Notables

Fierro

Germán Carrizo y Carito Lourenço

La hermosura improvisada de aquello que, atrincherado en unas coordenadas fijas (su mesa grupal), se ve obligado a transformarse entero y, del cambio, sale reforzado.

Maximizando su espacio a más no poder, con mesitas contadas y una nueva estrella a cuestas, Germán Carrizo y Carito Lourenço consiguen un doble logro: tener uno de los restaurantes más urbanos de la ciudad (a veces parece que Russafa se pasea por delante) y lograr reconfortar, al estilo con que los artesanos invitan al taller a ver por dentro sus obras.
Es complicado no alegrarse por comprobar la forma de esta dupla fundamental del «momento València», dos tipos curtidos en un viaje repleto de cicatrices. Su cocina, a fuerza de dejar complejos, adquiere una dimensión lógica y personal: a mitad de camino entre dos continentes que han convertido en una misma planicie por la voluntad de vivir en ambos, al mismo tiempo. De la empanada Justina (puro cordón umbilical) al bogavante con tomatillo verde, del pato azulón al rape hasta el postre de maíz, cultivado en l’Horta Nord y que resulta un combate frente a los postres anodinos: a Carito le 'hace' volver a los campos maiceros cerca de casa.

En confianza: El carácter y el carisma, por inmaterial, catapultan la diferencia. Fierro, menos obligado a fabricar expectativas, gana cuando cada plato se cuenta en persona como uno de esos mitos que explican  por qué vamos a comer donde vamos.


¿Qué puedo encontrar?

  • Vinos

  • Creativa

  • Fusión

¿Qué pido?

Postre de maíz