VALÈNCIA. En julio de 2016, la famosa Casa de los Caramelos cerró sus puertas para no volverlas a abrir. Un inmueble que fue adquirido por Les Corts en 2005 sin que se le diera más uso que el alquiler del bajo comercial durante once años. A pesar de que el Consell tenía previsto darle uso cuando finalizara el contrato de alquiler, desde entonces han pasado cuatro años y el inmueble sigue cerrado a cal y canto. Y parece que así seguirá durante un tiempo.
Presidencia de la Generalitat ha licitado la rehabilitación de la fachada del edificio, que presenta cierto "deterioro por la acción de los elementos atmosféricos, el uso o el abandono" según recoge el proyecto de rehabilitación, por un total de 79.999 euros sin IVA -cerca de los 100.000 si se incluyen los impuestos-, el límite que permite la Ley de Contratos del Sector Público para acometer un procedimiento abierto simplificado.
Los trabajos pretenden sanear el exterior del edificio para "rejuntar fisuras, restaurar enfoscados y molduras, reparar las bandejas de balcones, impostas y cornisas, tratar la pintura y reponer vidrios rotos" de las fachadas que dan a la calle Muro de Santa Ana y a la calle Conde Trénor. Además, expone el proyecto de rehabilitación del arquitecto Paul José Roch que, al tratarse de una fachada protegida "se repondrán los elementos ornamentales desaparecidos o alterados, mediante la repetición de elementos del propio inmueble".
Ahora bien, el dato más significativo que recoge el pliego afecta al uso que está previsto dársele al edificio en cuestión, pues explica que la actuación será de conservación para "mantener y consolidar un edificio en el correcto estado de sus elementos constructivos y de funcionamiento de instalaciones, así como de su seguridad". Sin embargo, añade que el inmueble "está vacío, sin uso alguno, y consultado a los responsables de Presidencia de la Generalitat, tras la realización de estas obras no se contempla que vaya a ocuparse de forma inminente, siendo la previsión realizar una rehabilitación integral del edificio para los futuros usos que se pretendan".
Un apunte que resulta significativo por un motivo: en septiembre de 2018, es decir, hace casi ya tres años, el president de la Generalitat, Ximo Puig, y la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, llegaron al acuerdo de repartirse las dependencias para fines muy dispares. El espacio albergaría un centro de recepción de turistas, viviendas tuteladas e, incluso, una subsede de la Agencia de Emergencias.
El inmueble, un céntrico palacete muy próximo a Les Corts, tiene un total de cinco plantas y está dividido en dos partes. Aunque es propiedad de la Generalitat, ha estado adscrito al Parlamento valenciano hasta que en julio de 2016 la Mesa de Les Corts solicitó al Consell la desvinculación del edificio al Palau dels Borja porque no resultaba "necesario" para sus fines.
Así, el edificio cuenta con una entrada diferenciada para cada parte: una, cuya fachada pertenece a la peatonal calle Navellos, que es la que quedaría adscrita a Presidencia de la Generalitat; y la segunda, ubicada en la calle Conde Trénor 6, pertenecería a la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que ocupa Mónica Oltra, según el reparto que se hizo en su momento.
En su momento, el departamento gestionado por la vicepresidenta del Consell quiso destinar los pisos que le correspondían para alojar a niños y niñas que acabasen su etapa educativa en los centros de protección de menores por haber alcanzado la mayoría de edad. Para ello, no solo había que rehabilitar el interior, sino también equipar el interior de las viviendas.
Por su parte, Presidencia tenía intención de ubicar en los bajos del edificio un centro de interpretación turística por el tránsito de visitantes que tiene esta zona. También valoraron situar en otras alturas una "sala antipánico" en la que celebrar reuniones de gabinetes de crisis institucionales y emergencias en caso de catástrofes. Por lo que las dependencias servirían también para que la Agencia valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias que dirige José María Ángel tuviera unas oficinas céntricas en la ciudad y próximas al Palau de la Generalitat donde se ubica Presidencia, área de la que dependía en la legislatura pasada.