VALÈNCIA. Falta aproximadamente medio año para que tenga lugar el congreso del PSPV en el que se decidirá si el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, continúa como líder de los socialistas valencianos y si lo hace a través de acuerdos con las distintas familias del partido o mediante la victoria por primarias ante alguna candidatura alternativa. Tan solo seis meses -con el verano de por medio- para una cita que definirá al PSPV-PSOE para los próximos años, lo que ha provocado la multiplicación de maniobras estratégicas orgánicas en la formación del puño y la rosa.
De hecho, esta misma semana, la secretaria general del PSPV en la provincia de Valencia, Mercedes Caballero, afín al ministro José Luis Ábalos, el grupo socialista considerado oposición interna de Puig, lanzaba un claro aviso al presidente de la Generalitat: "Está en su mano tener un congreso tranquilo", llegó a afirmar. Unas manifestaciones hechas en À Punt que causaron cierto malestar en sectores 'ximistas' del partido pero que, atendiendo a una mirada global, significaron una clara predisposición a la negociación por parte del sector 'abalista', a cambio de no presentar una candidatura como sí hicieron en 2017.
¿Y qué puede negociarse en el PSPV? Unas cuantas cosas. Cualquier partido, y más uno que gobierna en diferentes ámbitos, tiene diversos espacios de poder orgánico, territorial e institucional que pueden servir como moneda de cambio para garantizar los equilibrios internos. Aquí unos ejemplos de cuáles pueden ser los objetos de debate en la negociación previa al cónclave socialista.
-Puestos orgánicos en la dirección del PSPV. Sin duda, el plato fuerte en la Ejecutiva es la Secretaría de Organización, actualmente en manos del diputado José Muñoz, afín a Ximo Puig. Un área que permite el control -o una parte importante del mismo- del aparato del partido y que, a buen seguro, será una de las peticiones del 'abalismo' que el 'ximismo' no tiene intención de ceder a priori. Además, hay otros puestos de cierta relevancia o simbolismo como la Vicesecretaría General -con Manolo Mata, próximo a Puig- al frente o la Presidencia del partido, en manos de Juana Serna.
-Representación en el Gobierno valenciano. Desde el sector 'abalista' se ha criticado desde mucho tiempo atrás que Puig no ha incluido en puestos de altos cargos del Consell y ni siquiera de asesores a dirigentes de esta familia política. Cambiar esta relación podría ser otra de las balas negociadoras de cara a un futuro acuerdo de paz en el próximo congreso del PSPV. Ahora bien, desde el sector próximo a Puig también recuerdan que las instituciones controladas por el 'abalismo' como son el Ministerio de Transporte, la Delegación del Gobierno y buena parte de la Diputación de Valencia, se han convertido en bloques monocolor de afines al ministro, por lo que deslizan que si existe 'mestizaje' socialista en el Consell, debería haberlo en todas las instituciones.
-Liderazgo provincial de Valencia. En estos momentos, la secretaria general es, precisamente, Mercedes Caballero, afín a Ábalos. Desde este sector, mantener el control de la dirección de esta provincia es prioritario por lo que parece más que difícil que se pueda poner sobre la mesa en una negociación, salvo que sea para garantizar la continuidad de la actual líder sin oposición. Ahora bien, los afines a Puig podrían tratar de tomarla planteando una alternativa a Caballero en las primarias si se produce un contexto de confrontación.
-Liderazgo provincial de Castellón y de Alicante. En ambos términos, la pugna ya no se presenta en una lucha monolítica entre 'abalismo' y 'ximismo', dado que en estos territorios la lealtad, especialmente al grupo del ministro, ha sido más coyuntural -en su día se alinearon en el respaldo a Pedro Sánchez a las primarias- que histórica, por lo que no actuarían como moneda de cambio. Ahora bien, su influencia podría ser muy determinante en una hipotética guerra total en el congreso del PSPV.
El secretario general de Castellón, Ernesto Blanch, tiene visos de continuar aunque está por ver qué bando escogería si se produjera una candidatura alternativa a Puig y cuáles serían las consecuencias de este movimiento, dado que posicionarse activamente contra la continuidad del presidente también podría suponerle riesgos para su posterior reelección provincial.
En Alicante, donde el líder es el diputado y alcalde de Xàbia, José Chulvi, afín a Puig, se perciben vientos de cambio: el exalcalde de Elche, Alejandro Soler, quien ha compartido bando con el 'abalismo' merced al apoyo a Sánchez, opta al liderazgo pero varios alcaldes y responsables comarcales cercanos a Puig están dispuestos también a plantar cara con buenas probabilidades de éxito.
-València ciudad. Otro de los puntos que, especialmente para el 'abalismo', siempre ha sido de interés en este tipo de negociación es la capital, donde acumulan una parte importante de su tropa. No obstante, la victoria en el proceso de primarias en 2018 de la portavoz municipal, Sandra Gómez, afín a Puig, dificulta que el control en el Cap i Casal pueda ser incluido dentro de las conversaciones, dado que la vicealcaldesa ha creado un espacio propio al que no está dispuesta a renunciar.
Por otro lado, no todo se limita a 'abalismo' y 'ximismo' en el PSPV. La formación socialista es rica en distintas familias políticas que pueden tener influencia en este proceso. Es el caso de la capitaneada por el alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, que ha mantenido alianzas pero también distancia con ambos grupos mayoritarios según el momento.
Con buenas conexiones en l'Horta Sud, l'Horta Nord, Camp de Morvedre o la Ribera Baixa, viene tratando de apuntalar su espacio orgánico a la espera de poder alzar la voz en las negociaciones o en un proceso de primarias.