VALÈNCIA. Feria de las fiestas de Xirivella. Caseta del Partido Popular. Primeras celebraciones patronales con su carismática líder, Paqui Bartual, en su nuevo rol de alcaldesa tras una intensa pugna electoral con el flemático socialista Michel Montaner. Degustación de la típica y autóctona morcilla de cebolla en aceite. Nutrida asistencia el pasado martes por la noche, aunque diferente a la de otros años.
En esta ocasión (como en tantas otras) acudió el PP más resiliente, el que sostiene la bandera azul de su formación en pleno cinturón rojo. En 2022 el acto, que se desarrolló en una calle cercana, destilaba olores de campaña. El presidente provincial de la formación, Vicent Mompó, asistió y proclamó de facto, aunque sin citarlo directamente porque todavía no se había abierto el periodo oficial, a Bartual como candidata.
En esta ocasión Mompó no estuvo presente. Tampoco el indómito exalcalde de Paterna, Lorenzo Agustí, que en 2022 buscaba promocionar a su propia candidata outsider a la vara de mando del municipio citado, Inma González. Ni tan siquiera la flamante alcaldesa de Torrent, Amparo Folgado, hace un año aspirante cuestionada y concejal de la oposición. En su lugar se personó el concejal torrentino José Francisco Gozalvo.
En cambio, sí que se hallaba el PP resiliente: el que no gobierna pero compite en silencio y con poca esperanza de éxito más allá de defender el credo de la formación. Se trata de los cargos inasequibles al desaliento. Los que no fallan cuando les llaman para compartir cena o acto político con conmilitones. Aunque no sea casi de obligatoria asistencia por encontrarse en campaña.
La vivaracha Carmen Jávega, exalcaldesa de Aldaia y en la actualidad militante presta a aportar sus conocimientos jurídicos aunque sin puesto retribuido en un PP que tarda en nombrar cargos, constituye uno de los mejores ejemplos. Siempre con su exultante sonrisa como carta de presentación. Ha cedido el testigo en su municipio, aunque su heredero, Jesús Molins, ya digiere las hieles de la derrota. El PSPV repitió victoria arrolladora.
Como en Alaquàs, porque a Xirivella también acudió su sempiterno (no eterno porque el pasado 28 de mayo ya no se presentó como alcaldable aunque sigue dirigiendo el partido) prohombre, el espigado Pepe Pons. Repite año tras año la visita.
Es el mismo caso que el del abogado paiportino, y avezado especialista en el singular deporte de tiro olímpico, Vicente Ibor. Después de una etapa de alcalde y ocho largos años de oposición por pactos entre PSPV y Compromís pese a ganar las elecciones, cedió el testigo a su mujer y compañera de profesión, la batalladora Chelo Lisarde. Con el mismo resultado de gobierno botánico en el que despunta la socialista Maribel Albalat.
Compartieron mesa con Fernando Gandía, el debutante candidato en una plaza tan socialista e imposible en los últimos lustros para el PP como Mislata. Tiene cuatro concejales sobre 21 por los 14 del PSPV que dirige el diputado Carlos Fernández Bielsa. Ya ha vivido el bautismo de competir y salir vapuleado en el cogollo del denominado desde hace décadas cinturón rojo. Se lo toma con optimismo y paciencia. Con resiliencia, como Jávega, Ibor a Pons.
Gandía ha entrado como asesor en la Diputación. El resto no ha recibido ofertas pese al largo goteo en el nombramientos de cargos en la Generalitat. Se mantienen, como desde hace décadas, "a disposición del partido". En las penumbras de la oposición local.
Al igual que hasta hace un par de meses Laura Chuliá en Benetússer. Alcaldesa durante cuatro años, entre 2011 y 2015, se ha cansado de competir con su archienemiga política, la socialista Eva Sanz. Abandonó en junio la refriega local para centrase en la autonómica, ya que es diputada en Les Corts. También estuvo en la cena de Xirivella. Al igual que cada año.
Le une una larga amistad con Paqui Bartual. Al contrario que a su compañero de bancada, Pablo Broseta, una nueva incorporación en el elenco de personas cercanas a la primera edil local. Acudió a Xirivella. Se trataba del único cargo que vino de fuera de la comarca. Espíritu libre y persona dicharachera, debutaba en el ágape. Se sentó junto a Chuliá y a Bartual. Los tres son diputados autonómicos.
A la cena no asistió ninguno provincial. En cambio, sí que estaba el PP de siempre, el resiliente en la comarca más poblada de la provincia y quizás -junto a la Safor- la menos proclive a sus intereses políticos. Eso no les impide seguir. Ni apoyarse mutuamente con la compañía. Aunque pasen los años y pese a que todavía quede mucho para la siguiente campaña.