliario, y al que ya se le salta una sonrisa frente a un pisco. La de Richi Goachet, viejo conocido de la ciudad que corrobora la ubicuidad como una ventaja de esta era: agita Lima con movidas como Verbena, estos días circula por Costa Rica y estará en breve de camino a València; suya ha sido la propuesta gastronómica y el concepto del proyecto. Le conviene a la ciutat tenerlo cerca. Más sospechosos habituales: Sergio Mendoza (Goachet y él coincidieron con El Observatorio) ha adaptado el espacio, mientras que el estudio latinoamericano Fibra Branding ha creado la marca, cayendo a lo largo del local como un racimo.


En la barra, frente a la cocina, se toma sin demasiado ambages: causas y cebiches. Divertido y sencillo, acabado de amueblar y todavía por pulir su oferta. Responde, explican, a la madurez de la ciudad: “València tiene oferta gastronómica de todo tipo, también peruana, pero no existía una cebichería. Queremos traer la esencia de los puestos de Perú llevados a la costa mediterránea”, razona Goachet.

Uno de los principales retos de Dalima pasará por su adaptación al medio: una Gran Vía demasiadas veces anquilosada y cruel. “Cebicherías así suelen encontrarse en los mercados o en los puertos pesqueros, lugares con color y sabor donde suena cumbia de fondo mientras te preparan el cebiche frente a ti”, razonan.

Y entonando en cumbia suena la mejor explicación de su propósito: “Un sitio donde cualquier persona con antojito de peruano se lo pueda sacar de encima casi al instante”. Antojos sustanciados -por ejemplo- con un cebiche de puerto, un tiradito nikkei, unas croquetas de pulpo, un lomo salteado o un postre de tres leches.


Aunque ya andan abiertos, la inauguración llegará a finales de octubre. El otoño de la Gran Vía se calienta desde los vientos de Lima. Buen presagio. 

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