Supondría alrededor de 170 prejubilaciones con el 75% del salario y 120 despidos de 24 días por año trabajado -más las reposiciones de desempleo subvencionadas por el Estado-
VALENCIA. Los trabajadores de Lladró tendrán la última palabra sobre el ERE que propone la empresa. Así lo trasladan a Valencia Plaza fuentes conocedoras del proceso, que explican que la multinacional de la porcelana se ha plantado en su última propuesta: alrededor de 170 prejubilaciones con al menos el 75% del salario y 120 despidos de 24 días por año trabajado -más las reposiciones de desempleo subvencionadas por el Estado según las circunstancias de cada trabajador-.
Las condiciones para estas alrededor de 290 salidas en la empresa no eran, pese al drama laboral inherente al proceso, el principal obstáculo de la negociación entre la firma y el comité de empresa. Sí lo era -de hecho lo sigue siendo- el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (Erte), una reducción anual de jornada de 60 días laborables que la firma quería incluir en el acuerdo.
Pese al ERE que va a aplicarse, que afecta al 42% de la plantilla, el Grupo Lladró considera necesario añadir reducciones de jornada a los trabajadores que se queden para salvaguardar la viabilidad de la firma, una medida a la que los sindicatos se oponen frontalmente. La solución planteada al respecto por la empresa tampoco gusta: el Erte quedaría fuera del pacto, pero la compañía conserva la posibilidad de aplicarlo una vez concluido el expediente -circunstancia que entra en todas las quinielas-.
Así, con el obstáculo insalvable todavía por resolver, Lladró ha decidido plantarse. Ante tal tesitura el comité ha optado por trasladar la decisión final directamente a los trabajadores, un 'sí' o un 'no' que será sometido a votación en asambleas convocadas en cada una de las cuatro firmas afectadas, previstas para el lunes o el martes de la semana que viene.
El resultado es toda una incógnita. Por un lado, las dudas del comité de empresa podrían generar cierto efecto rechazo en la plantilla y motivar que tumben el ERE en las asambleas; pero, por otro, también pesa el hecho de que la compañía puede ejecutar el expediente aunque no haya acuerdo, incluso endureciéndolo si lo considera oportuno -máxime tras la reforma laboral aprobada en 2012 por el gobierno del PP, ahora en funciones-.
La ausencia de acuerdo, no obstante, también podría jugar a favor del comité, puesto que si no se alcanza un pacto con la plantilla la empresa perderá los 1,8 millones de euros de subvención que el Ministerio de Empleo se ha comprometido a aportar.
La cantidad se ha concedido para las prejubilaciones y la reposición de los derechos de desempleo para empleados que, fruto del Erte que viene aplicando la empresa desde 2014, se enfrentan ahora al ERE con poco paro por cobrar.
Lladró, sin embargo, no recibirá un sólo euro público si el proceso no cuenta con el visto bueno de los sindicatos, hecho que lleva a pensar a algunos trabajadores que la firma, pese a su aparente ultimátum, todavía estaría dispuesta a ceder un poco más.
De aprobarse el ERE que plantea Lladró en marzo comenzarían las salidas con la ejecución de cerca de 90 prejubilaciones y la práctica totalidad de los despidos. El resto de ajustes de plantilla tendrían lugar en el mes de septiembre.