VALÈNCIA. El sábado pasado el líder de Podem en la Comunitat Valenciana, Antonio Estañ, citó al Consejo Ciudadano Valenciano (CCV) -ejecutiva del partido- para anunciar que convocaría la III Asamblea Ciudadana el próximo mes de octubre. Un congreso para renovar la dirección de la formación, así como la secretaria general que él mismo ocupa desde mayo de 2017 y cargo para el que no volverá a presentarse.
Estañ (Callosa de Segura, 1987) se convirtió en secretario general de Podem hace apenas dos años tras imponerse en un proceso de primarias a otras dos candidatas: Pilar Lima y Fabiola Meco. Tras su paso por Les Corts como diputado autonómico -no volvió a presentarse para ir en las listas y, por tanto, no es parlamentario en esta legislatura- y cerrar la negociación con PSPV y Compromís del nuevo Consell del Botànic en el que el partido de los círculos sí se ha integrado, el líder autonómico considera que ha llegado a un fin de ciclo. "Cuando creo que ya no soy útil, me marcho", asegura.
Valencia Plaza se reúne con él para conocer los motivos de su marcha, cómo ha vivido las negociaciones del Gobierno autonómico, o qué papel considera que debería tener Podem ahora que se ha integrado en el Ejecutivo, entre otras cuestiones.
-¿Cómo valora la forma en la que se han producido las negociaciones del Botànic II?
-Es una pregunta que podremos responder con mayor profundidad conforme vaya rodando el gobierno. Cuando se afronta una negociación se debe tener en cuenta también cómo lo puede estar percibiendo la ciudadanía porque si cada organización pone por encima sus intereses se corre el riesgo de caer en cierto descrédito. El resultado es bueno, pero conforme se vayan poniendo en marcha las competencias se verá si verdaderamente se está cumpliendo el Botànic II, si los equilibrios internos para que se cumpla el Botànic II son los ideales…
-¿Qué le parece el aumento de la administración? En 2015 pidieron que no se incrementara respecto al anterior gobierno del PP y en esta ocasión fueron ustedes los que no quisieron que se alcanzasen las 15 consellerias por la imagen que daría a la ciudadanía… Sin embargo, finalmente se ha ampliado en un 57% el número de asesores y un 36% el de altos cargos… ¿Se siente cómodo Podem en este escenario?
-No queríamos aumentar las consellerias siempre y cuando no fueran aparejadas a funciones claras. Si no había una propuesta en clave programática y funcional no tenía sentido ampliar, entre otras cosas por la imagen que se traslada. Han aumentado las direcciones generales y algunas nos parecen más justificadas que otras. Se tendrá que ver si tienen una función lógica y concreta conforme se pongan en marcha. En nuestro caso siempre hemos planteado el mínimo posible acordado: dos secretarías autonómicas por conselleria y dos direcciones generales dependientes de cada una de ellas. En otros casos puede ser que hagan falta más. En cualquier caso, seguimos estando por debajo de la media respecto a otros gobiernos en España, tanto de derechas como de izquierdas. Pero bueno, todo debe verse en función de los objetivos a cumplir y si no habrá que reformularlo.
-¿Eso quiere decir que si ven que alguna de las áreas no tiene cometido concreto plantearán cambiar la estructura del Gobierno?
-Por supuesto. El Botànic tanto en los objetivos programáticos como en arquitectura institucional debe estar en continúa revisión.
-¿Se han sentido de algún modo ninguneados por Compromís en algún momento de la negociación? No quisieron cederles ninguna de las áreas que gestionaron en la legislatura pasada, después 'bautizaron' sus consellerias con los nombres que ustedes plantearon en las comisiones negociadoras…
-No usaría esos calificativos, pero sí creo que en la negociación se plantearon unas reglas generales que venían marcadas por el resultado electoral y en algunos casos tuvimos la impresión de que no se respetaban.
-Hubo especial tensión con Compromís y no con el PSPV…
-Sí, la ha habido. También creo que lógica en el marco de una negociación…
-Pero con el PSOE se sintieron más cómodos a lo largo de las conversaciones. ¿Sintieron que eran más generosos, quizá?
-Yo no diría más generosos, pero han sido más inteligentes a la hora de abordar la negociación. Ahora nos toca serlo a los demás.
-¿Cómo es ahora la relación con EU? En Les Corts ya han discutido por cuestiones como el nombre del grupo parlamentario, en las negociaciones del Consell también hubo enfrentamientos e incluso se les acusó de estar negociando a sus espaldas...
-Con EU llevamos poco tiempo y debemos ir construyendo una relación de confianza y en clave de proyecto. Habrá que ver si realmente Unides Podem va a ser algo que dé pasos adelante o si ha sido simplemente una forma de ir a las elecciones. Creo que esta cuestión se debe empezar a debatir ahora. Todo lo que tiene que ver únicamente con negociaciones en términos de listas electorales, consellerias, etcétera, hace que se le dedique menos tiempo a la parte de proyecto, que yo creo que sí que compartimos en unos casos y en otros no.
-¿Cuál cree que debería ser la postura de Unides Podem en esta legislatura? Naiara Davó, su síndica en Les Corts, no descartaba que el partido mantuviera el perfil crítico y de vigilancia al Gobierno que tuvo la legislatura pasada. ¿Cómo se conjuga eso estando en el Consell?
-Todas las fuerzas que integran el Botànic tienen que cumplir con el Botànic y ese papel tenemos que ejercerlo todas y todos. En esta legislatura el papel de Podem es nuevo porque estamos en el Consell. Hemos podido ver en estos cuatro años las ventajas y desventajas de la posición que hemos adoptado, que era a menudo compleja, si bien yo creo que era la más útil. Ahora hay que ver cómo mantenemos el equilibrio entre la lealtad al gobierno, que mantendremos siempre y cuando se cumplan los acuerdos, y no mostrar ningún ápice de conformismo. Esa es una relación compleja que tendremos que ir desarrollando. Creo que debemos mantener el mismo papel que en la anterior legislatura en el sentido de ser el que arrastra la acción al Gobierno. El Acord del Botànic no es de máximos, sino de mínimos; es un suelo del que partir.
-¿Quiere decir eso que van pelear por cuestiones como la tasa turística a pesar de que no esté en el Acord del Botànic?
-Con la tasa turística creo que se ha generado una especie de morbo. El objetivo que nos marcamos en el Botànic es un modelo turístico sostenible, que proteja el territorio y los derechos laborales. ¿Es la tasa una medida para eso? Nosotros creemos que sí. No únicamente la tasa, también tenemos que ver otras cuestiones como por ejemplo cómo afrontamos el modelo de cruceros que en otras partes de Europa están quitándose de encima y aquí no parece que tengamos claro qué tipo de ciudad queremos hacer de València o qué hacemos con el modelo residencial en el sur. Para nosotros la tasa es positiva, ya existe en otras partes y no es nada revolucionaria. El morbo que se ha generado alrededor de la tasa tampoco beneficia porque se le da más espectacularidad de las consecuencias que realmente puede tener. Lo que no sabemos es qué propuestas tiene el PSPV para cumplir sus objetivos en turismo. ¿Eso quiere decir que no vayamos a aprobar presupuestos por la tasa turística? No. Yo creo que eso no es serio. Pero lo que tampoco es serio es no hacer nada en un sector tan importante económicamente en la Comunidad Valenciana.
-¿Cree que el Consejo Rector de À Punt debería dimitir por los resultados económicos que han tenido? La ley es clara…
-Yo creo que las leyes están para cumplirse, pero también para cumplir objetivos políticos. Antes de tomar una decisión drástica hay que hacer un balance de lo que ha sido À Punt en muchos términos, no solo económicos. Creo que À Punt ha sido positivo, pero tiene que seguir mejorando. Es evidente para todos, pero estoy a favor de una toma de decisiones más general que simplemente echar a la gente. Cumplir lo que dice la ley pero con decisiones de conjunto. El balance interno se ha hecho, pero no en términos políticos.
-¿Es partidario de inyectar más dinero a la radiotelevisión autonómica en los próximos presupuestos?
-Depende dónde se invierta, para qué proyecto y con las garantías de que esa es la solución a un problema concreto. Yo creo que À Punt es necesario y tener una televisión autonómica es fundamental por cuestiones educativas, sociales, democráticas y económicas. Hay que ver dónde es mejor invertir ese dinero.
-¿Su marcha está relacionada en parte a las tensiones que ha atravesado constantemente su formación?
-Pienso que es necesario para el proyecto que haya otra persona al cargo.
-El enfrentamiento entre Montiel y usted como representante del entonces sector crítico con la dirección se resolvió a favor de usted que fue quien ganó las primarias en mayo de 2017… Pero con todo ese contexto, ¿considera que también salieron desgastados de aquel proceso?
-Estar en política, y estar en política en determinadas condiciones como por ejemplo cuando tienes menos recursos económicos, desgasta. No puedes esperar que no haya una continuidad en los cargos, pero también es cierto que muchas veces se nos aplica una visión de la política que nosotros no tenemos. Yo estoy en política cuando creo que soy útil, cuando creo que ya no lo soy me marcho. No estoy en primera línea y estaré en otras.
-¿Pero usted cree que ya no es útil en su partido?
-Creo que como secretario general ya no lo soy. En este cargo ya he cumplido los objetivos que tenía: acabar la legislatura manejando la situación compleja de apoyar al Botànic desde fuera, gestionar el acuerdo con Esquerra Unida, elecciones en momentos complicados para el partido y la negociación del Gobierno. Esos eran los objetivos que teníamos que cumplir sí o sí. Sin ser los mejores resultados o los deseables, todos se han cumplido y no han sido malos. Permiten que el proyecto siga y mejore la calidad de vida de la gente. Entra un nuevo ciclo donde creo que debo dar un paso a un lado; hay gente válida que creo que debe seguir. Sí creo que es un fracaso hacer una asamblea si se tiene la percepción de estar todo el rato empezando de cero. Eso no es bueno para ninguna organización.
-Vistas las disfunciones que ha provocado la bicefalia en las últimas semanas y durante las negociaciones del Botànic II, ¿cree que la persona que ostenta la sindicatura en Les Corts debería a la vez ocupar la Secretaría General como ocurrió con usted y con Montiel?
-¿Qué disfunciones?
-Desde el partido y desde la comisión negociadora rechazaron asumir competencias que sin embargo Dalmau aceptó en la reunión con Puig y Oltra; un gesto que sirvió para zanjar el acuerdo para investir al president de la Generalitat.
-Ningún candidato o candidata estuvo en las negociaciones…
-Le pongo un ejemplo de esa disfunción o falta de coordinación de mensajes: ustedes no querían gestionar competencias de eficiencia energética que simplemente tuvieran que ver con viviendas y edificios públicos, querían transición ecológica porque era más amplio. Pero finalmente en la reunión entre los tres líderes y candidatos a la Presidencia se aceptó hacerse cargo de "arquitectura bioclimática", que venía a ser precisamente lo que rechazó Podem en la comisión negociadora y por lo que se levantó de la mesa un día antes de la investidura…
-Dalmau se reunió con Puig y Oltra por mandato del equipo negociador porque entendíamos que el bloqueo tenían que resolverlo esas tres personas. Ninguna de ellas estuvo al mando de las negociaciones. Por tanto, yo soy partidario de si hay coordinación y capacidad de trabajo, que haya cuanto más liderazgos y reparto de responsabilidades mejor.
-¿No quiere entonces que quien ocupe la sindicatura en Les Corts sea secretario/a general? Tanto usted como Montiel lo compaginaron...
-No, es una opción perfectamente válida. Pero tiene que responder a un contexto: en unos casos será mejor y en otros no. Depende de muchas cosas.
-Podem ha tenido cambios frecuentes en sus puestos de responsabilidad, tanto orgánicos como institucionales. Ustedes apuestan por estar en la política de forma pasajera, pero ¿no cree que tanto cambio impide consolidar liderazgos y que la gente conozca quién encabeza el proyecto de Podem en la Comunitat?
-Los liderazgos democráticos son necesarios. Creo que debe haber continuidad, pero un reparto de tareas. Un problema de Podemos como proyecto global es que no dependamos excesivamente de la figura de Pablo Iglesias. Hay que construir tres o cuatro liderazgos a nivel autonómico y estamos en disposición de hacerlo. Tenemos gente en Corts y la figura de Rubén (Martínez Dalmau). La misma gente no se puede ocupar de todo porque destruyes a esas personas.
-¿Ha ocurrido eso?
-Sí, es lo que decía antes. Estar en política desgasta. Necesariamente implica un desgaste, y si estás en una organización joven como la nuestra más aún. Tanto por querer hacer cosas diferentes como por no financiarse por bancos. Tenemos que ver de qué manera nos cuidamos un poco más.
-¿Seguirá militando en Podem?
-Sí.