El Institut Valencià de Cultura sigue sin desvelar el nuevo funcionamiento. Esta será la segunda edición consecutiva que no se celebre
VALÈNCIA. Se cumplen diecisiete meses del adiós de Sona la Dipu por parte de la entidad que lo organizó durante 10 años, la Diputación de València. Desde entonces, desde marzo de 2019, no se puede contar con grandes novedades sobre el futuro de uno de los activos culturales con más presupuesto de toda la comunidad autónoma. Ya el año pasado no se celebró debido a las dificultades logísticas del traspaso y se anunció en constantes ocasiones que a principios de 2020 se despejarían las dudas de cómo se trasladaría el certamen a un nivel autonómico.
Según ha podido saber este diario, el coronavirus "ha atrasado y dejado en stand-by la puesta en marcha del nuevo concurso" y para "centrar los esfuerzos y los recursos en el plan Reactivem". En la práctica, esto significa que ni siquiera está completado el traspaso y que quedan pendientes aún varias conversaciones entre la Diputación de Valencia y la Conselleria de Cultura para hacerlo efectivo.
Este hecho aleja bastante el horizonte desde el cuál se podrá saber el nuevo funcionamiento del concurso, de qué manera se adaptará a las otras dos provincias, los fondos con los que contará, y de qué manera se intentará mantener los programas de promoción exterior de las bandas participantes.
El anterior responsable del proyecto, que en sus últimos años estuvo bañado de polémicas como impagos o por la falta de perspectiva de género en sus carteles, dejó de trabajar a finales del verano pasado. Tras el cese de Enrique Borrás, solo quedaría algún técnico cerrando los flecos y los compromisos adquiridos con los grupos de otras ediciones.
Ya en noviembre, esos flecos provocaron situaciones pintorescas, que dejaron de suceder por agotamiento del proyecto. Ahora mismo, sobre la mesa no hay relevo ni se le avista más allá de algún anuncio puntual y la voluntad de las administraciones implicadas.
Este traspaso se anunció en marzo de 2019, en un momento en el que la Diputación de Valencia, que gestionan PSPV y Compromís, apuestan por 'vaciar' de competencias ciertos departamentos. Sona la Dipu dependía del área de Juventud.
La importancia que determina el mantenimiento de una iniciativa como Sona la Dipu reside en la estructura que tuvo durante años este concurso. Las semifinales y las finales junto a grandes nombres del pop español eran lo de menos: en los últimos años, el certamen creó una red con grandes festivales de música para que los grupos ganadores actuaran a cambio de una ayuda directa de la diputación.
El presupuesto de Sona la Dipu rondaba los 800.000 euros. Ahora el Institut Valencià de Cultura deberá encajar ese presupuesto en el suyo propio y las cuentas del Consell de este año, al menos, no reflejaban esa posibilidad. El paraguas sobre el que Marga Landete, directora adjunta de música y cultura popular valenciana del IVC, anunció que se desarrollaría el nuevo concurso es Sonora.
Hasta ahora este proyecto, que solo ha tenido una edición, consiste en un ciclo de conciertos por diferentes localidades de la Comunitat Valenciana de algunas de las bandas nominadas y premiadas en los Premis Carles Santos; es decir, grupos más consolidados. El impacto económico del proyecto era de 45.000, es decir casi 18 veces menos que el último Sona la Dipu.
En el organismo provincial ya solo se dedican a cumplir los compromisos ya pactados, mientras el IVC reconoce que la transferencia aún no ha empezado