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Ribó visita el centro de la malvarrosa

La Universidad Popular de València, un legado (otro más) de Blasco Ibáñez

3/10/2018 - 

VALÈNCIA. Vivero de historias, mina de contentos, la Universidad Popular de València es algo más que una institución pedagógica. Con más de 7.000 alumnos, constituye uno de los mejores ejemplos de la acción social del Ayuntamiento de València. Con un añadido: tiene además raigambre histórica. Creada en 1903 por Vicente Blasco Ibáñezes uno de los legados (otro más) del autor de La Barraca.

Para el Govern de la Nau su apuesta por ella ha sido clara y ha incluido, además de los consabidos incrementos presupuestarios, inauguraciones y recuperaciones como la del Palacete de Ayora. En una de las visitas más agradables que podría programarse esta semana el alcalde de València, Joan Ribó, conoció en persona el trabajo de uno de los centros de la Universidad Popular, el de la Malvarrosa, ubicado en el histórico colegio Maria Carbonell.

En el fondo fue como conocer la punta del iceberg, la décima parte, ya que se trata de un centro con 734 plazas, aproximadamente el 10% del total de alumnos inscritos en toda la Universidad Popular. Esta cifra le sirvió al Partido Popular para lanzar una crítica al respecto de la situación actual de la entidad. Así, el concejal del PP de València Cristóbal Grau criticó en un comunicado que “en tan solo tres años” se haya pasado de más de 10.000 matrículas en 2015 a las 7.300 registradas en el curso que ahora se inicia.

Desde el PP culpan de este descenso a la subida media de precios del 127% aprobada en 2016, junto con una reducción en la oferta de cursos y talleres tradicionales, que son los más demandados, de 75 grupos este año (515 grupos) y 81 el curso pasado (509), frente a los 590 que se ofertaron en el curso 2014-2015. Todo ello, criticaron, “unido a la rectificación constante en el procedimiento de matrícula”. 

La alargada sombra de la tasa de reposición 

Críticas éstas que ya fueron en su día respondidas por la concejala de Políticas de Igualdad, Isabel Lozano, de quien depende la Universidad Popular, quien culpó de la reducción de estos cursos a la tan temida tasa de reposición impuesta por el gobierno de Mariano Rajoy y que ha impedido al consistorio en los últimos años renovar el personal. En el Govern de la Nau, además de mostrar las inversiones, recuerdan cómo se ha simplificado el proceso de matrícula. El problema, apuntan, es que si no se les deja contratar a profesores no se puede dar clase. 

Al margen de la guerra de cifras, en el Ayuntamiento quisieron poner el foco y la luz sobre cómo la Universidad Popular “es permeable” a la vida de los barrios que la acogen, como dijo el alcalde, reivindicar su valor cohesionador. Acompañado de Lozano, Ribó recorrió el centro y conoció a los responsables de la formación del mismo. Asimismo pudo conversar con algunas de las personas matriculadas en las diferentes actividades y talleres. 

Fue el propio Ribó quien reivindicó el legado de Blasco Ibáñez al recordar que este proyecto nació al amparo del escritor. En su alocución, el alcalde insistió en la apuesta del Govern de la Nau para impulsar una iniciativa con la que dijo, quieren llegar “a todos los sectores de la población y hacer una tarea de promoción sociocultural en todos los barrios”.

Para Lozano el centro de la Malvarrosa es un buen modelo de cómo la Universidad Popular conecta con las redes de cada barrio y como ejemplo de ello resaltó el acuerdo firmado entre la Universidad Popular y la Asociación de Vecinos, vecinas, amigos y amigas de la Malva-rosa, con quien se trabaja desde 2015, “para el desarrollo de acciones conjuntas dirigidas a promover la participación social mediante actividades, culturales y educativas en el ámbito vecinal, así como para permitirle el uso de algunos espacios”. 

Este centro también acoge las actividades continuadas de varias entidades del tejido social del barrio: el grupo de teatro del Grupo de Mujeres de la Malva, y un taller de baile flamenco con alumnado perteneciente a minorías étnicas y en situación de exclusión social organizado por el Colegio Público Santiago Apóstol.

Rompiendo la brecha digital

Al hacer un recorrido por el centro, Joan Ribó, que quiso conocer de primera mano las inquietudes y sugerencias del alumnado, comprobó algunas de las funciones que se desarrollan como la ruptura de la brecha digital, una tarea que se lleva a cabo en un aula donde reciben clase en diferente horario un total de cuatro grupos. Pero también, como en anteriores cursos escolares, se ofrecen clases de formación básica y general, se imparten nociones de inglés y valenciano, así como de actividades relacionadas con el arte, la música, y la expresión y salud corporal. 

Entre las actividades que tienen mejor recepción destaca, en palabras del coordinador del centro, Sergio Beltrán, la informática. Y con carácter innovador se ha programado pintura y artesanía, y talleres monográficos como uno dedicado al modelado de la escultura con barro.

La Malvarrosa es modélica, pero como ella hay otros 29 centros más; una treintena de espacios que, a la postre, son el legado de Blasco Ibáñez, su sueño hecho realidad. Fue pues muy oportuno que Ribó le recordara este martes.

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