MADRID. La divisa estadounidense subió frente a todas las principales divisas, salvo el yen y varias divisas latinoamericanas. Estas últimas siguen brillando en 2023, mientras que el yen sube debido a la esperanza de que la elevada inflación obligue pronto al Banco de Japón a empezar a dejar de lado su política monetaria ultralaxa. La reunión del BCE se desarrolló exactamente según el guion: el banco central se esforzó por no sorprender a los mercados, y parece que lo consiguió, dada la reacción moderada de la moneda común.
Esta semana promete ser bastante volátil en los mercados de divisas. El miércoles se reúne la Reserva Federal, aunque el mercado no espera un cambio en su política monetaria ni un giro significativo en sus comunicados, como ocurrió con el BCE la semana pasada. El viernes se publica el importante informe sobre el mercado laboral estadounidense relativo a octubre, en el que se han observado pocos indicios de enfriamiento últimamente. El martes también se publicarán los principales datos de la eurozona: el PIB del tercer trimestre y la inflación preliminar de octubre. Por si fuera poco, el jueves se celebrará la reunión de noviembre del Banco de Inglaterra.
El informe trimestral del Tesoro estadounidense, que se publicará el miércoles y anunciará la cantidad de deuda a largo plazo que se venderá en los próximos tres meses, también podría causar volatilidad en los mercados. Lo que antes no era un acontecimiento relevante ha cobrado mucha más importancia ahora que los mercados se inquietan por el muro de deuda pública que hay que vender a un mercado cada vez más escéptico. El anterior informe desencadenó una caída mundial de los bonos, por lo que los inversores prestarán mucha atención al informe de esta semana.
Tras los índices PMIs de octubre, que mostraron un nuevo descenso de la actividad, el BCE no pudo hacer otra cosa que mantener los tipos sin cambios. Los datos de esta semana serán cruciales. Se espera que el PIB de la eurozona se sitúe exactamente en el 0% en el tercer trimestre, evitando una contracción.
En cuanto a la inflación, se espera un nuevo retroceso de la tasa subyacente, hasta el 4,2%. Estas cifras supondrían un alivio parcial para el BCE, y justificarían de forma retroactiva su decisión de mantener los tipos sin cambios. Si estas predicciones se cumplen, la moneda común podría registrar un ligero repunte.
El dólar estadounidense sigue debatiéndose entre el apoyo de una economía en rápido crecimiento y la subida de los tipos a largo plazo, y la presión de una valoración elevada que ya descuenta en gran medida el rendimiento superior de la economía de EE.UU. en relación con la del resto del mundo.
La reunión de la Reserva Federal de esta semana no debería cambiar sustancialmente el statu quo, ya que la Fed ha dejado de subir los tipos por ahora, pero es probable que los mantenga en estos niveles hasta bien entrado el 2024. El informe de empleo que se publica el viernes debería confirmar que la economía estadounidense sigue resistiendo sorprendentemente bien los elevados tipos de interés.
La reunión de noviembre del Banco de Inglaterra está en el punto de mira esta semana. Se espera que los tipos se mantengan sin cambios en el 5,25%, y las claves de la reunión serán el reparto de votos y los comunicados generales que envíe el banco a los mercados.
Los mercados prácticamente han descartado cualquier posibilidad de otra subida durante el resto del ciclo, por lo que es posible que el Comité de Política Monetaria se muestre reticente a mantener al menos la opción de nuevas subidas. Dados los niveles tan baratos a los que cotiza la libra, y las moderadas expectativas sobre los tipos a corto plazo, puede haber posibilidades para un repunte de la divisa británica.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury
El analista recopila lo más destacado de las últimas referencias macro e informes económicos publicados referentes al Viejo Continente