VALÈNCIA. Joan Ribó, como si fuera protagonista de uno de esos libros infantiles de elige tu propia aventura, tiene un dilema este mandato: continuar liderando Compromís en València y presentarse a la reeleción en 2023 o, por contra, dejar paso a una nueva figura, con todo lo que ello conlleva. Menos de dos años y medio tiene el alcalde de València para tomar la decisión, que inevitablemente marcará las dinámicas internas de la coalición valencianista y que puede ser decisiva también a nivel autonómico.
La salida de Ribó es, en la práctica, un futurible con altas probabilidades. Al menos el propio acalde ha expresado en varias ocasiones que su plaza al frente del Ayuntamiento era para dos mandatos, para ocho años. Período que acabaría en 2023. Este jueves, Plaza Radio le volvió a plantear la cuestión, y su voluntad pareció abogar más por el abandono que por la permanencia. "Es pronto, pero ya te digo que tengo 73 años, y cuando veo debates de personas mayores como en EEUU, no me gusta", sentenció.
Se trata de un debate latente en la coalición valencianista, que integra a la formación nacionalista del Bloc, la otrora escisión de EUPV, Iniciativa, y la pata ecologista, VerdsEquo. Son muchas las voces en Compromís València que no quieren abrir todavía el melón y que consideran prematuro optar por una de las opciones a estas alturas, cuando queda más de la mitad del mandato, y todavía con la resaca de un año convulso en el seno del gobierno y del grupo municipal -Grezzi amenazó con salir y Fuset, imputado, abandonó Cultura Festiva, que recayó en Galiana-.
Pero existe la consciencia de que antes o después se deberá hacer frente a la disyuntiva en toda su complejidad, por lo que también hay voces que optan por despejar la X cuanto antes. En este sentido, algunos apuntan a la celebración del congreso nacional del Bloc y de la asamblea de Iniciativa como puntos a partir de los cuales empezar a resolver el enigma en València.
Así pues, más allá de lo expresado por el alcalde, no parece nada decidido, insisten desde las entrañas de la formación. No son pocos los que prefieren evitar que se produzca su salida y guardan la esperanza de que el primer edil reconsidere su postura, que preste un último servicio al proyecto político para postergar una intrincada sucesión más allá de los comicios de 2023. Existe cierto temor a afrontarlos con la incerteza de cómo sentará el recambio a nivel electoral, sin el tirón de su actual máximo dirigente. Con él, Compromís no sólo consiguió arrebatar la Alcaldía de la todopoderosa Rita Barberá, sino que el apoyo se reforzó en 2019 y amasó incluso un escaño más.
En el seno de Compromís València, Ribó no sólo ha encarnado el personalismo político y mediático -no hay que olvidar el último eslogan de campaña 'Jo amb Ribó'-, sino que ha constituido una figura de consenso, pegamento en situaciones complicadas, bálsamo de egos en muchos casos. Considerado próximo a Iniciativa, el partido de Mónica Oltra, se ha erigido director de toda una orquesta que le guarda profundo respeto, en muchos casos admiración incuestionable.
Su figura, aunque criticada en ocasiones desde fuera como primer edil del Cap i Casal, es casi una "autoridad moral" dentro de la coalición valencianista. Palabras de la secretaria comarcal del Bloc en València, Papi Robles, que podrían suscribirlas muchos miembros de la coalición. De manera que la sola idea de que desaparezca el paraguas Ribó abre la puerta a un horizonte incierto, sin liderazgos claros, con una carrera sucesoria plena de aspiraciones.
El panorama casi que lo había planteado el existencialista Sartre: tras haberse consumido Dios, ¿qué queda? Un enigma que el francés resolvía pragmáticamente: no queda nada, sólo queda el hombre y sus decisiones, sin poder aferrarse a una autoridad moral superior. En este caso, tras superar la figura que ha guiado el camino de la coalición, ¿qué queda? Queda un terreno político inexplorado y pleno de incertezas. Compromís ante lo que quiere ser Compromís. Y el abanico no se intuye reducido.
Son ya reiterativos los rostros aspirantes a ocupar la plaza si finalmente Ribó opta por echarse a un lado. Sergi Campillo sería el aspirante por parte de Iniciativa desde el grupo municipal. Si bien se le ha reconocido su carácter de riguroso y diligente gestor, además de ser el hombre del alcalde -nombrado por él vicealcalde en el Ayuntamiento-, existen ciertas dudas sobre su conversión en un perfil alcaldable de cara a las elecciones. Por parte del Bloc, conocida es ya la pugna entre los ediles Pere Fuset y Carlos Galiana, más mediáticos y especialmente conocidos en el mundo de las Fallas, pero cuyos tropiezos pueden haber trastabillado sus posibilidades.
Fuset era el delfín del Bloc en València, muy próximo a la dirección nacional del partido, pero fue procesado por el desafortunado accidente de Viveros, que acabó con un operario fallecido en 2017. Tras su dimisión como edil de Fiestas este año, el alcalde otorgó las competencias precisamente a quien las había negado en un principio: a Galiana. La brecha entre ambos ediles es notoria. Sin ir más lejos, tras sustituir a Fuset, Galiana ha conformado su propio equipo al frente de la Junta Central Fallera, con miembros que habían sido férreos arietes contra la gestión de su predecesor, incluso cercanos al Partido Popular. Recientemente, Fuset ha tenido que salir de su despacho en la casa consistorial para ser ubicado en una sala improvisada.
Galiana ha acaparado importantes competencias dentro del ejecutivo, como el departamento de Comercio, la presidencia de Mercavalència y de la Fundación Las Naves, y ahora también ha asumido la concejalía de Fiestas y la presidencia de Cultura Festiva. Unas funciones que se consideran excesivas desde ciertos sectores de su partido, el Bloc, y cuyo peso acabó por desvelarse la pasada semana, cuando el edil se viralizara por su playback en la defensa de València como capital europea de la innovación. Si bien esto podría considerarse una anécdota, se suma al obstáculo de no gozar de amplio respaldo en el seno de los nacionalistas. No así en Iniciativa, donde guarda una gran amistad con Mónica Oltra.
Y precisamente la actual vicepresidenta de la Generalitat Valenciana ha sonado para ocupar la vacante de Ribó en el caso de que se diese. Tras dos comicios autonómicos en los que no ha conseguido la presidencia del Consell en un gobierno de izquierdas, la dirigente de Iniciativa cuenta todavía con una gran visibilidad que podría servirle para mantener el bastión de València en manos de la coalición. Una posibilidad, eso sí, que a priori no parece entusiasmar ni a la consellera de Igualdad ni a muchos sectores en la ciudad. De hacerse realidad, dejaría abierto el escenario autonómico, donde entrarían en la ecuación rostros como Vicent Marzà (Bloc).