VALÈNCIA. "Los medios me presentan como Maria José Llergo, la nueva cantaora de la Generación Z, pero ¿qué es eso de la Generación Z? Yo se que mi raíz está muy marcada, he nacido en el 94 y he crecido en pleno siglo XXI, sin embargo a la hora de componer no me pongo ningún límite". Así de rotunda se muestra la cantante cordobesa ante quienes predefinen su papel en la industria. Maria José Llergo empezó con eso del cante, literalmente, entre los olivos. Fue de hecho su abuelo, también cantaor (y autodidáctica) quien despertó en la joven la inquietud por el flamenco. "Me enseñó que solo se aprende escuchando y así aprendí yo a cantar, escuchándolo a él", explica. En efecto, es ese mismo aprendizaje en las tierras de Pozoblanco (Córdoba) el que ha potenciado en la artista una convicción que pasa por mantenerse alejada de lo mainstrem. "Criarme en el campo me ha permitido entender que no hay que dejarse guiar por los fantasmas, las luces y las distracciones. El arte está para alimentar nuestra propia alma", puntualiza la andaluza.
La cantante bebe, sin ninguna duda, del flamenco más clásico, del que dice encontrar la más absoluta "verdad". Aún así, quedarse en los viejos esquemas no siempre es un acierto. María José Llergo respira sobre el género pero también se ha instruido en música clásica, moderna y jazz, y actualmente estudia flamenco y armonía en Barcelona. "Me encanta la variante más pura de la música andaluza, pero también tengo otras curiosidades e inquietudes. Además, el saber nunca sobra si sirve para enriquecer y fortalecer mi raíz." Con ello, "tampoco veo mal que se fusionen los artes. Si se hace con verdad y de corazón, se puede llegar a lugares inimaginables. Aún así considero que el conocimiento va incluso más allá de la música, a mi me interesa también formarme como persona, cuanto más sepas y más conozcas, más capacidad tendrás de adaptarte al resto. Encerrarse en un único pensamiento te lleva a vivir en un mundo muy pequeño", manifiesta la interprete.
La artista también prefiere mantenerse al margen de las polémicas vertidas sobre la apropiación cultural de, en este caso, la comunidad gitana. La última en recibir criticas por ello fue la cantante Rosalía tras hacer uso de coletillas y expresiones de la cultura andaluza, especialmente, en su canción de 'Malamente'. "Yo no estoy aquí para juzgar, estoy para crear y cada uno sabrá qué es lo que aporta al mundo. De hecho a quien hay que preguntar por estos temas es a los propios responsables de las asociaciones gitanas. Yo solo soy una niña que canta, pero ellos llevan mucho tiempo fundamentando sus razones para quejarse de la apropiación cultural. Los medios deberían darle voz de una vez por todas", sentencia.
María José Llergo tiene también claro que ella es quién decide en todo momento el cuándo, el dónde y con quién. La estética del videoclip de 'Niña de las Dunas', producido por Cortijo Films, es un retrato fiel a sus gustos. "Me encanta la ropa deportiva y me gusta combinarla con el mantón de Manila de mi abuela María y el oro de mi familia. Cuando me propusieron hacer un videoclip dije rápidamente "yess, pero va a ser así". Cuando se lo explique a la productora les sorprendió la combinación, pero a mi me salió de forma natural".
Ser "centenial" -como se define también a la Generación Z- no le impide tampoco tener una idea fija de con qué tipo de letras quiere ser participe o no. La cantante considera, por ejemplo, que a la "mayoría" de mujeres se les "cuestiona" constantemente su postura sobre el feminismo, siendo preguntadas en cada entrevista. Algo que por contra, "a los chicos artistas ni se les menciona". Llergo tiene claro que el debate debería ser "bidireccional", puesto que estos "también deberían ser preguntados directamente por si son feministas". "La lucha la estamos encabezando nosotras y no ser feminista hoy en día es no haber entendido nada", manifiesta. La artista tiene de este modo claro que hay mensajes sobre los que nunca va a entonar. "Me cuido muchísimo de con quien colaborar. Cuando me llamaron para hacer un par de temas con el rapero Juancho Marqués no sabía quien era. Por ello, antes de darles una respuesta necesitaba saber más sobre su persona, conocer cómo ve el mundo y cómo son sus letras. Al final, después de hablar mucho tiempo juntos, me decidí a colaborar, dado que vi que enfocaba su arte de una forma que yo también lo hacía. Me parece algo super importante, porque si vamos a empezar a hacer canciones que refuercen los mismos tópicos y que llevan oprimiéndonos a todos durante siglos, no vamos a aportar nada bueno; pasaremos a dejar anclada la sociedad y no se hasta que punto a mi me llenaría hacer eso."
"Me encanta compartir escenario con raperos, con los chicos de jazz en sesiones de improvisación. Además que cuando compones no puedes estar pensando en un estilo, la música te lleva a los lugares más sinceros de ti mismo. Por eso, volviendo a las etiquetas, creo que estas solo tienen un sentido mercantil, nos arrebatan la capacidad de sentir y nos hacen más vendibles. Solo toman una perspectiva muy parcial de lo que somos. Al final nos llaman jóvenes, millenials...pero somos productos. Con los estilos musicales también pasa muchísimo. Yo siempre digo que cuando el ser humano no entiende algo porque es mucho más profundo que él, lo que hace es etiquetarlo para poder comprenderlo. Por eso las etiquetas son tan mediocres", añade Llergo.
Para sus propios temas, la interprete dice inspirarse en todo: una imagen en la calle, una mirada de alguien, sus propias vivencias o su casa. Aunque por encima de todo, Llergo confiesa inspirarse en los demás, "estoy fascinada por el otro". "En las ciudades me paso el tiempo observando, pero sin querer cambiar nada de lo que me rodea, aunque sea doloroso. Soy consciente de que la realidad es la que es y que solo puedo cambiarla en la medida de mis posibilidades, aún así intento darle lo que yo creo que le hace falta. A 'Niña de las Dunas' y 'Ya se sabe la Luna' se suma 'Nana del Mediterráneo', una letra que la cantante ha escrito en honor a todas las vidas que descansan en el mediterráneo y que lanza como respuesta a "una Europa indiferente". "Los aristas tenemos que desprendernos de nuestro propio ego y darle a la música lo que pide", incide.
En su camino, María José Llergo ha ido de la mano del maestro del género José Miguel Vizcaya (Chiqui de la Línea), además de los guitarristas Marc López, Paco Rojas o Rycardo Moren. Tampoco es raro verla junto al percusionista Pablo Gómez Molina o el sonidista Raúl Pérez, de los estudios La Mina, conocido por su trabajo con El Niño de Elche, Pony Bravo y McEnroe. Y en la actualidad compagina sus estudios en Barcelona con la producción de nuevos temas junto al músico David Soler. Con un camino todavía por encauzar, la artista ha pasado este viernes por uno de los escenarios más peculiares que nos da la Plana Baixa, les Coves de Sant Josep en la Vall d'Uixó (Castellón), con su participación en el festival Singin' in the Cave.
"Yo no se cuánto tiempo voy a estar aquí, pero el tiempo que esté quiero enfocarlo a aportar al mundo algo que me llene, y la música es lo que más me llena. Ya cantaba desde pequeña, no era muy difícil saber qué era lo que me hacía feliz. Se sabía antes de que lo eligiera".