VALÈNCIA. En el mundo de la producción audiovisual, a la hora de montar una película, uno de los lemas socorridos suele ser “esto se arregla en posproducción”. A este departamento le llegan una serie de tareas en las que deben solucionar los “pequeños errores” que tienen lugar durante el montaje. Una ayuda que suele funcionar porque hay coordinación entre el director y el resto del equipo. Ahora bien, en una era en la que existe la Inteligencia Artificial (IA), tareas como esta toman un nuevo significado. ¿Podría la IA formar parte de estos procesos?, ¿se puede delegar en esta herramienta las tareas de producción? O yendo un paso más allá… ¿Podría la IA hacer una película?
Para responder a estas preguntas la asociación de productores AVANT ha organizado un encuentro -en el marco de La Mostra con algunos de los mayores expertos de España en el sector audiovisual -con nombres como el de Javier Palanca junto a ponentes como Carmen Páez Soria y Clara Ruipérez de Azcárate- para debatir sobre el papel de la Inteligencia Artificial (IA) en el sector audiovisual y los retos que plantea.
En este se ha presentado un panel dedicado al Impacto de la IA en la producción audiovisual: amenazas y oportunidades para los creadores. Un coloquio en el que Marian Briozzo, supervisora de postproducción de directores como Carlos Saura, Icíar Bollaín y Alejandro G.Iñárritu y la abogada de la asociación de Escriptors de l’Audiovisual Valencià (EDAV) Marelisa Blanco, han debatido sobre sus perspectivas sobre el uso de la IA en las fases de producción y postproducción y también sobre el uso de esa herramienta en fases tan clave como el desarrollo de guiones.
Ambas han comenzado planteando el debate desde dentro del universo audiovisual, que se enfrenta a una nueva forma de concebir los procesos a través de la IA. Una herramienta que va a pasos agigantados y que ya deja su impronta en sectores como el musical y el artístico… y cuyo uso se empieza a plantear poco a poco dentro del universo audiovisual. Una industria que podría emplear la IA para sustituir procesos más mecánicos como por ejemplo encontrar errores en los procesos de montaje o señalar algunos fallos de audio. En tareas mecánicas como estas puede resultar útil su uso, aunque en el aspecto creativo no se contempla introducir esta herramienta, que según como se emplee se puede convertir en una aliada o una enemiga para los creadores.
Para Blanco aún hay una parte de temor en el sector audiovisual porque a veces los creadores sienten que pierden el “control creativo” de lo que hacen con la IA, algo que les perjudica como personas físicas, ya que ellos al crear con esta herramienta no trabajan con un material protegido: “Se protege el prompt (comando de palabras con la que generan una imagen o un vídeos), pero no lo que se genera con este. Entramos en un limbo en el que no existe una protección real de las imágenes. Para comprender cómo se pueden defender los derechos de la obra creada con IA primero hay que preguntarse quién es el autor de este trabajo y quien lo hace realmente”; destaca Blanco, quien apunta que en el reglamento europeo de la IA aún no está del todo claro a quién pertenece la autoría en estos casos.
Analizando el interés de las grandes plataformas por intentar implementar la IA en sus procesos Briozzo ha señalado que es importante no andar con prisas y prestar atención a la formación para saber emplearla, aunque el desconocimiento sobre esta sigue asustando a algunos sectores: “Tecnológicamente hablando no es una herramienta con la que los creadores se se sientan muy seguros. Para que se pueda emplear con sentido es necesario que quienes la utilicen sepan formarse en esta”.
En una de las partes del panel se ha contemplado que la IA va a poder resolver muchos de los trabajos mecánicos que tienen lugar en la producción audiovisual, algo que puede acelerar las tareas mecánicas para “simplificar costes” y aumentar la productividad de los trabajadores. Para Briozzo es clave que la imagen final de una producción no contenga IA para que pueda ser controlada en el punto de vista legal: “Se puede emplear para que sirva como inspiración, pero es importante tener en cuenta que el público tiene una mirada más adaptada a lo analógico y que no asume tanto esa imagen tan digitalizada”.
Blanco también considera que los autores “no lo ven del todo como base”, pero sí les suele parecer interesante emplearlo como inspiración. “Los autores tienen una visión muy de rechazo porque lo que ven es que la “IA genera un producto mediocre que es contrario a su personalidad y a su idea por dejarse la piel. De normal se emplea como ayuda creativa al pensamiento y como inspiración pero no en los procesos finales porque eso va en contra de su creación desde el corazón y desde el alma”.
Por su parte, Briozzo, destaca que el uso de IA no siempre es contrario a esta vertiente de la creación, como ya ha sucedido en casos como el de La sociedad de la nieve. En esta película se emplea la IA para trabajar en las sombras que podrían hacer las montañas en la película sin tener que estar físicamente en los Andes. Un reto que solventa “ciertas necesidades, pero no deja fuera al ser humano” y que respeta el alma del director, en este caso de J.A. Bayona.
Blanco también ha señalado que puede que el puesto de ayudante de montaje se pueda reducir en número, pero que siga contando con expertos en IA, teniendo “menos contratados pero más especializados”. En el caso legal, ha querido destacar que el mal uso de la IA puede ser muy peligroso respecto al derecho intelectual y de imagen: “En la industria la IA generativa no va a funcionar del todo bien si los autores quieren contar con la autoría propia. Hay que saber emplearla como inspiración, pero hay que tener muy en cuenta como llega a la imagen final”. Algo que para Briozzo resulta crucial por parte del creador, quien seguirá formando las historias: “La IA es una herramienta que da soluciones, pero que en ningún caso sustituye al ser humano”.
En la última parte del panel, Briozzo ha querido resaltar que la ética de la IA “tiene que traspasar lo legal” y que es crucial que los creadores sepan cómo emplearla correctamente. Como ejemplo de un buen uso de la IA ha puesto el ejemplo del uso de esta herramienta en un capítulo de La Mesías, en se emplea sobre las propias imágenes de la serie. De esta forma los creadores -los Javis- son los que tienen todos los derechos de las imágenes, aunque se trabajen con IA.
Sin embargo, ha puntualizado que algunos creadores tendrán que saber muy bien cómo dar el salto a la gran pantalla y estudiar qué lenguajes emplear para que la imagen se comprenda. “Si se emplea IA sin la aprobación de la plataforma hay que tener en cuenta que hay que pasar por lo legal y que lo tecnológico va mucho más rápido que la formación. Habrá lenguajes que se puedan mejorar y otros que no se puedan ni plantear. En cualquier caso, la IA puede aportar productividad y referencias en un futuro”.
Para Blanco, la clave es que hay que encontrar un equilibrio entre la creación humana y la que se hace con la IA, apoyándose en la ética para buscar el “equilibrio justo”: “Se puede llegar a encontrar un buen equilibrio entre ambas, pero de momento no se está trabajando ni en las mismas esferas. La máquina no sabe hacerlo todo y la IA no puede sustituir en ningún momento a los creadores. Está bien que se emplee como sustitutivo de trabajos repetitivos y que pueda servir para que los creadores se puedan explayar con su actividad”, ha destacado la ponente, quien considera que en materia legal como creativa aún queda mucho que estudiar respecto a esta herramienta incontenible.
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