VALÈNCIA (EFE). Robots para el reparto de pedidos que se orientan mediante sensores, semáforos inteligentes que avisan a los coches del tiempo que tienen para pasarlos en verde, o vehículos capaces de chequear el estado de ánimo del conductor son algunas de las propuestas que plantea iMoLab, un laboratorio de movilidad que ofrece tecnología sencilla para resolver problemas de las personas.
En el marco de la iniciativa Redit Mobility, coordinada por el Instituto de Biomecánica (IBV), seis de los centros de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit) han "unido capacidades" para explorar tecnologías que permitan avanzar en una movilidad centrada en las personas y en los problemas cotidianos de movilidad.
Como explica el director del IBV y coordinador de Redit Mobility, Javier Sánchez, "una movilidad inteligente es la que está centrada en las personas, con tecnología fácil de usar, que resuelve problemas y que es sostenible".
En este proyecto, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE) y cofinanciado por la Unión Europea, trabajan el Instituto de Biomecánica (IBV), el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), el Instituto Tecnológico Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (AIDIMME), el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), el Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE) y el Centro Tecnológico de las TIC (ITI).
Para Sánchez, una de las "patas" del proyecto iMoLab es "la capacidad de los centros tecnológicos para diseñar soluciones", tecnologías relacionadas con una movilidad conectada que el IBV coordina en este laboratorio de seis centros con la vista puesta en "el factor humano, en entender las necesidades de las personas".
Además, han aportado al proyecto su propia "tecnología embarcada en vehículos" como sensores que monitorizan las constantes vitales de los conductores con parámetros como "el estado emocional, el ritmo cardíaco o la respiración" con la finalidad de prevenir accidentes.
Con ese fin, dentro del marco de iMoLab, AIDIMME ha desarrollado un robot dispensador de mercancías, compuesto por una unidad con ruedas y un brazo mecánico, que lee el entorno mediante sensores y se geoposiciona mediante triangulación, como los teléfonos móviles.
Es una tecnología que, en un futuro cercano podría implantarse en espacios como los polígonos industriales para el reparto de mercancías y que, al poder nutrirse de fuentes de energía renovables, como la solar, es sostenible.
"Podría terminar utilizándose para entregar medicamentos o la compra a personas mayores en las ciudades", destaca Sánchez, a pesar de que esta tecnología todavía se encuentra en fase de prototipo.
En el marco de iMoLab, por su parte, ITI ha desarrollado señalética inteligente, es decir, semáforos o señales que ofrecen información a los coches conectados que cuenten con una pantalla o a aplicaciones móviles.
Así, un semáforo de este tipo puede indicarle al conductor cuántos segundos quedan para pasar de verde a rojo, o a qué velocidad tendría que mantenerse para pasarlo en verde antes de que cambie.
A ello se suman los cargadores inteligentes que ha desarrollado el ITE y que permiten al usuario del coche eléctrico conocer en tiempo real cuánto se ha cargado y cuánto tiempo de carga queda, además de la reinvención de los aparcamientos disuasorios de ITENE.
Este tipo de espacios, diseñados para dejar el coche a las afueras de las ciudades y continuar hacia el centro en transporte público, son en el modelo de ITENE espacios para la nueva movilidad, con estaciones de carga, nodos de conexión con el transporte público y zonas para la entrega de mercancías.
Por su parte, Aimplas ha desarrollado materiales ligeros como elementos conductores, con los que pretende disminuir el peso de los vehículos y, por lo tanto, el consumo energético, con lo que los haría más sostenibles.
La segunda "pata" del proyecto, explica Javier Sánchez, es la puesta en marcha de un laboratorio virtual desarrollado en el IBV, Virtual iMoLab, en el que se pueden probar todas estas tecnologías.
"Buscamos dar a las empresas la capacidad de probar soluciones con realidad aumentada y virtual", explica, y concreta que, de momento, ya se puede probar una estación de carga situada virtualmente en la Estación del Norte de València, por la que se puede caminar e interactuar con ayuda de unas gafas de realidad virtual y de un mando.
Y del espacio virtual, este laboratorio pretende dar el paso al físico con la puesta en marcha de Living iMoLab, un espacio real que se ubicará en Paterna, en el Parque Tecnológico, y que actuará como campo de pruebas donde las empresas del sector de la movilidad puedan probar sus prototipos.
Sánchez ha resaltado que las compañías del sector necesitan "espacios de prueba flexibles y ágiles", por lo que los centros tecnológicos trabajan en el diseño de este circuito, donde podrán probarse vehículos, robots y todo tipo de tecnologías.
El reto ahora es la "aceptabilidad" para evitar que a las nuevas tecnologías de movilidad les ocurra lo mismo que a la domótica, que "parecía que iba a tener un desarrollo explosivo y se estancó".
En cualquier caso, cree que es el momento de apostar por la movilidad inteligente, que ya incluye en este apelativo la sostenibilidad, y cree que es "inspirador" pensar que proyectos como iMoLab puedan ser "exportables a otros sectores".
Quizá, apunta, al hábitat, ya que, concluye, el concepto de ciudades inteligentes no solo abarca el transporte, sino también "a las casas y a los espacios donde se hacen cosas" y es un ámbito en el que existe "una necesidad imperiosa de sostenibilidad".