Titzina Teatro propone un thriller sobre la amnesia y el subsuelo
La Sala Russafa programa Búho, de la atípica compañía catalana, que estrena obra cada dos o tres años
VALÈNCIA. El próximo mes de febrero, Sala Russafa continuará con el VII Cicle Companyies Valencianes, que arranca el 26 de enero con el estreno en València de Amunt l’Sporting. Hasta el 22 de abril se mantiene esta selección de algunas de las propuestas que animan los escenarios autonómicos. Un ejemplo es el estreno absoluto de Flores azules (9 y 10 de febrero), primera obra larga de La Dramática, una formación surgida en 2015 y que ha creado diversos espectáculos breves que han pasado por citas como Russafa Escènica.
Para este nuevo espectáculo reúnen a tres nombres de la nueva escena valenciana. El primero es José Terol, que ha formado parte de montajes como No hables de ello, de Gabi Ochoa. Le acompaña sobre las tablas José Torres, intérprete de piezas como Lazarillo, de Arden. Se completa el elenco con la autora y directora de la pieza, Irene González, actriz en montajes como Hijos de Verónica, de Jerónimo Cornelles; que había escrito y dirigido diversas piezas de microteatro.
En esta ocasión, la trama se acerca a la memoria histórica mediante las vidas de cuatro mujeres que son encarceladas durante el franquismo por el simple hecho de haber nacido en un lugar o momento concretos. Los dos actores dan vida a estas féminas, explicitando que "la injusticia, el sufrimiento, la ternura y la superación no conocen de identidades". Las va introduciendo en escena otra mujer, a modo de narradora, una voz serena que echa mano incluso del humor en la descripción de estos personajes, llenos de cicatrices pero con el alma intacta.
Teatro físico y una puesta en escena en la que hasta los cambios de vestuario se realizan frente al público, buscando su complicidad en un montaje que defiende "la necesidad de hablar para recordar y superar lo vivido".
La segunda propuesta en febrero llega de la mano de La Familia Política y el estreno de la versión en castellano de La alegría está aquí dentro (23 y 24 febrero), su último espectáculo, que en noviembre de 2017 pasó por la Sala Ultramar en valenciano. Guadalupe Sáez firma esta pieza que co-dirigen Kika Garcelán y Pau Gregori, quien también sube al escenario junto a Mertxe Aguilar y Sandra Sasera.
La obra recrea la vuelta a una playa de tres amigos que intentan vivir la alegría de un verano pasado. En pleno mes de noviembre, tratan de recuperar la calidez de unos momentos en que se sintieron bien, para acabar cuestionándose si realmente fueron felices o si interpretaron que lo eran a través del relato de otros, de la fabricación de recuerdos.
En el mes de febrero llega a Sala Russafa Trasatlántico, una iniciativa de Cooperación Cultural Internacional que establece un diálogo entre las artes escénicas surgidas a orillas del Mediterráneo y del Río de la Plata.
Barcelona, Palma de Mallorca y Valencia son las ciudades que van a acoger a las representaciones de la segunda edición de esta iniciativa impulsada por Arts Runner. Y Sala Russafa será el escenario para mostrar dos de sus propuestas.
La primera es un espectáculo de la compañía argentina El Vacío Fértil, que monta una obra escrita por el valenciano Sergio Villanueva, autor y director de la película Los Comensales, entre otros múltiples trabajos en cine, televisión y teatro.
De tiburones y otras rémoras (16 de febrero) es una comedia en la que una empleada de banca, asustada ante el contexto de crisis económica, pone a prueba sus límites morales cuando ha de enfrentarse a la venta de Participaciones Preferentes. Ivan Steinhardt y Romina Pinto dan vida a esta historia, dirigida por Marina Wainer, que conecta las realidades de El Corralito que vivió Argentina en 2002 y la escalada del fraude de las preferentes, que se desarrolló en España entre 2009 y 2011.
La segunda propuesta es Tom Pain. Basado en nada (17 de febrero), montaje de la Compañía del Teatro Solís de Montevideo que modifica ligeramente el título de la pieza escrita por el estadounidense Will Eno, finalista del Premio Pulitzer (2005). Un monólogo en el que se describen tres momentos en la vida de un hombre que necesita de los otros para confirmar su existencia, para definir su identidad. El público se convierte en ese otro cuya percepción ansía en una puesta de escena llena de guiños a los espectadores, rompiendo la cuarta pared.
Lucio Hernández dirige esta tragicomedia, que contó con la ayuda del propio Eno a la hora de realizar la versión uruguaya, interpretada por Rogelio Gracia, Premio Florencio Sánchez 2016 al Mejor Actor, otorgado por la Asociación de Críticos Teatrales de Uruguay.
Durante el mes de febrero, Sala Russafa continúa colaborando con el Centre Teatral de la Diputació de Valencia, Escalante, mientras busca una sede propia para su programación.
La primera semana del mes, el teatro de Ruzafa acogerá las últimas funciones de la nueva producción del ente, Pi (8 de febrero), un espectáculo de danza contemporánea para niños firmado por la compañía alicantina OtraDanza y dirigido por la bailarina y coreógrafa Asun Noales.
Salvador Roche, Saray Huertas, Diana Huertas, Carmela García y Sebastián Rowinsky, interpretan esta pieza que, apoyándose en proyecciones audiovisuales, se adentra en la naturaleza, con coreografías que reflejan muchas de las estructuras geométricas y caleidoscópicas que ocultan elementos como las plantas o procesos naturales como la fragmentación. Una propuesta que pone de relieve la importancia de respetar y cuidar el entorno.
A mediados de febrero, el Escalante inaugura el ciclo ‘Escena Diversa’, que recoge propuestas venidas de distintos puntos del país. La primera es El Bosque de Grimm (11-15 de febrero), un homenaje a los cuentos tradicionales de hadas que fue distinguido como Mejor Espectáculo Infantil en los Premios Max (2014) y en los Premios Teatro de Rojas (2015).
Sin palabras, con la gestualidad de los intérpretes, los juegos con la escenografía y el uso de vídeo proyecciones y títeres, se recrean los pasajes más populares de cuentos que forman parte del imaginario universal, como Pulgarcito, Blancanieves, Caperucita Roja o la Bella Durmiente. La formación andaluza La Maquiné firma este trabajo, de gran plasticidad, que utiliza la música de Maurice Ravel como vehículo conductor.
La segunda pieza del ciclo es Safari (18 -22 febrero), de la compañía catalana La Baldufa, que trata el tema del bulling en una propuesta para espectadores a partir de 3 años donde se combina la interpretación y el uso de títeres en una puesta en escena, que desdobla y transforma los objetos para recrear distintos escenarios. Sobre las tablas, dos exploradores tratan de encontrar al león, rey de la sabana, que ha huido por el trato abusivo que le dan el cocodrilo y otros animales. A través de la relación entre los personajes, se ofrecen las claves sobre este problema, apostando por la educación y las actitudes positivas para una buena convivencia.
La programación familiar del mes de febrero se completa con Agua de luna (25 de febrero - 1 de marzo). Henar Fuentetaja y Miguel Tornero coreografían, dirigen e interpretan este espectáculo de danza de la valenciana Compañía Improvisada. Diferentes tipos de baile, contemporáneo, jazz y clásico, se alternan en una pieza protagonizada por dos gotas de agua que sumergen a los espectadores en el universo acuático. A través de sus aventuras, los espectadores descubrirán diferentes paisajes, recorriendo grutas subterráneas, manantiales, ríos y lagunas, aprendiendo a valorar el agua y a proteger su ecosistema gracias a esta propuesta con mensaje ecológico.
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