Hoy es 15 de octubre
VALÈNCIA (EP). La alcaldesa de València, María José Catalá, ha señalado este lunes que el Ayuntamiento tiene previsto reunirse con técnicos de la Universitat Politècnica de València (UPV) para que "adecúen a la realidad actual" el arrecife artificial frente a la playa de la Malva-rosa y hagan una propuesta con el fin de remitirla a la administración central y poder solicitar la renovación de la licencia de este espacio.
Catalá se ha pronunciado de este modo en la visita que ha realizado a las obras de reforma del Mercado Rojas Clemente, preguntada por la situación de este arrecife.
La primera edil ha indicado que el consistorio ha iniciado con la Dirección General de Costas "la tramitación para tener la licencia", que ha finalizado. "El gobierno anterior --formado por Compromís y PSPV-- no renovó la licencia y hemos empezado la tramitación para renovar la licencia", ha afirmado.
El ejecutivo actual --PP y Vox-- señaló la pasada semana, a través de la Concejalía de Deportes, que la ocupación de dominio público marítimo-terrestre para el arrecife artificial frente a la playa de la Malva-rosa tiene la concesión "caducada desde 2018" por parte de la administración central.
María José Catalá ha avanzado que tiene previsto, "a lo mejor la semana que viene posiblemente", celebrar "una reunión con los técnicos de la Universitat Politècnica, que son los que llevan el proyecto adelante, para que lo adecúen a la realidad actual, para que hagan la propuesta y remitirla la Ministerio" de Transición Ecológica.
La titular de la Concejalía de Deportes, Rocío Gil, detalló que por medio de la Fundación Deportiva Municipal se trabaja "desde principios de 2024 en la regularización" de esa ocupación, "caducada desde 2018" y respecto a la que "no se había realizado petición de renovación al ministerio", así como "en adaptar el proyecto a la nueva normativa", aprobada en junio de 2024 por parte de la Comisión Interministerial de Estrategias Marinas.
El arrecife de la Malva-rosa, instalado en 2014, está formado por tres módulos de hormigón no invasivo de 18 a 20 toneladas cada uno en un frente de 90 metros de largo a una media de profundidad de tres metros y una distancia de la costa de 180 metros.
Este proyecto fue impulsado por la Fundación Deportiva Municipal y desarrollado por la Universitat Politècnica de València con la colaboración de la Federación de Actividades Subacuáticas. En su momento, fue el primer arrecife artificial de España para fines medioambientales y turísticos.
La alcaldesa de València anunció en agosto la intención del Ayuntamiento de apostar por la instalación de arrecifes también en las playas del sur de la ciudad para evitar la regresión de la zona y la pérdida de arena durante los temporales.