VALÈNCIA (EP). El Banco Central Europeo (BCE) pretende desarrollar un prototipo de euro digital a lo largo de 2023, después de completar la fase de investigación actual sobre su diseño y uso, según ha indicado el ejecutivo italiano de la institución, Fabio Paneta.
En una intervención ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, el ejecutivo del BCE ha advertido de que el euro digital "no podrá ser todo lo que todo el mundo quiere que sea desde el primer día" y habrá que encontrar un equilibrio en el diseño para que sea inmediatamente valioso para los usuarios, pero que pueda desarrollarse en un plazo de tiempo razonable.
En este sentido, ha anunciado que, después de la actual fase de investigación, el BCE pasará a examinar las soluciones tecnológicas. "Esperamos reducir las decisiones relacionadas con el diseño a principios de 2023 y desarrollar un prototipo en los meses siguientes", ha anunciado.
En su discurso, Panetta ha defendido que los bancos centrales deben innovar frente a los cambios en los hábitos de pago y la evolución global, por lo que al diseñar un euro digital se debe considerar no solo el panorama de pagos actual, sino también el panorama del mañana, que puede estar caracterizado por nuevos actores, nuevos activos digitales y nuevas soluciones de pago.
"Aquí hay mucho en juego y estamos en aguas desconocidas", ha advertido el italiano. "Queremos movernos rápido, pero no debemos apresurarnos. Necesitamos tomarnos el tiempo para hacerlo bien y considerar todos los aspectos para que el dinero del banco central continúe desempeñando su papel como un ancla de estabilidad en el corazón del sistema financiero y de pagos", ha añadido.
Sobre estas cuestiones, el ejecutivo del BCE ha apuntado que, si bien a algunos les puede parecer superfluo disponer de un euro digital para su uso en pagos minoristas, dado que los europeos disponen de una amplia gama de medios de pago digitales privados, ha advertido de que los proveedores de pagos no europeos ya manejan alrededor del 70% de las transacciones de pago con tarjeta europeas.
"Si la huella de estos proveedores continúa creciendo, plantearía serias dudas sobre la autonomía de Europa en los pagos, con posibles implicaciones para los usuarios", ha planteado, añadiendo que, de continuar el creciente interés por los activos digitales y la apuesta por los servicios financieros de las grandes tecnológicas "el funcionamiento de los mercados financieros globales podría verse alterado y los servicios de pago tradicionales podrían verse desplazados".
"Si queremos preservar un campo de juego abierto y equitativo en los pagos y la soberanía monetaria, debemos comenzar a tomar medidas hoy", ha apostillado.